En un ecosistema industrial como el que históricamente ha predominado en Euskadi, el mantenimiento industrial también podría considerarse como sector a tenor de su presencia e importancia en el día a día de cualquier empresa vasca. Una planta de automoción, una de gas o una petroquímica, por ejemplo, encajarían en este contexto, representando entornos habituales donde existen riesgos para la salud de los profesionales que han de encargarse de mantener ese tipo de instalaciones. Pues bien, en este contexto de seguridad y mantenimiento industrial donde Sisteplant trabaja en un proyecto para la generación de robots autónomos e inteligentes que no solo realicen ese tipo de tareas y minimicen los riesgos, sino que permitan llevar a cabo, incluso, una inspección visual exhaustiva que detecte una posible anomalía y piense por sí mismo cuál sería la mejor opción para repararla, resume el Director de Innovación de la compañía, David López.
Esto no solo no es ficción sino que tiene mucho que ver con la Inteligencia Artificial…
Así es, con tecnologías nuevas como la Inteligencia Artificial (edge computing) pero también con la integración de otras tecnologías más maduras, como el software de gestión del mantenimiento. En este punto en el que estamos trabajando, los robots ya no realizarán solo tareas repetitivas programados por un humano, sino que tendrán una creciente autonomía para la recogida de datos, análisis y toma de decisiones sin intervención de las personas. Y todo ello gracias a la Inteligencia Artificial y la tecnología Edge, entre otras. Además, podrán coordinarse entre sí para repartirse trabajos, intercambiarse información y optimizar su eficiencia trabajando en equipo. Y reducirán el riesgo para las personas, realizando operaciones en ambientes de riesgo para la seguridad y salud de éstas.
¿Por qué han lanzado este proyecto en estos momentos?
Porque pretendemos anticiparnos a las necesidades futuras de la Industria, e incluso provocar estas necesidades, y por supuesto tener la solución lista para su utilización práctica. Siempre con una visión humanista del uso de la tecnología: nosotros afirmamos que estos robots autónomos y flexibles van a mejorar la forma en la que las personas trabajan, realizando tareas con riesgo para la integridad de éstas (ambientes tóxicos, trabajos en altura, espacios confinados…), y serán capaces incluso de potenciar las capacidades humanas: ver donde no vemos, oír donde no oímos… En definitiva llegar donde nuestros cinco sentidos no llegan.
Se habla de evolucionar en el campo de la robótica, de pasar de la rutina de un robot como los que ya podemos ver en nuestro día a día a otra nueva generación capaz de protagonizar acciones no rutinarias… ¿Como cuáles?
Los robots van a tener capacidad de interpretar el entorno y el contexto. Actualmente los robots se programan por humanos y en el futuro generarán su propio programa en función del contexto y podrán cambiar su modo de actuación en función de éste, sin intervención humana.
Pónganos un ejemplo…
En nuestro “sueño”, por ejemplo, un robot se situará frente a un motor, realizará un análisis de vibraciones, detectará una anomalía, analizará parámetros de funcionamiento del motor y de su entorno, determinará una potencial causa e incluso prescribirá una intervención… O la realizará en la visión más futurista y cuando el estado del arte de la tecnología evolucione mucho, claro está. Ahora no es posible.
¿Y un robot puede actualmente tomar decisiones por sí mismo?
Actualmente los robots ya toman decisiones. Por ejemplo, en una línea de envasado, pueden detectar un defecto y retirar la pieza defectuosa. Son decisiones algorítmicas: “Si pasa esto, entonces haz esto”. Reglas sencillas de decisión.
Aseguran que no quieren que este proyecto (RBOT) sea un proyecto de laboratorio. ¿A qué se refiere?
Me refiero a que queremos desarrollar la tecnología sobre terrenos de juego reales y realistas, en entornos productivos en los cuales el entorno no está 100% controlado. La cuestión es que este enfoque nos permitirá testear nuestra solución de manera más precisa, al encontrarnos con dificultades y retos que en un entorno de laboratorio no encontraríamos. Para ello, contaremos con partners industriales, fábricas de verdad en las cuales implantar esta tecnología.
¿Cuándo contemplan un primer caso de uso, y en qué sector/empresa?
En 2023 queremos lanzar un caso de uso concreto en el sector de automoción para un proceso de estampación y soldadura. Comenzaríamos con aplicaciones de inspección visual, supervisión de la limpieza del área, también de elementos de seguridad, control del stock, etc… En Sisteplant aportaremos la capa de inteligencia (software) y el robot físico lo aportará un socio tecnológico de robótica avanzada.
Robots por personas. Ahí surge un debate ético del que nos gustaría conocer su opinión…
Tengo una opinión. Y es que los robots no son una amenaza para el empleo. De hecho, los países con mayor número de robots por persona, como Japón, Corea del Sur o Alemania, presentan índices de desempleo inferiores al 5%. La clave es la transformación del empleo: la robotización genera nuevas formas de empleo, más cualificadas. El puesto de trabajo que es sustituido por un robot se pierde durante un periodo inicial, pero se recupera posteriormente en forma de otro u otros trabajos. La robotización bien aplicada ayuda a incrementar la competitividad de las empresas, y gracias a esta competitividad se genera más empleo. Es un bucle de realimentación positiva.
¿Qué opina de esa corriente de automatizar “porque sí”…?
Los directivos de una empresa deciden robotizar porque quieren que la empresa crezca. El crecimiento de la empresa conllevará crecimiento del empleo. Pero una advertencia: no hay que automatizar “porque sí”. Hay que ser cuidadoso a la hora de tomar decisiones sobre la automatización de los procesos. Para diseñar un proceso óptimamente automatizado hay que conocer cada etapa, sus riesgos potenciales en eficiencia y calidad, por eso, una práctica de Toyota es aprender el proceso “en manual” y luego, tras la adquisición del conocimiento de los detalles, automatizarlo secuencialmente. Tras automatizarlo, perfeccionarlo, mejorarlo. Estas son tareas propias de personas, no de robots.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?