El proyecto de CLcircular es uno de esos que contribuyen decisivamente a proteger el planeta. Esta empresa vasca, ubicada en Mungia y surgida en 2019, ha desarrollado sensores inteligentes que controlan la cadena en frío en alimentos y así evitar el desperdicio. Ha recibido apoyo económico del Grupo SPRI a través del programa BDIH Konexio con el que el Basque Digital Innovation Hub está poniendo a disposición de las pymes la red conectada de activos y servicios de fabricación avanzada para la formación, investigación, testeo y validación.
“Nuestra empresa es la continuación del proyecto Coollogger, dedicado a monitorizar la cadena en frío con unos sensores USB muy sencillos. Con esta tecnología solo podíamos averiguar qué ocurría después de cada viaje, no podíamos prevenir. En 2019, conscientes de que había un problema terrible de desperdicio alimentario, creamos CLCircular” explica Iñigo Alonso, CEO de CLCircular.
El transporte de elementos perecederos por todo el planeta es un delicado proceso en el que hasta ahora se usaban sensores básicos que controlaban de quién era la responsabilidad si se rompía la cadena en frío. Pero no había medidas sencillas ni asequibles para la prevención de problemas.
“Para eso necesitamos una conexión en tiempo real y se nos ocurrió reutilizar nuestros sensores avanzados. Fue el germen de CLCircular. Para que fueran asequibles económicamente, decidimos reutilizarlos”, añade Alonso.
La propuesta de esta empresa vasca es ayudar en la transformación digital de la logística de las compañías. “Porque una vez que subes el dato de un sensor en tiempo real, podemos generar mucho más valor cruzándolo con otros datos del cliente o los de fuentes externas” Y de esta forma ayudamos a prevenir el desperdicio alimentario.
Por ejemplo, CLCircular está ahora trabajando en un proyecto en Nigeria a través de un programa del Banco Mundial, que busca combatir el desperdicio alimentario a través de la mejora de la cadena en frío. En Nigeria se desperdicia el 50% de los alimentos por la imposibilidad de conservarlos. “Es un problema enorme. Porque además obliga, al perder toda esa producción de frutas, verduras, leches… a replantar de nuevo, a volver a usar semillas, fertilizantes… Y esto obliga utilizar más suelo lo que genera mayor deforestación”.
Sensores en las vacunas contra el Covid
La empresa está muy especializada en el transporte internacional de larga distancia de productos perecederos, pero su tecnología también es ideal para otros sectores, como por ejemplo la logística farmacéutica. “Hemos llegado a un acuerdo por ejemplo con una empresa que almacena y distribuye las vacunas contra el Covid, y ya usan nuestros sensores en el transporte que se hace desde su almacén a las farmacias hospitalarias”.
Los sensores de CLCircular miden distintos parámetros, como la temperatura, la humedad relativa, la luminosidad (para la apertura de puertas) y los golpes. Y además geolocalizan la carga. Sus clientes son fundamentalmente del sector alimentario, seguido de la distribución de productos farmacéuticos, “y estamos entrando en muchos otros sectores”.
La plantilla está conformada actualmente por 27 personas, 15 en Euskadi y otras 12 repartidas por Ecuador, República Dominicana, Colombia, Sudáfrica y México. Más del 20% de su facturación anual se dedica a la I+D.
La ayuda recibida a través del Programa BDIH Konexio, de 12.000 euros, se ha logrado para aplicar la tecnología blockchain. “Se necesita que la información de la cadena en frío esté más accesible y descentralizada, desde el propio fabricante hasta un Gobierno. Este proyecto nos ha permitido meterle ese sello de seguridad, lo que garantiza que lo que están viendo las partes en esa plataforma descentralizada es igual”.
Alonso revela que ya se ha desarrollado un caso práctico con una asociación de exportadores de fruta, “en un proyecto para solucionar un problema fitosanitario, que por compliance exige una tecnología blockchain que certifique la veracidad de los datos para todas las partes”.
El ejecutivo destaca la “gran ayuda” recibida desde el Grupo SPRI y la Diputación vizcaína. “Hacer esto en otros países es extremadamente complejo. Creo que, sin la ayuda del BDIH, no lo hubiéramos desarrollado. Por eso animo a las empresas vascas a que se impliquen en la innovación y la internacionalización”.
Los retos futuros de CLCircular son la internacionalización adecuada de sus proyectos. “Consolidarnos bien en los países que estamos y además abrir este año en México, Guatemala, Chile y Perú, con el fin de extender esta tecnología y que llegue al mayor número de clientes para reducir el desperdicio alimentario”.
Las previsiones de la compañía, que recibió el sello de excelencia de la Unión Europea como proyecto innovador del programa Horizon 2020, son duplicar la plantilla en dos años y alcanzar una facturación anual de 15 millones. El trabajo es arduo, debido la gran competencia en la transformación digital y en el área concreta de monitorización de la cadena de frío. “Hay infinidad de nichos. Nuestra ventaja es la circularidad: somos los primeros en hacer un modelo de economía circular para la reutilización de estos sensores. El uso y la recuperación de un sensor que va un contenedor de bananas de Guayaquil a Amsterdam es un asunto muy complejo y además tenemos una patente que garantiza la confidencialidad de los datos”.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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