En la localidad vizcaína de Durango se asienta desde 1952 la sede de ONA, uno de los fabricantes de máquinas de electroerosión más relevantes de Europa. Una empresa con 70 años de trayectoria en un sector clave para Euskadi que se ha convertido en un referente en cuanto a máquinas especiales, especialmente las de grandes dimensiones. Máquinas “enormes” para la fabricación de turbinas como las que recientemente ha desarrollado y vendido al empresario estadounidense Elon Musk para la megafactoría de vehículos eléctricos de Tesla que está ultimando en Austin, Texas (Estados Unidos). Con filiales en Italia, Francia y Portugal, ONA cuenta actualmente con una plantilla de 130 personas de las que más del 20% se dedican a la I+D, reconoce José María Ramos, Director de Tecnología e Innovación.
¿Cómo se puede explicar qué es una máquina de electroerosión?
Son unas máquinas de arranque de material. El arranque más conocido y convencional es el de viruta, en el que el esfuerzo se hace con una herramienta, pero en este caso nosotros no hacemos ese esfuerzo y mediante una serie de descargas eléctricas, sin contacto, arrancamos el material, que suele ser muy duros. Por poner un ejemplo digamos que el proceso se puede asemejar a esos rayos que aparecen en las tormentas. Cuando los controlamos y los llevamos a escalas microscópicas, producen una calidad muy buena y unas precisiones muy altas. Y esto es un poco la base de la electroerosión, aplicar descargas para producir un arranque de material.
¿A partir de ahí es cuando puede decirse que ONA es referente en la Unión Europea?
Existen grandes competidores, como puede ser el caso de Suiza, pero al no pertenecer a la Unión Europea, se puede decir que somos referentes. Somos una empresa pequeña que fabrica máquinas muy grandes y con soluciones a medida. Así que sí, es correcto decir que estamos en una posición muy competitiva y de liderazgo.
Y así surgen proyectos como el de Tesla para la megafactoría de vehículos eléctricos que tiene en Austin, Texas (Estados Unidos)…
Hay que precisar que en esta ocasión se trata de un proyecto para el sector del molde. Y aunque son temas con cierta confidencialidad, creo que podemos decir que lo que se trata es de hacer una especie de inyección de aluminio en los chasis para fabricarlos con muy poquitas cifras. En este tipo de empresas tan tecnológicas, la innovación es continua y ha sido una muy buena noticia que hayamos participado en esta operación.
¿Uno que aprende de un cliente como Tesla?
Aprende de todo, pero sobre todo en un contexto tecnológico nos da una posición de privilegio estar cerca y poder ver este tipo de tecnologías. En estos sitios pasan siempre muchas cosas y se están gestando otras formaciones que aportarán al futuro de otras tecnologías, como son nuestras máquinas y nuestras soluciones. No estamos hablando de empresas muy grandes sino de megacompañías, de modo que tenemos que aprender muchas cosas desde un punto de vista de negocio.
Este proyecto en Texas viene a reforzar el papel exportador de ONA, con más del 80% de las ventas que tiene en el extranjero…
Yo creo que es muy difícil superar estos ratios de internacionalización del 80%. Hay que decir que el 80% de la actividad del Estado del sector de Máquina-Herramienta se encuentra aquí en el País Vasco, de modo que ONA se encuentra alineado con estos parámetros.
El corazón del negocio está centrado desde hace muchos años en las turbinas. ¿Contemplan alguna nueva línea de negocio en el horizonte, por aquello de diversificar…?
Sigue centrado en las turbinas, efectivamente, pero estamos diversificando porque la velocidad a la que avanzan los mercados nos obliga a ello. Hay que recordar que nuestro sector clásico era el molde, un molde de inyección de plástico (casi todos los moldes que vemos en el salpicadero de un coche con un molde de plástico, por ejemplo, tienen una operación de electroerosión), pero desde hace unos 10-15 años, como le digo, las operaciones de electroerosión en componentes de turbina han empezado a tomar mucha fuerza y a día de hoy esta parte del negocio representa casi la mitad de nuestra facturación.
Teniendo en cuenta el contexto actual desde un punto de vista geopolítico y asumiendo lo que se prevé para este 2023, ¿qué expectativas maneja ONA para este ejercicio?
Tiene muy buena pinta, la verdad. Aunque la situación geopolítica y geoeconómica actual pueda traer una situación de incertidumbre también puede generar oportunidades, como es nuestro caso. Actualmente hay un abanico muy amplio de nuevas tecnologías en el sector de las turbinas como objetivos de desarrollo sostenible. Estas nuevas formas de electromovilidad creíamos que iban a traernos problemas y al final ha sido todo lo contrario, puesto que nos ha abierto una nueva oportunidad de negocio. Del mismo modo, acabamos de tener una reunión con un cliente Italiano que nos ha realizado el mayor pedido hasta la fecha de nuestra historia, así que, en conclusión, sí, auguramos un buen 2023. Por supuesto, siempre desde la cautela y teniendo en cuenta que el mercado puede cambiar muy rápido.
Los planes estratégicos como antaño, que solían tener una duración de cuatro a cinco años, han cambiado radicalmente, hasta el punto de que ya se habla de planes que fluctúan de mes a mes…
Es así. Yo quiero creer que las pymes que tenemos problemas o dificultades también venimos de aprender a cómo surfear estas cosas. El mercado es muy cambiante y flexible y hay que estar en contacto constante con los clientes y saber detectar con cierto avance los cambios. Moverse es nuestro día a día y la herramienta de la que disponemos. Hace cinco o seis años, por ejemplo, ciertos planes de I+D que no suponían un problema hoy sí lo son.
Si tuviera que citar alguna cuestión que le genere incertidumbre o cierto temor al futuro, ¿cuál sería?
No soy economista, pero creo que una cuestión preocupante a día de hoy es la problemática de la exportación. Y me refiero, por ejemplo, a las restricciones a vender en el extranjero y la tecnología que se requiere actualmente para poder hacerlo. En este sentido, estamos trabajando en soluciones tecnológicas y en el apoyo de ciertas tecnologías para poder garantizar el cumplimiento de todas estas normativas, pero no deja de ser un problema. Parece que vamos hacia un mundo más local, lo que abrirá sin duda algunas oportunidades a futuro, pero en el actual perfil de una exportación del 80 % como la nuestra, este tipo de restricciones influyen.
Una compañía tecnológicamente tan puntera como es ONA y teniendo en cuenta todo lo que se está hablando en los últimos tiempos en torno a la Inteligencia Artificial y sus riesgos y sus amenazas, como el ChatGPT, ¿qué opinión tiene al respecto?
Tengo una opinión y además es que debemos tenerla porque nosotros estamos trabajando en varios proyectos abiertos en Inteligencia Artificial. Esta tecnología no solo es de gran ayuda en el rendimiento de las máquinas, sino que se estima que en el futuro los grandes avances no vengan de las mejoras mecánicas sino del software o los algoritmos, y en particular de la Inteligencia Artificial. El boom que se escucha ahora, el asunto del ChatGPT y herramientas similares, tiene un punto diferente y tiene más que ver con la Inteligencia Generativa, que abre un debate mucho más allá de las máquinas. Por lo tanto, no hay que tenerle miedo puesto que es parte del proceso tecnológico.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?