Desarrolla a través de Tecnalia el primer aerotaxi autónomo del Estado, capaz de cubrir distancias de 15 kilómetros y transportar hasta cuatro pasajeros
Un estudio de Porsche Consulting estimaba recientemente que en 2035 el negocio del air taxi, llamado a revolucionar la movilidad urbana sostenible en las grandes capitales, alcanzará los 32.000 millones de euros. Una fantástica oportunidad que ya ha despertado el interés de algunas de ellas (Los Ángeles, Dallas, Dubai, Singapur, Tokio…), inmersas estos días en el desarrollo de una primera tanda de prototipos que comenzarán a volar el año que viene.
Pues bien, en esta carrera tecnológica Euskadi tiene algo que decir. A través de Tecnalia, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico referente en Europa, con 1.400 expertos de 30 nacionalidades, acaba de lanzar el primer prototipo de taxi volador del Estado, ideado pensado para el traslado de personas o mercancías de hasta 150 kilos durante aproximadamente unos 15 minutos y en distancias urbanas de hasta 15 kilómetros. Un fantástico artefacto dirigido, entre otros, por Joseba Lasa, director de Tecnalia Electric Aircratf, y formado por una cabina aerodinámica y cuatro drones que obrarían el milagro de la propulsión para trasladar a entre uno y cuatro pasajeros.
Este proyecto rompe algunos esquemas concebidos en el ámbito de la movilidad…
Sí, podría ser. Es un proyecto de futuro y de presente, cada vez más pegado al terreno como lo demuestra el hecho de que varias capitales van a realizar en breve los primeros ensayos de vuelo. Así y todo, hasta que esto sea una realidad fiable aún pasará un tiempo, debido sobre todo a la burocracia y la normativa.
¿En qué contexto nace el aerotaxi vasco?
En 2011 empezamos a trabajar en el ámbito de la electrificación aeronáutica tradicional (tren de aterrizaje, puertas de acceso…) pero hace cuatro años ya hubo empresas y centros de investigación que empezaron a hablar de la electrificación de la propulsión y ahí es donde nos dimos cuenta que se abría un nuevo mercado ligado al Urban Air Mobility (Movilidad Aérea Urbana, en sus siglas en inglés). Apostamos entonces por la fabricación de un nuevo concepto de aeronave que nos sirviera para desarrollar tecnologías en torno a ese nuevo mercado.
¿Hay precedentes?
Actualmente existen a nivel mundial seis prototipos y el que hemos presentado en Euskadi es el primero del Estado, orientado a cubrir trayectos cortos en ciudades de forma autónoma.
Según anunciaron en su puesta de largo, el proyecto tiene visos de convertirse en una realidad en un plazo de cinco años. ¿De qué va a depender que esto se cumpla?
La realidad es que las primeras aplicaciones de este proyecto se producirán en un entorno más de robótica aérea dentro de las propias empresas. Posteriormente llegará la del transporte de mercancías y luego la de personas. Y en todo ello va a influir que las administraciones sean flexibles con las normas para que la evolución del sector sea más rápida.
¿Y a partir de ahí…?
Supongo que se producirá una especie de efecto dominó. Si hay capitales en el mundo en las que se comienza a ver esta realidad, poco a poco el resto irán igualando las cosas. En ese nicho tan concreto, además, lo que importa es la precisión porque los aerotaxis no van a necesitar infraestructuras. La idea es que despeguen y aterricen en plazas de parking, ese es el objetivo.
Por abundar un poco más en la cuestión técnica de este prototipo, ¿a qué velocidad podría circular y, ya que va a volar, a qué altura?
La velocidad durante los trayectos sería de 90km/h, aunque la arquitectura podría permitir velocidades de hasta 190 km/h, y la altura del vuelo se encontraría entre los 100 y los 300 metros. Todo ello va a depender de cómo evolucione la legislación vigente y del objetivo. Existe un nicho de mercado, por ejemplo, en el que están trabajando ya empresas como Uber y cuyo objetivo es conectar los centros de las grandes ciudades con sus aeropuertos, que suelen estar en un radio de entre 40 y 50 kilómetros. Pues bien, a esas distancias la velocidad de los aerotaxis sí sería importante y ahí ya se estaría hablando de entre 220 kms/h. y 230 km/h.
¿Y cómo vuela?
Con mucha I+D (risas)… Gracias a un sistema de control avanzado, los cuatro drones que rodean la cabina se mueven de forma independiente, pero coordinada entre sí, lo que favorece la estabilidad, eficiencia, precisión y controlabilidad de la cabina y, por tanto, el confort en su interior.
¿En qué fase se encuentra el proyecto?
Estamos negociando con distintos socios industriales para poder desarrollarlo e industrializarlo con la idea, como se decía antes, de que sea una realidad en un plazo de cinco años. Esta forma de actuar es el adn de Tecnalia, estar cerca de las empresas. En este sentido, el pasado año incrementamos nuestra colaboración con las empresas en un 12%, superando un volumen de 7.000 firmas (el 75% pymes) desde que nacimos hace ocho años.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?