INCONEF es una ingeniería de alto valor añadido cuya sede se asienta en Moreda, en plena Rioja Alavesa, colindante con Navarra. Una pequeña localidad de apenas 300 vecinos donde esta pyme, a través del desarrollo de software y hardware, ayuda a las bodegas de su entorno a controlar la temperatura adecuada en los vinos, explica su fundador, Antonio Aguirre.
Antes de entrar en la propia actividad de la ingeniería llama la atención el lugar, el emplazamiento donde se ubica la sede, Moreda. ¿Por qué esta decisión?
Cuando empezamos a soñar con el proyecto, cada integrante del equipo empezó a buscar lugares donde ubicar la sede. En esa época se había trasladado el Ayuntamiento de Moreda a otro edificio así que les propusimos que nos lo alquilaran, les presentamos el proyecto y accedieron. Nos sirvió para empezar, pero se nos quedó pequeño a los cinco años y tuvimos que buscar otro emplazamiento. Nos volvimos a preguntar entonces si Moreda era el lugar adecuado y claramente vimos que sí. Había un edificio de piedra con 700 m2 en ruinas a la entrada del pueblo, un edificio del año 1900 que había sido un establo. Lo rehabilitamos y preparamos los laboratorios, las oficinas y los talleres. A todo esto hay que añadir que yo soy de Moreda.
El equipo y el proyecto de INCONEF es fruto de una crisis anterior…
Sí, los que fundamos esta empresa trabajábamos en el departamento de investigación de una instaladora que, después de la crisis del 2008, desapareció. Aprovechando la experiencia que habíamos adquirido en dar soluciones innovadoras a bodegas y los proyectos de investigación europeos que habíamos realizado, decidimos que era una buena línea de trabajo para intentar montar un proyecto.
¿A qué se dedica exactamente su ingeniería?
Somos una ingeniería centrada en dos líneas, termodinámica y control. En la parte de termodinámica hacemos proyectos para otras ingenierías y arquitecturas o, a veces, para el cliente final. Y en cuanto a control, desarrollamos el software de las plantas industriales y usamos hardware industrial o diseñado por nosotros. También desarrollamos sondas muy específicas para los sectores donde trabajamos. Por ejemplo, para el mundo del vino hemos desarrollado una sonda que es un tapón para las barricas de roble que te dice diferentes variables como la merma, temperatura, redox…
¿Algún otro ejemplo disruptivo que se pueda contar?
Un cliente nos catalogó como “expertos en hacer cosas por primera vez” y, ciertamente, estamos en ese espacio. Hemos desarrollado sondas para que el cliente sepa cuándo el embutido está curado, para la ubicación de personal en naves y lugares de trabajo, para los controles de fermentación adaptativos de vino, entre otras muchas. A nivel de proyectos hemos diseñado, para el sector vinícola, sistemas de frío solar con sistemas de absorción, software de gestión que integra todos los sistemas de bodega, desde la producción hasta las escenas de visitas. Ahora estamos realizando un proyecto de gemelos digitales para la fermentación del vino blanco.
¿Su cliente objetivo es solo el sector vitivinícola?
El sector del vino es donde se ubican el mayor número de nuestros clientes. Pero en los últimos años estamos teniendo proyectos en otros sectores. Para el de maquinaria, realizando controles de máquina; para el sector terciario, realizando hardware y software para controlar el consumo de grandes complejos de edificios o por ejemplo ahora estamos realizando el control total de un museo ubicado en La Rioja, donde llevamos a cabo el control de todos los sistemas del museo, desde el clima, consumos, aforo, iluminación…
¿Qué aporta, si es que lo hace, el lugar, el contorno en el que están?
No seríamos los mismos en otro lugar. Estar en Moreda y en este edificio nos aporta carácter, habla de quiénes somos y de cómo hacemos las cosas. Usamos tecnología puntera en un pueblo de 220 habitantes rodeados de viñedos. Estamos muy unidos al principal sector donde trabajamos. Hubiera sido más económico montar la empresa en un parque tecnológico, pero no sería lo mismo.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?