Una nueva industria se abre camino para revolucionar la cadena agroalimentaria y el paradigma actual de la alimentación, que desde hace algunos años ya atisba los primeros cambios significativos con el auge de las proteínas alternativas y la necesidad de reducir el uso de recursos naturales. Se trata de la industria de los insectos, la piedra angular de la joven empresa Insekt Label, que tal y como apunta Josu Oleaga, CEO de la biotecnológica, “constituye la respuesta a muchos de los problemas que el sistema alimentario actual acarrea, además de ser un nuevo eslabón que permite circularizar la propia cadena alimentaria y hacerla más sostenible”.
Fundada en 2019 con el objetivo de ofrecer ingredientes saludables y sostenibles para el mercado de la alimentación humana, nace Insekt Label, con tres actividades complementarias entre sí: la cría y producción de insectos, su transformación en ingredientes alimentarios, y, por último, la investigación y desarrollo de nuevas aplicaciones. “En nuestra mente es sencillo, queremos apoyar a las empresas productoras del sector de alimentación y bebidas en esta transición que se están viendo obligados a afrontar”, asegura Oleaga.
“Desde mi punto de vista, un dato que ha pasado desapercibido durante mucho tiempo, pero que este año hemos podido sufrir de alguna manera es que cerca del 70% de la proteína total que consume la cadena alimentaria europea es importada de lugares como Asia o Sudamérica. Esto demuestra la debilidad de la propia cadena, llegando incluso a detenerse el abastecimiento de materias primas alimentarias durante algunas semanas. Creo que ha sido (o sigue siendo) un aviso y lo tenemos que tomar como tal, ya que al menos, seguimos a tiempo para revertirlo. Estoy seguro de que la manera en la que nos alimentamos y producimos esos alimentos en la actualidad no tendrán nada que ver con cómo lo haremos en 5-10 años”, sostiene el CEO.
En este sentido, los insectos ofrecen la posibilidad de producir una proteína local, que además de solucionar lo anterior, y según explica Oleaga, “reduce el consumo de recursos naturales (suelo y agua) y las emisiones (en comparación con otras fuentes de proteína animal); permite revalorizar gran cantidad de subproductos alimentarios que de otra forma serían desechados (despilfarro alimentario); y se complementa con el auge de las proteínas vegetales por poder producir un abono orgánico de gran calidad para los suelos y cultivos”.
Así pues, a partir de los insectos la empresa vizcaína crea ingredientes versátiles, que se pueden incorporar en la elaboración de casi cualquier categoría de producto que se consume de forma habitual. Algunos ejemplos pueden ser los panes, snacks, análogos cárnicos, galletas, platos precocinados, etc.; además de bebibles, untables o todo producto no sólido.
Actualmente Insekt Label trabaja en la producción del Tenebrio molitor (larva de escarabajo), una de las más avanzadas a nivel regulatorio y con la que más experiencia ha acumulado durante estos años. “De momento, nos queremos centrar en esta especie, pero hay que destacar que a nivel europeo ya son cuatro las especies que han recibido al menos una aprobación por parte de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y la Comisión Europea para su aplicación en alimentación humana; y si miramos otros sectores como el de alimentación de mascotas o piensos, también existen otras especies más avanzadas”, asegura el CEO.
Oleaga asegura que “la investigación, prácticamente, no ha hecho más que empezar” y que en su experiencia han vivido en primera persona un cambio de percepción en los centros de investigación. “Raro sería encontrarse un centro de investigación vinculado con la alimentación que no tenga en marcha algún proyecto de proteínas de insecto. De hecho, nosotros tenemos proyectos con diferentes agentes que nos apoyan en diferentes puntos de nuestra cadena de valor, y creo que eso es lo bueno, que se puedan complementar entre sí y que se active a nivel Euskadi una nueva área de interés para investigar dentro de la alimentación. Es el caso de Neiker, Leartiker, Azti (tres miembros de la alianza BRTA), Basque Culinary Center, o el Basque Food Laboratory”.
Con la comercialización, la optimización y digitalización de la producción, el desarrollo de nuevos productos y la industrialización como horizonte, Insekt Label ya ha comenzado a dar pasos adelante. A inicios de este año presentaron una solicitud de Novel Food en la EFSA para poder comercializar y, ya con varias empresas interesadas, esperan poder comenzar con las ventas a inicios del año que viene. Asimismo, el pasado mes de junio culminaron el proceso de incorporación de nuevos socios industriales a la estructura de la sociedad, con la entrada de Viscofan, Centro de Promoción de Mondragón, y Erkop; y siguen en la investigación y búsqueda de otras propiedades como la solubilidad, rápida absorción y la concentración de proteína para generar nuevos desarrollos que complementen su catálogo.
Recientemente, también, han comenzado a trabajar en la optimización y mejora de su modelo productivo, con el objetivo de agregar tecnologías IOT y de visión. “Necesitamos seguir aprendiendo, conocer mucho mejor el comportamiento del insecto en diferentes situaciones (densidades, alimento, condiciones ambientales…) y fases de su ciclo de vida. Por ello, lo principal será obtener un mayor número de datos más precisos mediante sensores, y una automatización sencilla de los equipos, todo ello integrado en un PLC y software. Además, estamos ampliando y adaptando nuestra granja piloto en Zamudio para poder producir más y mejor. Tenemos previsto llegar a cerca de una tonelada de harina mensual con las instalaciones actuales”.
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