De la industria a la medicina, el Instituto Biodonostia y el centro Tknika han iniciado una colaboración para replicar en 3D partes del cuerpo de pacientes que precisen de una operación quirúrgica. La tecnología de las impresoras industriales de 3D pasa a estar al servicio de los hospitales de Euskadi gracias al trabajo multidisciplinar en el que participan profesionales de la medicina y de fabricación aditiva.
Estos biomodelos, que reproducen determinadas partes del cuerpo o tumores de un paciente, se pueden utilizar para explicar al paciente la propia operación o para perfeccionar o modelar un implante. Pero sin duda el uso con mayor impacto es el que permite a los médicos realizar ensayos previos a la operación.
Los médicos ‘operan’ antes de la cirugía real al modelo creado en 3D a través de polyjet, una tecnología de precisión microscópica capaz de imprimir figuras complejas. También permite utilizar varios colores en una misma pieza que ayudan a diferenciar partes del cuerpo o tejidos sanos de los que no lo son. Este ensayo previo ayuda a que se reduzca el tiempo de la operación, lo que implica menos tiempo de anestesia y menor riesgo de infecciones.
“En comparación con el ámbito industrial, la fase de impresión es similar, aunque con los biomodelos es imprescindible un gran nivel de precisión y, por el hecho de tratarse de personas y de operaciones, el sentido con el que se realiza el trabajo es diferente”, explica Gorka Baqueriza, el responsable de Ikaslab de Tknika, centro de investigación e innovación aplicada impulsado por la Viceconsejería de Formación Profesional del Gobierno Vasco. Hasta el inicio de esta colaboración, el uso y aprendizaje de las impresoras 3D en este centro se había centrado mayoritariamente en el sector industrial.
La fase previa, sin embargo, es la realmente diferente y se convierte en “el momento crítico de todo el proceso”, subrayan en Tknika. Para realizar la impresión de piezas o conjuntos se precisa de varios softwares específicos y, además, es necesario saber interpretar imágenes médicas como resonancias o radiografías ya que, aunque un hueso puede ser delimitado con más facilidad en el escáner, no ocurre igual entre un tumor y el tejido sano. Por eso, explican los impulsores del proyecto, es imprescindible un equipo multidisciplinar en estrecha colaboración con profesionales con conocimientos de fabricación aditiva, radiólogos/as, especialistas en anatomía y médicos especializados en la patología concreta de ese paciente en concreto.
Una vez finalizada esta fase de interpretación, la impresión en 3D se realiza en Tknika. Si bien la fuente de información es la misma, las imágenes médicas, tener en sus manos en 3D el área donde se intervendrá, ayuda a cirujanos y cirujanas a visualizar mejor la zona y sus dimensiones. Además, permite utilizar diferentes tipos de materiales de impresión, más o menos flexibles, traslúcidos, etc., lo que amplía las posibilidades para familiarizarse con el caso, para realizar pruebas previas a la operación y para modelar implantes con precisión.
Todo ese itinerario está suponiendo un “proceso en paralelo, desde la fabricación aditiva y la medicina, de experimentación, aprendizaje y perfeccionamiento”, reconocen.
Biomodelos ‘made in Euskadi’ para otros hospitales del Estado
La colaboración está obteniendo resultados positivos y se ha extendido a varios centros de toda España. Según datos de Biodonostia, que forma parte de la Red Vasca de Ciencia y Tecnología e Innovación (RVCTI) se han realizado más de 60 modelos por esta vía, para la Sociedad Española de Cirugía Torácica. “Estamos listos para responder cuando surgen necesidades específicas”, señalan desde el proyecto.
Como cada centro hospitalario cuenta con características diferentes, en cada uno de Euskadi las personas encargadas de participar en los proyectos vinculados a los biomodelos provienen de ramas de especialización diferentes, pero desde Tknika subrayan que “se abre la puerta a la creación de una figura nueva en los hospitales”, con conocimientos que ayuden a implementar los biomodelos en el día a día de los centros sanitarios, si bien desde el ámbito sanitario se recuerda que estos no son generalizables y se emplean únicamente en casos concretos, en los que profesionales de la medicina estimen necesaria la visualización y la realización de pruebas.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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