Con el objetivo de contrarrestar la tendencia de los distribuidores a comprar acero sin exigencias técnicas a países tan exóticos como China o India, donde priman los grandes volúmenes, nació la empresa distribuidora de aceros de construcción mecánica Ipargama, en 2006. Su propósito era “ofrecer un producto de calidad para los fabricantes medianos y pequeños especializados que buscan la excelencia en el producto”, explica Mikel Garay, el gerente de la firma.
Ipargama se dedica a suministrar aceros de construcción mecánica de perfil redondo y cortado a medida a aquellos clientes “que quieren ofrecer no solo una pieza en tolerancias, sino un material controlado, siempre certificado por el fabricante europeo y con transparencia total del origen del material”, apunta Mikel Garay. De hecho, este es uno de los puntos fuertes del servicio de la empresa alavesa: la trazabilidad.
Desde el inicio, sus principales clientes han sido “aquellos fabricantes de componentes mecánicos de responsabilidad que huían del riesgo que suponía el acero a buen precio, pero sin fiabilidad”, explica el gerente de Ipargama. Evitar mezclas y ofrecer repetitividad en el comportamiento del acero es un aspecto muy difícil de controlar si el abastecimiento está disperso porque cada fabricante tiene un proceso diferente de transformación e incluso parte de un semiproducto. Con el objetivo de comprobarlo, la empresa creó una serie de protocolos de compra y especificaciones técnicas que aseguran que los fabricantes alcancen el nivel exigido.
Ipargama se diferencia de su competencia por su servicio de asesoramiento a los fabricantes de componentes mecánicos para redactar sus especificaciones de compra y elegir el acero adecuado. A través de esta prestación, su fin es “ser líder en calidad y servicio para este tipo de clientes, que son activos principales en sus mercados”, razona Mikel Garay.
Los sectores con los que trabaja son múltiples: máquina herramienta, maquinaria en general, ferrocarril, sector energético en todas sus variantes, vehículos industriales y naval. El 90% de su facturación es dentro de la Península Ibérica y, en los últimos siete años, ha tenido un crecimiento constante. Esto se traduce en la inauguración de una nueva planta de 1.000 m2 y la adquisición de nueva maquinaria en 2023.
Actualmente, está inmerso en el proyecto ‘Altzairu e-programa’, con el que ofrece gratuitamente los retales de las barras que comercializa a todos aquellos centros de enseñanza metalmecánica que cuenten con taller de mecanizado, “para que los futuros técnicos que trabajen el acero conozcan nuestra marca”, aclara el gerente de Ipargama. Paralelamente, pretende impulsar ‘Ipargama Net’; a través de este portal on-line los centros formativos podrán hacer sus pedidos.
Uno de los objetivos del Grupo SPRI es la transformación digital de las empresas vascas. La impulsa a través de programas de ayuda a la digitalización como Smart Industry, BDIH Konexio, Ciberseguridad Industrial, Enpresa Digitala o Inplantalariak, entre otros.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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