Finalizado el primer semestre del corriente año, el comportamiento de las principales variables industriales continúan con signos negativos, a excepción de las ventas mayoristas que se vieron motorizadas por la puesta en marcha del “Plan Junio 0km1”, recientemente lanzado por el gobierno nacional. En lo que respecta a ventas mayoristas, en junio se comercializaron 36.501 vehículos, un 30,6 % más si se compara con mayo anterior y un 34,1% por debajo del desempeño del mismo mes del año pasado cuando se entregaron 55.358 unidades a los concesionarios. Con un total de 187.067 unidades comercializadas entre enero y junio, el sector registró una caída interanual de 55,6 % en lo que se refiere a las ventas totales.
En el acumulado del primer semestre, el sector automotor produjo 161.182 unidades, un volumen que se ubicó 33,6 % por debajo de las 242.655 unidades que se fabricaron en el mismo período de 2018. A su vez, se exportaron 107.686 vehículos (un 11,4 % menos respecto de los 121.570 que se enviaron a diversos mercados en el mismo período de 2018), siendo Brasil el principal destino de las importaciones y exportaciones del sector. El mercado automotriz argentino comenzó a hundirse a mitad del año pasado como consecuencia de las crisis cambiarias sufridas en abril y septiembre y que hicieron mella no solo en la confianza de los consumidores (pérdida de poder adquisitivo) y en la suba de las tasas de interés que obstaculizaron el financiamiento, provocando un sobre stock de unidades. No obstante, el año pasado se culminó con cifras aceptables tanto en producción como en patentamientos.
En líneas generales, el sentir del empresariado local es el de continuar trabajando en la implementación de medidas que permitan potenciar al sector, tal el caso de las medidas para incentivar las ventas locales a través de bonificaciones a clientes o como las que se pusieron en práctica para mejorar las exportaciones, las cuales representaron un 72% de la producción de junio y un 62% del primer semestre. Luego de no haber alcanzado las metas del Plan 1 Millón2 (esto fue debido a la crisis económica que se desató en 2018) los fabricantes de autopartes pasaron de recibir la promesa presidencial de “un mínimo de 40% de piezas nacionales en cada auto fabricado en la Argentina” (principios de 2017) a sufrir la imposición de retenciones a las exportaciones (diciembre de 2018). Particularmente este tema se vio agravado por el establecimiento de derechos de exportación y la baja de reintegros a las exportaciones, debiendo destacarse en este punto que la metodología de cálculo de los derechos de exportación (retenciones) excluye a los componentes importados, incentivando menos valor agregado local en las exportaciones del complejo automotor.
Por otro lado, el complejo automotriz argentino posee rasgos que lo diferencian de forma predominante a nivel internacional. Tal vez la principal sea es el reducido espacio que tiene la modularización de la producción y el escaso peso del segundo y tercer anillo de proveedores y de algunos subensambles –principalmente motores– lo cual podría ser una oportunidad para explorar el mercado argentino visto la cercanía con Brasil y las facilidades y ventajas que otorga en ese sentido la pertenencia al Mercosur. El entramado automotriz se compone de un conjunto de terminales directamente vinculadas por el lado de las compras con: proveedores globales con los que realizan contratos de aprovisionamiento global de subensambles y proveedores de equipo original extranjeros o argentinos. Algunas de estas firmas abastecen tanto a las terminales como a algún proveedor del primer anillo, combinando una pertenencia al primer y segundo anillo. Con respecto a los canales de distribución, asociadas directamente a las terminales están las concesionarias oficiales, las cuales adquieren un nuevo rol de proveedores de servicios técnicos de venta y reparación. Por su parte, en el mercado de reposición destacan los autopartistas y las concesionarias no oficiales de reventa de autos usados.
Los fabricantes de autopartes argentinos son empresas que proveen productos relativamente básicos. En la mayoría de los casos, se trata de productos con un mayor nivel de estandarización y para cuya producción se requieren habilidades técnicas poco sofisticadas. Por lo tanto, predomina la competencia por precio, ergo, el mercado tiende a ser muy competitivo en este aspecto. Si bien la calidad de los productos locales no tiene grandes diferencias respecto a las del resto de la región, si hay grandes diferencias en cuanto a las tecnologías de producción en relación con Brasil, donde hay escalas y la automatización son mayores. Allí las actividades de innovación de las automotrices son superiores permitiendo realizar actividades de diseño de nuevos productos. Son casi inexistentes las líneas de investigación a nivel local con impacto productivo, a pesar de contar con un sistema científico y tecnológico fuerte en el desarrollo de tecnología de plásticos y nuevos materiales. También se observa un déficit de recursos humanos en las etapas de tornería, soldadura, matricería, plegado y pintura, así como también en ingeniería mecánica, electrónica y robótica. No obstante este contexto, el país produce una gran variedad de autopartes siendo las principales: las transmisiones, motores y sus partes, neumáticos y chasis o carrocerías.
El sector automotriz y de autopartes presentan, sin embargo, grandes oportunidades a futuro. Las mismas están vinculadas a aspectos como energías alternativas, cuidado del medio ambiente, incorporación de materiales más ligeros y duraderos, tecnologías híbridas, autonomía, electrificación y conectividad de los vehículos, entre otros.
En relación al comercio exterior del sector, podemos comentar que más del 60% de las exportaciones de automóviles y de autopartes están dirigidas al mercado brasilero, lo cual evidencia la fuerte relación comercial entre ambos países. Lo mismo ocurre por el lado de las importaciones de automóviles donde más del 80% de las compras provienen de ese país, no obstante, las compras de autopartes están más diversificadas. Esta circunstancia hace que se le dificulte al sector conseguir mercados por fuera del Mercosur, ya que las fábricas que se instalan lo hacen de manera fragmentada, con tamaños muy reducidos en comparación a las plantas de las mismas empresas en otras regiones. Por tanto, las expectativas de producción están íntimamente ligadas al desempeño del mercado brasilero y, por ende, el país sigue acumulando déficits crónicos. Por dicha razón es fundamental seguir con la apertura de nuevos mercados y acuerdos, como por ejemplo el alcanzado entre el Mercosur y la Unión Europea. El mismo contempla un cronograma de 15 años para el sector; tiempo prudencial para que los diferentes miembros del sector hagan las modificaciones y correcciones necesarias para competir con este y otros mercados y/o bloques.
En conclusión, bajo las actuales circunstancias y como consecuencia de la fuerte reestructuración del sector de los últimos años, los proveedores locales terminaron siendo socios minoritarios en las etapas de expansión del sector automotriz donde se lograron cifras récord de producción de automotores en los años anteriores, pero con una participación nacional muy reducida y con la pérdida gradual del mercado de reposición.
En síntesis, podríamos resumir el perfil de este sector a través de estos números:
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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