Antonio Laso García y Eneko Ochoa Larringan se conocieron cuando trabajaban para distintas empresas en la incubadora Biokabi de BEAZ-Diputación Foral de Bizkaia. Doctor en Química Orgánica el primero, y licenciado en Biología el segundo, congeniaron y decidieron apostar por un proyecto empresarial propio. En el camino les ayudó el director de Biokabi, Fernando Bovedilla. Nacía así AleoVitro.
Ubicada en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia, junto a otros proyectos de tecnologías limpias, biotecnología, microtecnología y nanotecnología, desde hace casi cinco años investigan sobre la propagación in vitro de plantas –un campo con grandes aplicaciones en farmacología, pero también en la recuperación de especies en peligro de extinción y en el saneamiento de enfermedades que se transmiten por semillas-, el análisis químico de muestras relacionadas con fármacos y con otros principios activos, y el análisis de perfiles metabólicos para deportistas de élite.
El pasado mes de febrero, su proyecto y su trabajo diario sirvieron de inspiración para una de las estancias de un día en empresas para poder tomar una mejor decisión sobre el futuro organizadas dentro del programa Ezagutu Aukeratzeko, una iniciativa que forma parte del programa para la mejora del empleo juvenil Gaztedi, que la Mancomunidad de Txorierri ofrece junto al Ayuntamiento de Erandio y que está cofinanciado por la Diputación Foral de Bizkaia. Con ella, las personas jóvenes tienen la posibilidad de pasar un día en empresas colaboradoras como AleoVitro.
¿Qué es lo que une a unas líneas de investigación en apariencia tan diferentes, y a la biología botánica y la química orgánica?
Al final, los medicamentos vienen de las plantas: la aspirina viene de la corteza del sauce, a la que se le hizo una modificación para transformar el ácido salicílico en ácido acetilsalicílico, que no es tan ácido ni tan fuerte para el aparato digestivo. Algo parecido se intentó hacer con la morfina, que sale de la amapola: se acetiló, con la idea de quitarle los efectos adictivos… pero salió la heroína.
¿Cuáles son las aplicaciones fuera del laboratorio de las investigaciones que hacen en AleoVitro?
Ayudamos en los ensayos de fármacos, en la recuperación de especies botánicas en peligro de extinción, en la eliminación de los sujetos que sufren plagas… Y, en otra de nuestras líneas, ayudamos también a mejorar el rendimiento deportivo sin incurrir en prácticas de dopaje, y también a reducir el riesgo de lesiones.
¿Qué perfiles profesionales hay en la empresa?
En estos momentos en la empresa trabajan profesionales de los campos de la Biología y de la Química, desde FP hasta doctorado, y tanto hombres como mujeres. Una vez con la bata blanca, somos todas y todos iguales.
¿Qué es lo más importante para dedicarse a la investigación?
Lo principal es que te guste lo que haces, porque, si no, da igual la formación que tengas. Si le pones ganas, vas a aprender; aunque sean cosas difíciles, las vas a interiorizar. Por eso, más que el expediente valoramos la actitud, el bagaje, las inquietudes… La formación, luego, suele ser algo específico que, al final, va por parte de la empresa. El día a día lo aprendes aquí.
Soléis recibir a personas jóvenes y estudiantes. ¿Qué les soléis aconsejar de cara al futuro laboral?
Que tengan claro qué es lo que les gusta. También es cierto que los perfiles científico-técnicos no se pueden absorber todos aquí, en Euskadi, así que tiene que saber que igual se tienen que ir fuera, sobre todo para trabajar en líneas ultraespecializadas. Así que, de entrada, les aconsejamos estudiar lo que les guste, porque el trabajo, aquí o en el extranjero, ya llegará. El lenguaje de la ciencia es universal.
¿Despierta interés la investigación entre las personas jóvenes?
Tanto los colegios profesionales como las universidades nos dicen que hay menos interés por las disciplinas científicas y más por las científico-técnicas. En general, se busca más el trabajo más fácil, y las personas jóvenes evitan otras ramas científicas donde no se ven tan claras las salidas laborales. Por eso están muy bien las iniciativas como ésta de Ezagutu Aukeratzeko, que incentivan que se vea el punto final de una carrera científica; toda la información accesoria a la académica es muy positiva, porque si no es difícil ver más allá del abismo de donde acaba la carrera y no te imaginas dónde puedes acabar trabajando. La falta de visibilidad del entorno desincentiva las vocaciones. Y, además, si crece el ecosistema, también se demandará más gente.
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