En el contexto de los parques agrovoltaicos, la firma vasca PowerfullTree ha desarrollado una solución para la mejora de plantas y cultivos que combina el uso del suelo para la producción agrícola y para el de energía limpia. Se trata de una agricultura de precisión 4.0 englobada en un proyecto innovador y disruptor encaminado a construir un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente, sostenía recientemente en el programa Made in Basque Country su Director General, Imanol Olaskoaga.
¿Qué es la agrovoltaica?
La agrovoltaica es una tecnología que permite compartir el suelo para producir alimentos y energía simultáneamente. Hasta ahí el consenso, luego vienen diferentes interpretaciones. Nosotros añadimos que para que además sea realmente agrovoltaica, la prioridad tiene que estar en el cultivo. Si hay que tomar decisiones sobre favorecer a la producción agraria o energética, que prevalezca la producción de alimentos.
Al ser una tecnología tan puntera y novedosa, ¿hay algún tipo de legislación que la regule?
Al tratarse de una propuesta de impacto, los países que nos llevan la delantera, como es el caso de Francia, ya han legislado al respecto para evitar el uso inadecuado de este concepto y que el mundo rural se vuelva en contra. La ley de aceleración de la producción de energías renovables (ENR), aprobada el 7 de febrero de 2023 por el Parlamento francés, establece que para que una instalación sea considerada agrovoltaica, la producción agrícola debe ser la actividad principal y debe ser significativa.
¿En qué contexto nació este proyecto?
Se trata de una idea que nació en Colombia en el contexto de los efectos del cambio climático sobre los cultivos. Concretamente, en el estudio de lo que ocurría en el café, que para poder adaptarse a la subida de las temperaturas tiene que ir escalando por las laderas de los Andes y origina una tensión sobre nuevas tierras que se deforestan. Nos trajimos el proyecto a Europa viendo que los efectos del cambio climático estaban siendo también severos sobre los cultivos, y fundamos la empresa en la Comunidad Valenciana. Finalmente, gracias al apoyo del Gobierno Vasco y las instituciones alavesas conseguimos que este proyecto acabara en Vitoria-Gasteiz. Los socios consideramos, en su momento, que al ser una empresa altamente tecnológica, el tejido de centros tecnológicos vascos podría favorecer el desarrollo rápido.
¿Cuáles son los objetivos que persigue?
A diferencia de las instalaciones fotovoltaicas convencionales, que equipan sistemas de seguimiento solar orientados a maximizar la potencia eléctrica (MPPT), en nuestro caso se apuesta por el desarrollo de sistemas agrovoltaicos capaces de realizar sombreados inteligentes, con el objetivo de proporcionar unas condiciones óptimas para el crecimiento de los cultivos.
Desde un punto de vista práctico, ¿cómo son este tipo de paneles?
Estas instalaciones están formadas por una estructura más elevada que permite la realización de las labores agrícolas por debajo. En esta estructura se colocan las placas con capacidad de giro sobre un eje controlado por un algoritmo que recibe datos de los sensores instalados en el cultivo. A su vez, el sistema inteligente de control permite modificar la posición de los paneles en función de múltiples parámetros, como son la irradiación aprovechable por la planta, la temperatura, los niveles de humedad, las concentraciones de determinadas sustancias o los requisitos fenológicos del cultivo en cuestión.
¿Existe ya algún proyecto piloto?
Estamos diseñando proyectos piloto a nivel estatal, en cultivos como el viñedo, el olivar de regadío, el kiwi, manzanas y peras, frutos de hueso y subtropicales. Cada uno de ellos tiene objetivos y dificultades diferentes. En algunos casos ya se utilizan mallas de sombreado y el trasladar el modelo es más evidente. En otros casos, el problema está en el ahorro del agua de regadío y la pérdida que se produce por evaporación. Por medio del sombreo activo de los cultivos se ha llegado a ahorrar, en las primeras experiencias en Francia, más del 40% del agua utilizada. Por lo tanto, podemos prever que el resultado será aún mejor en áreas del mediterráneo todavía más expuestas a los efectos del cambio climático.
¿Cuáles son los desafíos técnicos en este tipo de proyectos?
En cultivos de rotación por ejemplo, el reto tecnológico es aún mayor, ya que las máquinas que transitan debajo de las estructuras son más anchas, por lo que los desarrollos estructurales son más complejos, y a diferencia de los cultivos permanentes, bajo la misma estructura vamos a rotar al menos tres cultivos, tres modelos fenológicos, tres algoritmos diferentes. Es una apuesta compleja, pero con la que queremos empezar si recibimos el apoyo correspondiente.
¿Está implementando proyectos agrovoltaicos en Euskadi?
Sí, tenemos proyectos en fase de definición en Euskadi. Son proyectos que están sometidos a una ruta de permisos de largo recorrido, no inferior a los 12 meses, y teniendo la dificultad añadida de que no hay una legislación específica para la agrovoltaica. Nosotros proponemos ser pioneros a nivel estatal en este tema, siguiendo el modelo de Francia, y que facilitemos esta vía para conseguir una convivencia entre los dos mundos, el agrario y el energético.
¿Es un parque agrovoltaico más rentable que uno fotovoltaico?
El modelo futuro es más rentable en nuestra opinión, pero a día de hoy, al no tener desarrollada la cadena de valor, la fotovoltaica es más rentable. La agrovoltaica, es una tecnología incipiente que tiene todo por demostrar, pero creemos que el modelo es el adecuado, producir energía sin renunciar a la producción de alimentos.
¿Tiene una estrategia para rentabilizar económicamente el proyecto?
Nuestro objetivo es convertir la energía agrovoltaica en rentable, tal como se ha conseguido con las renovables. La ventaja es que ya sabemos en qué y dónde tenemos que trabajar. Comparados con la fotovoltaica, tenemos un coste de inversión superior debido a que las estructuras son más elevadas y a que los proyectos son pocos. Por otro lado, los ingresos energéticos son menores por utilizar parte de la irradiación en beneficio de la planta. Sin embargo, vamos a incorporar los ingresos por la producción agraria, y además pretendemos utilizar parte de la energía eléctrica en mejorar la eficiencia de los cultivos, en el riego, calentando o enfriando. Y en el futuro queremos ampliar el ciclo de irradiación y robotizar los procesos agrícolas. Incluso, por qué no, producir fertilizantes localmente utilizando la ruta del hidrógeno verde, generado con la energía de nuestra agrovoltaica, abonos de Km0.
Se habla mucho de la importancia que tendría nuestra independencia energética pero también lo debería ser de la alimentaria, ¿no?
Se está realizando una gran apuesta por la independencia energética y desde PowerfullTree pensamos que es una apuesta necesaria. Del mismo modo, creemos que si somos capaces de desarrollar una agrovoltaica competitiva, en pocos años ya no tendremos que renunciar a los cultivos para los desarrollos energéticos. Además, hay dos fenómenos que son incuestionables, tenemos que comer todos los días y cada día somos más población a alimentar. La agrovoltaica permite perseguir el objetivo de la seguridad alimentaria sin renunciar a la necesaria transición energética hacia los renovables. Durante la pandemia y la posterior guerra de Ucrania, nos hemos dado cuenta que dependemos en gran medida de alimentos que vienen de lejos, acordémonos de las baldas vacías en los supermercados o del alto precio de algunos productos alimentarios que aún perdura en algunos casos.
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