Vostok Electric arrancó motores en el año 2016, y el origen de esta empresa está en la vivencia personal de una de las fundadoras, Rachel Lesslar. Esta irlandesa afincada en la capital vizcaína vivió en Johor (Malasia), y allí experimentó de primera mano los problemas de la contaminación debido a las motocicletas de gasolina que cruzaban diariamente el puente Johor-Singapur. El ambiente era oscuro, y la gente llevaba mascarilla para protegerse de la polución. Esto le hizo preguntarse si no podría existir una forma más limpia de moverse por la ciudad.
Su siguiente destino fue China, país en el que descubrió la moto eléctrica. Al volver a Europa quiso buscar algo parecido, pero no lo encontró. Fue en Bilbao, ciudad en la que la contrataron en 2012, donde surgió entonces la idea de crear Vostok Electric. “En Asia las ciudades son muy grandes, y por tanto la forma más fácil de moverte es con una moto o una bicicleta. Y aquí, teniendo el Gran Bilbao, me daba la sensación de que nos faltaba una forma de movernos rápido y limpio”, explica Lesslar.
Actualmente la empresa comercializa dos modelos de moto eléctrica y uno de patinete. Tiene puntos de venta en España, Francia y Portugal, y su siguiente objetivo es asentarse en Alemania: “Tener una red sólida allí nos va a ayudar a que nos conozcan en toda Europa”, dice Maiara Marth, otra de las fundadoras de la empresa.
Vostok Electric empezó con dinero de las propias cofundadoras, y fue poco, pero Marth cree que en un sector tan mutable como el de la movilidad sostenible esa ha sido precisamente una de las claves de su éxito: “El ser un negocio pequeño nos ha ayudado a ser más flexibles, y a adaptarnos mejor a diferentes aspectos”. De hecho, Marth afirma que cuando nació Vostok había muy pocos actores en la ecomovilidad, y que varios de ellos fracasaron por la subida meteórica que tuvieron. “En este sector hay que dar pasos pequeños y sobre seguro”, añade Lesslar.
Después de ocho años de andadura, las cofundadoras aseguran que Vostok Electric se ha asentado en el mercado y que a partir de ahora puede crecer e ir incorporando más plantilla. “Se ha comprobado que Vostok es pequeña, pero también rentable”, manifiesta Marth.
De cara al futuro, Vostok Electric quiere desarrollar, como explica Lesslar, “modelos enfocados en mujeres, pero adaptados a todos”, ya que “tradicionalmente las motos se han hecho en función del cuerpo y la ergonomía del hombre”. De hecho, tiene una base sólida de clientas que compran sus motos porque “son más fáciles de usar”. “En otras marcas se encuentran con barreras como el peso o el tamaño de la moto”, añade Marth. El objetivo es animar a más mujeres a utilizar scooters eléctricas.
“No hacemos lo que nosotras creemos, sino que nos involucramos en las necesidades de la gente. Escuchamos activamente a las mujeres para saber qué necesitan, y en función de ello, incorporamos esas ideas al producto”, explica Marth.
Además, su siguiente modelo va a estar diseñado desde su inicio en Euskadi y va a colaborar con una empresa de Ámsterdam que tiene un gran recorrido en el ámbito de la micromovilidad. Vostok quiere tener una óptica orientada a las ciudades inteligentes y a una modalidad de transporte que se desarrolla a través de vehículos muy ligeros.
Aunque su deseo es trasladar la mayor parte de la fabricación a nuestro territorio, el continente asiático sigue siendo el experto en movilidad eléctrica. “Nos llevan 30 años de ventaja en el mundo de las motos eléctricas”, añade Marth.
Para esta siguiente fase del proyecto, Vostok Electric está contando con la ayuda del Grupo SPRI, pero también ha trabajado codo a codo con otros organismos como BEAZ Bizkaia. “Todos los emprendedores solemos decir que el País Vasco es un lugar privilegiado por todos los incentivos que se proporcionan y estamos de acuerdo”, concluye.
Con el fin de impulsar la innovación entre las empresas vascas, desde pymes hasta grandes compañías, el Grupo SPRI cuenta con diversos programas y ayudas a la innovación como Hazinnova, BDHI Konexio o Innobideak.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?