“Hoy, una de cada cuatro turbinas eólicas en el mundo está protegida por un equipo de Ormazabal, y una de cada cinco electrolineras rápidas o ultrarrápidas en Europa se conecta a la red de distribución eléctrica a través de equipos de Ormazabal”. Con este resumen, Jorge González, CEO de Ormazabal deja patente el liderazgo de la firma vasca en el sector eléctrico.
Para conseguir este objetivo, según explica González, Ormazabal ha hecho “un fuerte esfuerzo en inversión en I+D, llegando a los casi 20 millones de euros para desarrollar soluciones específicas para estas aplicaciones el año pasado”. Una apuesta a la que suman la digitalización de todos sus productos o un equipo de analítica de datos.
Desde su nacimiento hace 55 años, la empresa con sede en Zamudio ha sabido mantenerse en un mundo globalizado como es el de la tecnología y con grandes multinacionales compitiendo. “Somos especialistas en soluciones para las redes de distribución eléctrica y en ese ámbito de negocio concreto tenemos tantos o más recursos que nuestros grandes competidores”, explica González, y añade: “Eso nos ha permitido que hoy en día tengamos el portafolio de soluciones más amplio del mercado, homologado en más países, en más clientes…”.
Desde que en los años 90 comenzara a proveer equipos para las plantas de generación renovables, Ormazabal ha suministrado equipos en todo tipo de ubicaciones: “desde parques eólicos ‘offshore’ en el Mar de China, en el Mar del Norte o en la costa de EEUU, hasta parques fotovoltaicos en el desierto de Atacama, o equipos en montañas a más de 4.000 metros de altura”, detalla el director general de la firma. Una expansión que se traduce en que “100 GW de potencia de generación renovable en el mundo están conectados a la red de distribución con equipos del Ormazabal”.
Una evolución a lo largo de los años que ha llevado a la empresa a contar con más de 1.000 personas empleadas en Euskadi, “a las que se suman en torno a 1.500 que trabajan en todo tipo de proveedores, desde grandes empresas, hasta pequeñas pymes o ‘startups’ que trabajan todos los días ayudándonos a resolver los problemas de nuestros clientes”, concluye González.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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