La Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque ha presentado esta mañana su “Informe Innobasque de Prospectiva 2024. Tendencias de Innovación”, el documento anual que “permite mostrar a las organizaciones vascas cuáles son las grandes dinámicas mundiales en términos de innovación y que repercuten con intensidad en nuestras propias estrategias de innovación”, como ha subrayado su presidente, Manuel Salaverria. El informe está disponible en la web de Innobasque
El presidente de la Agencia Vasca de la Innovación ha abierto esta presentación repasando algunas de las megatendencias que van a determinar el futuro inmediato, ente las que ha destacado “la consolidación del término geotecnoeconomía, que incide en la intersección de la geoestrategia, la economía y la tecnología. Comprenderlo es necesario para que las organizaciones entiendan los riesgos y puedan anticiparse a su impacto en sus productos, servicios, cadenas de suministros y clientes”. “Estamos viviendo y sintiendo una crisis continuada: bélica, económica, política, social etc. Y todo ello en un entorno de gran aceleración tecnológica generando un Orden Mundial diferente con narrativas muy polarizadas y, a veces falsas, y con un trasfondo de inseguridad, cambio de valores y preocupación continuos”, ha señalado.
Por otra parte, también ha querido resaltar el desafío que además suponen la crisis climática, los cambios demográficos (como el envejecimiento de la población, su crecimiento y concentración en las cuidades, la carencia de algunos perfiles profesionales determinantes para implantar las innovaciones tecnológicas o la tensión cultural entre generaciones con diferentes objetivos), junto a otros como surgidos de las desigualdades en el acceso, por ejemplo, a la digitalización o la información veraz al tiempo que “avanzamos hacia un mundo cada vez más regulado en aquellos aspectos en los que el desorden y la falta de ética pueden llegar a ser una amenaza”. “Cada una de las megatendencias interactúa con las demás, lo que provoca una sensación de incierto futuro como titulaba la película que ganó el Oscar el año pasado: “Todo a la vez y en todas partes”, ha resumido
Junto a Manuel Salaverria ha participado en esta presentación el equipo de prospectiva de Innobasque, Lola Elejalde y Oihana Blanco, responsables del informe. En su intervención ambas han señalado cinco tendencias como las más influyentes.
En primer lugar, se han centrado en las aplicaciones e implicaciones inmediatas de la irrupción en todos los ámbitos de la Inteligencia Artificial generativa. “A diferencia de la IA ‘tradicional’, ésta puede crear ideas y contenidos nuevos y no estructurados, incluyendo textos, imágenes, conversaciones, audios, videos, música o códigos. Por lo tanto, mientras olas tecnológicas anteriores llegaron principalmente a la automatización a las actividades de trabajo físico, la IA generativa tendrá mayor impacto en el trabajo de conocimiento”, han señalado. “Debido a su potencial, la cuestión no es si utilizarla o no en las organizaciones, sino decidir para qué, con qué alcance, a qué ritmo y con qué riesgos se utilizará. La diferencia entre las organizaciones radicará, por lo tanto, en la forma en que la usan”, han matizado destacando entre estos posibles usos la creación de “clientes/usuarios sintéticos” que permitirán a las empresas realizar simulaciones para validar el potencial de nuevas propuestas.
Dentro del análisis dedicado a la IA, el informe también repara la aparición de su mano de un nuevo modelo de innovación. “En este nuevo mundo impulsado por la IA, la tendencia es que la innovación se haga más autónoma. Con una progresión que va desde el menor nivel de madurez, basado solo en el trabajo de la persona, hasta el mayor: la innovación autónoma, que no consiste en integrar la Inteligencia Artificial en un sistema ya existente, sino en reimaginar todo el ciclo de la innovación. Se trata de desarrollar un sistema de interacción entre el ser humano y la máquina que actúe como motor de innovación. Un mecanismo siempre activo, capaz de imaginar, crear y lanzar constantemente nuevos productos, servicios y negocios, con una calidad, velocidad y tasas de éxito antes inimaginables. Las personas serán quienes diseñen, usen y fijen los objetivos de ese motor”, han explicado.
La segunda gran tendencia destacada es la “sostenibilidad por convicción”, en la que el respeto por el medio ambiente deja de ser visto como imposición para imponerse como una ventaja competitiva gracias a unos inversores y consumidores cada vez más exigentes. También serán cada vez más exigentes en este ámbito los trabajadores, protagonistas de la tercera tendencia. Las nuevas tecnologías harán desaparecer muchos empleos pero también agudizarán la necesidad de crear, transformar y fidelizar talento especializado, y esta captación exigirá a las empresas ajustar su funcionamiento a las necesidades de un nuevo tipo de profesional.
La cuarta tendencia será la necesidad de potenciar la resiliencia, de mejorar la capacidad y velocidad de adaptación de los modelos de negocio a los cambios surgidos de ante el “tsunami perfecto” que genera la interconexión de todas las megatendencias. Por último, Elejalde y Oihana Blanco han destacado el potencial del próximo “salto” tecnológico, el protagonizado por la computación cuántica, así como la creciente trascendencia de la ciberseguridad. El desafío radica en cómo las organizaciones deciden implementar todo este conocimiento, teniendo en cuenta su situación interna y el contexto que les rodea.
“Esperamos que este informe”, ha concluido Salaverria, “genere una mezcla de sensaciones: entusiasmo por las posibilidades futuras, curiosidad por explorar nuevas tecnologías y prácticas sostenibles, y una consideración crítica sobre los desafíos de implementación. En cualquier caso, nos gustaría generar en las organizaciones una reflexión sobre cómo adaptarse y prosperar en este entorno cambiante con la adaptabilidad y la innovación como ejes”.
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