El año 2022 ha vuelto a poner a prueba a la empresa vasca. Inmersa en un contexto de incertidumbre marcado por no pocos factores geopolíticos y empresariales, Aitor Urzelai, director general de Grupo SPRI, hizo balance recientemente de lo acontecido en los últimos meses, además de aportar de cara al año que viene las claves que van a resultar necesarias en el ámbito empresarial para encarar los desafíos que vienen.
¿Qué novedades de las previstas destacaría de cara a 2023?
Es nuestra labor y obligación permanecer de forma continua al lado de nuestras empresas para mantener conversaciones abiertas y cruzadas, para escucharles y entender cuáles son sus necesidades, inquietudes y quejas; para estar de forma continua y adecuar mejor nuestra oferta a su demanda. Y en este sentido, hemos diseñado un paquete muy interesante de novedades, entre las que estamos explorando la forma en que podamos reforzar y apoyar de una manera diferente y complementaria la actividad de I+D+i de las empresas.
¿En qué sentido?
La forma tradicional de llevar a cabo esta labor consistía en la presentación por parte de una empresa de un proyecto vinculado a la Innovación. La SPRI lo analizaba, lo valoraba y evaluaba, y a partir de ahí se establecía, o no, una subvención a tal fin. Sin embargo, existen más mecanismos para impulsar este tipo de apoyos, como la compra pública innovadora, por ejemplo.
¿En qué consistiría?
Cuando una empresa tiene un desarrollo tecnológico y SPRI se acerca para apoyarles, el camino más habitual suele estar enfocado a que seamos nosotros, es decir, la administración pública, la que se quede con ese desarrollo y se convierta en cliente de este tipo de empresas que desarrollan I+D+i. Es un tema, por tanto, en el que ya estamos trabajando y queremos profundizar.
¿La fiscalidad sería otra posible vía de actuación?
Esa es otra de las propuestas en las que, efectivamente, también estamos trabajando, la fiscalidad. Como administración pública, y ahí marcan el camino las haciendas forales, pueden cobrar impuestos a las empresas y luego nosotros ofrecer apoyos en forma de subvenciones para la I+D+i, pero otra forma de apoyar esta actividad es directamente vía desgravaciones fiscales. Que una empresa demuestre que lleva a cabo este tipo de acciones, nosotros lo evaluamos, emitimos informes fiscales que son vinculantes para las haciendas forales, de tal forma que una empresa que desarrolla I+D+i tenga desgravaciones fiscales por ello.
En el actual contexto de cierta confusión e incertidumbre derivado de factores como la pandemia, la crisis de materias primas y energía, la guerra de Ucrania o la inflación, ¿de qué forma concreta se puede y están acompañando a las empresas desde SPRI?
Nuestro instrumento más importante para ayudar a las empresas son los presupuestos y hace unas semanas la Consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, estuvo en el Parlamento Vasco elevando la propuesta de cara a los presupuestos de 2023 del Departamento. Se propuso un presupuesto de 850 millones de euros para el año que viene, que son 73 millones de euros más que el presente ejercicio (+9,3%).
¿En dónde quieren poner mayor énfasis?
Una vez que tengamos los presupuestos, lo importante es hacer un buen uso de los mismos. Tenemos claro que una buena parte de ellos tiene que estar destinado a las pequeñas y medianas empresas, a las pymes y microempresas, y en ese sentido también tenemos pensado, y está en proceso de diseño, un plan de ayudas específico para este perfil de empresas. Un plan con cerca de 70 programas de apoyo diferentes y una cuantía de cerca de 600 millones de euros. Estamos convencidos que pueden acompañar al crecimiento y la competitividad de las pymes vascas en términos de I+D+i, transformación digital, inversión industrial, internacionalización y transición energética.
Habla de ayudas para la internacionalización y en ese sentido continúan abriendo oficinas comerciales a través de la Agencia Vasca de Internacionalización. La última, en Corea del Sur, ¿por qué allí?
Si nos fijamos en las últimas aperturas de delegaciones que ha llevado a cabo SPRI, diría que no es casualidad que el año pasado contáramos con una nueva oficina en Japón y que este año hayamos abierto otra más en Corea del Sur, además de la de Turquía. Si miramos el mapa como siempre lo hemos conocido, nos encontramos a Europa en el centro, donde la empresa vasca históricamente ha tenido una mayor tradición comercial (Francia, Alemania, Italia…), y también otras zonas de interés comercial como Estados Unidos y Latinoamérica. Pero poco a poco la realidad está cambiando, y las empresas vascas se están dando cuenta de que Asia se está convirtiendo en líneas generales en una plaza súper interesante, no solamente por el tamaño de sus mercados y de sus poblaciones, que son extraordinarias, sino también por la cada vez mayor sofisticación de sus apuestas tecnológicas.
¿Eso lo detectaron en Corea del Sur?
Pudimos contemplar apuestas tecnológicas de muchísimo nivel en aspectos como la transición energética o el hidrógeno, por no contar el ámbito tecnológico o los semiconductores. Y esto está ahí, y nuestras empresas lo saben porque lo están viendo; están comprobando que poco a poco el centro de gravedad de la economía mundial se está desplazando hacia esta zona de Asia-Pacífico. Hasta la fecha teníamos cubierta la zona del sudeste asiático con las delegaciones de India y Singapur, pero con este nuevo desafío, la única delegación que teníamos era la de China, así que considerando que en el ranking del top ten de las economías mundiales hay cuatro que corresponden a países asiáticos (China, Japón, India y Corea del Sur) tomamos la decisión de estar también en esta zona para poder acompañar, atender y defender mejor las necesidades e intereses de nuestras empresas.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?