La disposición al riesgo de este curtido empresario de origen gallego, siempre ha estado muy presente en la vida de José Barreira. A lo largo de su extensa carrera profesional, este emprendedor nato establecido en la capital alavesa desde hace años, ha emprendido negocios y proyectos en sectores tan dispares como el del Transporte, la Industria, el Turismo, la Hostelería o las Energías Renovables. En este sentido, no resulta inesperado que a propuesta de SEA Empresas Alavesas, haya recibido el galardón más emotivo que un empresario puede recibir en Euskadi, el Joxe Mari Korta 2024.
Un galardón ilusionante…
Cierto. Hace mucha ilusión y también te da cierta responsabilidad, pero la verdad que hace mucha ilusión. Es un premio muy emotivo, te sientes rodeado de los tuyos, de todo el mundo y la verdad que sí, hace mucha ilusión.
¿Por qué cree que, en este caso la patronal SEA, le ha elegido para recibir este reconocimiento?
Pues, sinceramente, cuando uno recibe un premio no tiene idea, porque será que tengo buenos amigos o que no sé qué habrán visto, pero yo lo único que puedo decir es agradecérselo enormemente. No quiero cuestionar el por qué me lo han dado, porque no, igual me lo quitan y yo no quiero que me lo quiten.
¿Considera que a la figura del empresario/a en Euskadi le sigue faltando un poco más de reconocimiento por parte de la sociedad?
Yo creo que es un mal endémico. Al final no podemos ser los malos de la película. Tendremos nuestros fallos y nuestras debilidades como todo el mundo, pero al final la empresa es necesaria y es la que tiene que existir. Si no existiera, tendríamos muchos problemas. Igual por parte del empresario necesitamos explicarnos mejor y acercarnos más a la sociedad, pero un poco de reconocimiento no nos vendría mal, por cuanto dificultades tenemos todos los días.
A lo largo de su trayectoria ha participado en numerosos proyectos, por lo que encasillarle en un sector es complicado, sin embargo, ha confesado que en la hostelería es en el que más feliz se encuentra. ¿Qué le aporta la hostelería?
Te da muchas cosas, como una relación con el público que no te da ningún negocio. Es un negocio que, por ejemplo, tus precios no están medidos como en otros sectores. Puede ser un poco más caro o más barato, pero no te miden exactamente. Te miden otros valores, el servicio, la ubicación, muchas cosas. En otros sectores, si te vas un 10% más caro, estarías fuera de mercado. En la hostelería puede ser un 10% más caro y estar en el mercado. Además, es un negocio que no necesita circulante, mientras que en la industria, sin circulante no hay nada que hacer. Si pierdes un cliente, no quieres perderlo, pero como son muchos, pues tampoco te afecta directamente. En la industria a veces perder un cliente es cerrar la empresa. Por lo tanto, la hostelería también tiene sus ventajas. Lo que pasa es que hay que verlas y creerlas. Es como todos los negocios, tienes que creer. Claro, tiene sus ventajas, sus detractores, pero Álava, y lo conoces bien, no es tanto la hostelera que también, es sobre todo industria.
¿Y cómo ve ahora mismo a la industria alavesa?
La industria alavesa está fuerte, está sólida, pero no podemos perder de vista que la industria necesita mucha formación, como todos los sectores, y tenemos que apostar por el futuro. Y el futuro pasa por tener gente formada y cada día más. Esa es la apuesta del futuro. Porque la industria, como todo, va muy rápido. Y a la velocidad que vamos, pues tenemos que no perder de vista que tenemos que ir a toda leche con los nuevos tiempos. Y formados. Y formados, muy formados.
En la actualidad, se dice que los jóvenes de ahora no tienen los valores o la actitud de antaño. ¿Es de los que tiende a comparar su forma de vida con respecto a la actual de la Generación Z?
No, no. Los jóvenes de ahora tienen actitud y tienen valores. Lo que pasa es que son diferentes, la diferencia de edad. Siempre discrepamos entre padres e hijos. ¿Cuál es la razón? La diferencia de edad. No puedes pensar con 20 años más que con 20 años menos. Cuando dicen que la juventud ahora no se forma, no es cierto. La juventud se forma. Lo que pasa es que antes, cuando un chaval montaba un bar en el pueblo, se veían todos los vecinos. Ahora, cuando una persona está haciendo un programa informático en su despacho, que va a tener muchos resultados, no lo ve nadie. Pero se sigue formando la gente y sigue emprendiendo, sin duda.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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