Arteca es una empresa con 67 años de historia, ubicada en la localidad guipuzcoana de Villabona, especializada en fabricar piezas de caucho-metal para automoción, camión y ferrocarril. Ha recibido una ayuda del programa de ciberseguridad industrial del Grupo SPRI, que desde hace tres años cuenta con Basque Cybersecurity Centre (BCSC) como impulsor del ecosistema vasco de ciberseguridad y por tanto también de este programa de apoyo económico.
Nace en 1956 en la localidad guipuzcoana de Lasarte y en 1976, ya con una plantilla de 130 personas, se traslada al municipio de Aduna para ampliar la fábrica e integrar todo el proceso productivo, estampación, mecanizado y fabricación de la mezcla del caucho. A finales de los 70, la plantilla era de 520 personas.
“Tras una gran crisis, se cierra en 1980 y 2 años después, 50 trabajadores capitalizan su paro y crean una SAL, llamada ATC”, explican Josu Aranburu, director de Desarrollo de Negocio del Grupo Arteca, e Iker Osa, director de Compras.
El siguiente hito importante es en 1983 cuando la empresa francesa SCTI comienza a distribuir sus productos en el mercado francés. En 1992, desplazan la sede hasta las actuales instalaciones en Villabona y en 1998 el grupo SCTI adquirió el 98% de las acciones de los trabajadores. Actualmente el 100% de las acciones pertenecen al grupo francés.
En los 90, se abre una fábrica en China, manteniéndose la planta principal en Villabona, “donde se desarrollan y fabrican los productos de mayor valor añadido”.
Arteca fabrica piezas de caucho-metal, fundamentalmente para elementos de transmisión y suspensión de vehículos, camiones y ferrocarril, sus tres mercados.
“En el caso del automóvil, las piezas van principalmente en el eje de la transmisión y cardan. Con la llegada del vehículo eléctrico, hemos estado inmersos en una profunda investigación y hoy podemos confirmar que los vehículos eléctricos igualmente llevarán piezas antivibratorias”. Actualmente su portfolio ofrece más de 300 referencias.
La empresa distingue su negocio entre el vehículo y el del camión, “donde la tipología de pieza es diferente. En el caso del camión nuestros productos van principalmente en las ballestas y suspensión”.
En cuanto al ferrocarril, los productos se montan principalmente en el bogie, estructura rodante sobre la que se apoyan los vagones.
Actualmente, el 70% de su negocio está en automoción y camión, un 25% en ferrocarril y el 5% restante en la industria en general. Sus principales clientes se localizan en Europa (60%), seguido por y América (30%) y Asia (10%),
Una de las señas de identidad de Arteca es la I+D, a la que dedican el 5% de sus ventas. De hecho, disponen de un área específica de investigación y desarrollo, “donde se da respuesta a cualquier exigencia de nuestros clientes: simulación de elementos finitos para desarrollo de producto, simulación de procesos para desarrollo y mejora de procesos, ensayos de fatiga, de vibración y temperatura (cámaras climáticas de -40º a los 200º)”.
Arteca tiene integrado “in house” todo el proceso productivo. “Únicamente el metal lo compramos en el exterior”.
Dentro de la Industria 4.0 y desde el año 2016, capturan y procesan los datos obtenidos directamente desde las máquinas, facilitando la información a los trabajadores (instrucciones, gamas, tipología de defectos, vídeos explicativos del proceso, check list, etc)”.
La plantilla actual de Arteca es de 98 personas y la facturación anual ronda los 19,5 millones de euros.
La ayuda del programa de ciberseguridad industrial del Grupo SPRI se ha dedicado a la mejora de todos los sistemas informáticos de la empresa, como antivirus, servidores o copias de seguridad. “Llevamos tres años invirtiendo mucho dinero en ello”. El proyecto del año pasado de ciberseguridad, apoyado por SPRI, “ya está terminado y este año lanzaremos uno nuevo”.
Los retos de Arteca son diversificar productos y clientes. “Buscamos un crecimiento sostenido. Estamos muy vigilantes a todas las novedades en la electrificación y en estrecho contacto con el cliente”.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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