Hijos de Juan de Garay es una compañía vasca de carácter familiar con 160 años de vida, sede en Oñati y una contrastada especialización como fabricante de tubos de alta precisión. Con una plantilla media de 600 personas, factura alrededor de 200 millones de euros y exporta el 80% de su negocio, reconoce para Made in Basque Country su director de I+D+i, Jatxu Intxaurbe
La historia nos recuerda que nacieron en 1864 como fabricantes de cerillas y también de monedas…
El carácter emprendedor de Cornelio Garay siempre ha estado ligado a cubrir las necesidades de las personas. En aquella época, al no existir la corriente eléctrica o, por lo menos como la conocemos ahora, las cerillas eran un producto de primera necesidad. Fue una época muy convulsa en la cual, efectivamente, también se llegó a acuñar moneda.
Luego llegaron las estructuras para paraguas y en 1926 fueron los primeros en soldar el mango, convirtiéndose en la primera fábrica que soldaba tubo en España.
Eso es. La fábrica de cerillas fue expropiada e identificaron la posibilidad de hacer estructuras para paraguas y sombrillas. Primero compraban el tubo y rápidamente integraron el valor añadido de la soldadura fabricando con tecnología alemana.
1955 marca un hito en la empresa, pues comienza a calibrar tubos para sectores como las motocicletas y el ferrocarril, además de automoción.
Según lo comentado, con un carácter emprendedor y por ello siempre con el foco en cómo aportar un mayor valor añadido a los clientes, invirtieron en la tecnología para calibrar los tubos y acceder a los sectores demandantes de tubos de precisión. De este modo llegamos a principios de este siglo con la fabricación de componentes y la propia internacionalización, con fábricas propias en Eslovaquia y México. Son más de 20 años de proceso internacional que además de la propia fabricación de los tubos de precisión, hacemos el resto de operaciones de alto valor añadido. Una serie de mecanizados, conformados y punzonados a partir de cortar los tubos. Integramos también ciertos productos de compra, como por ejemplo piezas estampadas, u otros procesos como la pintura.
En su tarjeta de visita puede leerse que son líderes en la fabricación de tubos de alta precisión… ¿De qué tipos y para qué sectores?
Principalmente en el sector de automoción. Nuestros tubos y componentes van en los amortiguadores y columnas de dirección de prácticamente todos los fabricantes a los que servimos tanto desde Europa, Oñati y Eslovaquia, como América, con la planta de México. Tenemos también clientes en Brasil y Argentina, e incluso alguno en China. Por otro lado, servimos tubos de precisión y barras de latón a la industria en general. En este caso principalmente en Europa. Desde el sector de la construcción, hasta el de la energía renovable, pasando por mesas u otro tipo de productos en los cuales se demande la calidad y la precisión semejante a la automoción. Por ejemplo, sector de maquinaria agrícola en Alemania.
¿Cómo se compite contra gigantes que les superan en tamaño y recursos?
Teniendo claro todos los días a qué venimos a la fábrica. Los clientes nos reconocen nuestro trato personalizado, acompañado obviamente de una solución competitiva en base a personal cualificado y maquinaria de primerísimo nivel.
¿Cuáles son los retos de futuro de la compañía?
El principal, seguir acompañando a nuestros clientes y consolidar la organización para alcanzar un crecimiento del orden del 25%. Partiendo de las 45.000 toneladas actuales llegaremos a las 60.000 Tn, alcanzando los 180 millones de componentes al año. En facturación, y siempre en función de los precios de las materias primas, rondaremos los 250 millones de euros a nivel global. Para ello estamos abordando la transformación digital o Garay smart factory, en colaboración con centros tecnológicos y universidades. Siempre con el foco en la sostenibilidad, entendida en su concepción más amplia; económica, social y medioambiental. Tenemos por delante el importante reto de la descarbonización y, como decimos en Garay, we keep doing.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?