La compañía vasca considera que la robótica colaborativa necesita tiempo para ser técnica y económicamente rentable
Euskadi fue una de las regiones pioneras del Estado en la introducción de robótica en los procesos industriales hace más de 20 años. Para las empresas han sido indudables sus beneficios durante este tiempo y la tendencia es que siga siendo así. De hecho, el Observatorio de Lanbide, impulsado por el departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, prevé que la industria manufacturera pase de los 181.941 trabajadores que existen en la actualidad a 155.924 en 2030. Este descenso estará propiciado por nuevas herramientas de automatización de procesos y, como no, por una progresiva robotización.
La compañía ARM Robotics nació en Barakaldo en 2003 como una ingeniería que prestaba servicios de robotización de procesos. Según las necesidades de los clientes, planteaban soluciones para la instalación de robots de marcas internacionales como ABB, Kuka o Fanuc, y los programaban a su medida.
“En el pasado, el cliente tenía menos conocimientos de robótica y buscaba soluciones llave en mano. Ahora tiene más conocimiento del robot o de la automatización de un proceso. Ahora el cliente quiere participar en más partes de su propio proceso y nosotros complementamos lo que el cliente no hace. Si tiene sus propios robots, nosotros nos encargamos de su programación, de instalar los armarios de control o de poner a su disposición los diferentes utillajes que necesita. Por otro lado, un cliente nos puede decir que quiere fabricar una determinada pieza cada 22 segundos. Nosotros analizamos las especificaciones de esas piezas, si necesitan limpieza o soldadura, y dimensionamos la línea de producción en función de la cantidad de robots necesarios”, explica Mikel Martínez, socio fundador de ARM Robotics.
A la hora de hablar de Industria 4.0, el concepto tradicional de robot ya ha sido sobrepasado por los denominados cobots o robots colaborativos, aunque, según Martínez, “todavía hay mucho camino que recorrer en este sentido. Está claro que en el futuro vamos a trabajar más en colaboración con los robots porque nuestros procesos nos lo piden. Antes, los robots estaban fijados y ahora los clientes quieren máquinas que se puedan mover con seguridad. Pero, actualmente, no podemos soportar a nivel energético el gasto de consumo de energía de los desplazamientos de un robot o de los sistemas de visión artificial que utilizan para ser seguros. Hace falta tiempo y que se vayan abaratando los precios. Ya tenemos la definición de lo que es la robótica colaborativa, pero técnicamente tenemos que avanzar y todavía hacen falta cosas por conseguir”.
Otro elemento relacionado con la robótica y que causa controversia es el de la inteligencia artificial aplicada a los robots. “La máquina mejor diseñada somos los humanos y la robótica es un reflejo de lo que somos nosotros. Yo defiendo que los humanos no podemos ser sustituidos por máquinas. La inteligencia artificial puede dotar a los robots de sistemas de autoaprendizaje o determinadas facultades para aprender en modo prueba-error, pero hay cualidades que nos diferencian a las personas y que nunca podrán igualar los robots”, recalca el cofundador de ARM Robotics.
La progresiva robotización y automatización de los procesos industriales tiene una gran asignatura pendiente en las pymes ya que “el coste de la robotización es alto y hay que estar muy pendientes de dónde gastamos el dinero ya que la competencia es muy agresiva. Por otra parte, no se puede hablar a una pyme de robótica cuando, en muchas ocasiones, ni siquiera tiene un buen ERP (sistemas de planificación de recursos empresariales) y sigue anotando datos en un ‘excel’”, añade.
ARM dispone de oficinas en Barakaldo y Barcelona y ha llevado a cabo proyectos en todo el Estado y en países como China, India o Rusia. Recientemente ha creado dos nuevas firmas: ARM Industrial Assemblies y ARM Robotics Institute. La primera se dedica a mantenimientos predictivos, preventivos y montajes industriales como armarios de control. Compañías como Fagor o CIE Automotive han desarrollado proyectos con ellos. Por su parte, ARM Robotics Institute, ofrece formación centrada en robótica industrial tanto para empresas como para particulares y cuenta con el apoyo del Centro de Formación Somorrostro.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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