El polígono industrial de Markulete (Arrasate) es el punto de partida de Ekimen LAB, un proyecto dotado de una alta capacidad innovadora que que es fruto de la colaboración y las sinergias de dos empresas de la zona del Alto Deba como Sormen Design (2001) y Ekide Group (1990). En síntesis se trata de una propuesta industrial para llevar a cabo los prototipos iniciales y las maquetas a escala real de los proyectos previos a la fabricación en serie de ferrocarriles, autocares, vehículos eléctricos o autocaravanas. Su responsable, Asier Ugarte, repasa para Grupo SPRI las claves de futuro de esta singular iniciativa.
¿Exactamente dónde surge Ekimen LAB?
Surge de una relación algo que llevábamos manteniendo desde hace muchos años pero desde una perspectiva, digamos, individual. Desde Sormen abordábamos la parte de diseño y desarrollo de producto mientras que en Ekide asumían la parte del desarrollo final de la ingeniería, el desarrollo y la fabricación. Fue de la unión de ambas partes cuando nos dimos cuenta de que en muchos proyectos en los estábamos colaborando por separado podíamos aportar más si íbamos juntos, y ahí vimos que había un nicho de mercado en el prototipado y las maquetas a escala real.
¿Para qué sirve una maqueta a escala real?
Las maquetas a escala real son útiles para realizar una validación estética y ergonómica de cada proyecto. La primera quizá se puede llevar a cabo mediante 3D pero la validación ergonómica, las sensaciones, todavía se necesitan tocar. Y eso que la tecnología avanza cada día a un ritmo increíble, pero todavía existen muchos detalles que hay que representarlos a escala real para poder validarlos como es debido. Existen factores como la ergonomía donde, insisto, hay que tocar, hay que poder sentarte, desplazarte por el vagón de metro de turno para poder medir el confort o la accesibilidad…
¿Los materiales con los que se crean este tipo de maquetas son los mismos con los que luego se fabricarán, pongamos, los vagones de un metro?
Hay partes que sí y otras que no. Los asientos, por ejemplo, que vayamos a fabricar a escala real para un determinado vagón de metro en la mayoría de los casos son los mismos que los definitivos o, cuando menos, muy similares. ¿Por qué? Porque tienen que soportar el peso de una persona, los acabados… Ahí la necesidad de tocar que decía antes es definitiva, pero hay que tener en cuenta que este tipo de productos corresponden a una fabricación unitaria, es decir, solo se va a construir una maqueta, lo cual impide que se pueda llevar a cabo con los mismos materiales y las mismas tecnologías de fabricación. Al final, lo que el cliente nos exige es que el resultado tenga una apariencia real lo más parecida al producto.
¿Cuánto se tarda, de media, en fabricar una de estas maquetas?
Entre cuatro y seis meses.
¿A qué sectores se dirigen?
El mercado al que dirigimos nuestros productos es principalmente industrial y vinculado a sectores de automoción, aeronáutica, tecnología, máquina herramienta… Además, todos los productos incorporan un alto componente innovador, en los cuales combinamos diseño, tecnología e ingeniería de producto para un obtener un importante grado de productividad.
¿Cítenos algunos de los ejemplos más singulares en los que han participado?
Hemos realizado maquetas para el Metro de México, el de Manila (Filipinas) o el Metro de Londres. También postes de carga para autobuses eléctricos como el de Irizar, vehículos eléctricos de reparto o vehículos camper, entre otros. Lo último que acabamos de entregar han sido las maquetas de la línea Docklands para el Metro Londres y otras dos (vagón buffet y vagón portaequipajes) para un tren de largo recorrido en Australia.
Llegado el caso, ¿se podría realizar una maqueta de un molino de viento o aerogenerador?
Sin problemas. Todo sería una cuestión de escala (risas). Probablemente la haríamos por partes, dadas sus dimensiones.
Concluida la fase de validación por parte del cliente, ¿qué se hace con este tipo de maquetas?
Las primeras validaciones se llevan a cabo aquí en nuestras instalaciones de Arrasate de forma presencial pero desde el estallido de la pandemia ha ganado terreno el testing de producto vía streaming. Cuando esta fase concluye, las maquetas se envían a cada cliente, que lleva a cabo una segunda validación antes de destinarlas después como elementos de marketing para publicitar la nueva línea de metro, si es que se trata de un vagón, o las donan a un museo o similar.
¿Dónde está el valor diferencial de las maquetas de Ekimen LAB respecto a las de la competencia?
Diría que en nuestra polivalencia, pues no somos una empresa dedicada exclusivamente a la fabricación de maquetas a escala real, sino que ofrecemos proyectos llave en mano que van desde el diseño conceptual, desarrollo e ingeniería, maquetas y prototipos, e industrialización final.
¿Por dónde cree que va a transcurrir el futuro de un nicho de mercado tan especial?
Estará ligado sin duda a la aparición de tecnologías cada vez más disruptivas, y en este caso está entrando con mucha fuerza el tema de la realidad virtual, que en muchos aspectos nos ayuda a la hora de agilizar las validaciones pero que no es suficiente por sí sola, pues en este mercado siempre nos va a hacer falta una parte de la maqueta a escala real, una parte que podamos tocar y ver para comprobar de verdad… Es cierto que la realidad virtual ofrece hoy un nivel de acabados exquisito pero nuestro proceso es tan singular que necesita algo más físico, necesita ser tocado, necesita que te puedas sentar en un asiento, por ejemplo, de un vagón de metro para ver si de verdad es cómodo, si llegas realmente a las barras de los asideros o si tienes suficiente espacio para girar una silla de ruedas o una silla de bebé.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?