Ameztoi es una empresa familiar, ubicada en Zestoa, que ofrece platos precocinados tanto a la hostelería como a grandes superficies. La compañía dispone de una central lechera propia para garantizar la calidad de sus productos, entre los que destacan sus 60 tipos de croquetas. Ha recibido una ayuda del Grupo SPRI del programa Innobideak, que persigue la mejora en los productos y procesos de las empresas vascas.
La empresa nace en 1982 de la mano de la madre de los dueños, en su casa de Zarautz, “que se dedicaba a hacer croquetas y los hijos las repartíamos en bici”, rememora Iñigo Ameztoi, gerente y cocinero mayor de Ameztoi. En 1994 se inicia una actividad ya como industria alimentaria en un pabellón e incorporando otros platos como sopas, pescados y carne.
“Somos pioneros en sacar la croqueta gourmet al mercado, que encajó sobre todo en la hostelería”, añaden Nuria Robleño, directora comercial y de marketing e Idoia Arrieta, directora financiera. El siguiente hito importante es en 1998, cuando empiezan las ventas fuera de Gipuzkoa y a nivel estatal e incorporando más productos, como platos cocinados y postres.
El crecimiento les obliga a buscar una nueva sede, prevista en una parcela que compraron en Zarautz “pero no se terminaba de hacer y vinimos a Zestoa en 2007. Desde entonces hemos evolucionado en el plato cocinado. Decimos que no somos una industria alimentaria sino una cocina grande”. El traslado a Zestoa refuerza la seguridad alimentaria manteniendo la calidad del producto.
Una de las singularidades de Ameztoi es que dispone de una central lechera propia. “Somos los únicos que la tenemos a nivel estatal entre los que no nos dedicamos al sector lácteo, porque nuestra intención siempre ha sido que la materia prima sea de Euskal Herria. Compramos a los baserritarras de aquí, lo que permite una relación directa con el proveedor y garantiza la calidad del producto”.
La compañía ofrece todos los platos, desde los entremeses hasta los postres, “destacando las croquetas, platos principales y postres. Tenemos 60 tipos de croquetas y una treintena de platos y media docena de postres. No utilizamos conservantes artificiales ni aditivos”.
Sus clientes son la hostelería, en un 50%, y el resto, charcuterías y grandes superficies. “El año pasado obtuvimos la certificación de calidad IFS”. También ofrecen su cocina a particulares, a través de su web, aunque supone una mínima parte del negocio. “Es un servicio adicional que queremos dar”.
La facturación alcanzó el pasado año los 5,8 millones de euros y la plantilla es de 46 trabajadores, al 50% de mujeres y hombres. “El 99% sabemos euskera y nos relacionamos en euskera”. La innovación es importante para la compañía, con dos personas dedicadas a I+D, aplicada tanto a los productos como a los procesos.
La ayuda del programa Innobideak del Grupo SPRI se ha dirigido al cambio de estrategia empresarial motivado por la pandemia. “Dependíamos mucho de la hostelería, que era entonces el 70% del negocio, y nos enfocamos más a las grandes superficies y realizamos un estudio de mercado para ver lo que quería el consumidor”.
Los retos futuros pasan por la internacionalización –“hemos puesto a una persona en ello”- y a incrementar el negocio en grandes superficies. Además, implantarán un cambio de imagen en la planta, ya que se modificarán los envases y los procesos.
Las perspectivas de crecimiento son positivas, “porque hay mucho recorrido por hacer: En hostelería ya sabemos por dónde ir y en las grandes superficies estamos en el proceso de aprendizaje”.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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