En pleno polígono industrial de Gamarra se ubica desde hace 35 años la sede de la empresa familiar Rulisa, protagonista de una actividad muy de nicho como es la fabricación de distribuidores hidráulicos, unas piezas tremendamente especializadas sin las cuales, por ejemplo, las aspas de un aerogenerador no se moverían. Este es el nivel de precisión en el que se mueve esta pyme de 23 profesionales cuya especialización le convierte en el primer fabricante del Estado y uno de los tres mejores de Europa, advierte su gerente, Iñaki Delgado.
¿Cómo se llega hasta ahí?
Yo creo que lo principal para llegar hasta donde hemos llegado es el esfuerzo, trabajo y dedicación. Por supuesto, en el caso de pymes como la nuestra, hay que arriesgar mucho con inversiones, muchas de ellas sin garantía por parte de los clientes de un volumen de trabajo.
¿De qué tamaño y materiales estamos hablando?
Tanto el material como el tamaño de los bloques hidráulicos son muy diversos. Trabajamos con aceros, fundiciones, aluminios e inoxidables, y también hacemos pequeños bloques para didáctica (universidades, generalmente) en metacrilato. El tamaño de éstos puede ir desde bloques que caben en la palma de la mano hasta bloques de 2.500 kilos.
Sin estas piezas, las aspas de un aerogenador no funcionarían… ¿Es correcto?
Por medio de nuestros bloques, se regula la potencia de la instalación mediante la posición de las palas del rotor respecto al viento. También puede considerarse como parte del freno. Con viento fuerte, las palas pueden girar hasta la posición de bandera y hacer que el rotor se detenga.
Acumula veinte años de carrera en la empresa. ¿Qué diría que ha cambiado desde entonces?
Ha cambiado todo. Digamos que hace 20 años la mano del operario era lo principal, éramos artesanos. Hoy en día, con la irrupción de alta tecnología, las piezas prácticamente no se manipulan durante su proceso de mecanizado.
¿Satisfecho con el pasado ejercicio?
En general, 2022 ha sido un año bastante bueno. Es cierto que ha habido mucha incertidumbre en el mercado, con pocas previsiones a largo plazo, pero satisfechos con el resultado final.
¿Qué objetivos se marcan para este 2023?
Estamos en una era totalmente digital y Rulisa quiere ir por esta línea. Por ello, tenemos un proyecto para este año de implantación de un sistema de captura de datos en planta para poder reducir al máximo el papel y poder tener una visión a tiempo real de lo que ocurre en la planta de fabricación. De esta forma también conseguiremos mayor fluidez en los procesos productivos.
Una curiosidad para terminar. El nombre de la empresa, Rulisa, ¿responde a algo en concreto?
El nombre viene por un producto que fabricamos, además de los bloques hidráulicos. Se trata de ruedas libres, sin unos mecanismos de trasmisión un tanto complejos, que permiten el giro entre ejes en un sentido y en el otro bloquean.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?