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Entrevistas 25 abril, 2022 Innovación

AYA, el último maestro armero de Eibar

Con 107 años de historia y una plantilla de 26 artesanos, la firma Aguirre y Aranzabal (AYA) ha ido evolucionando en el tiempo hasta convertirse en un referente internacional de escopetas de lujo para caza y tiro deportivo

La localidad armera de Eibar es la cuna de AYA (Aguirre y Aranzabal), una empresa fundada en 1915 por Miguel Aguirre y Nicolás Aranzabal que en su momento fue una de las mayores fábricas de armas de caza de la localidad guipuzcoana. Aquellos dos emprendedores de época tiraron de instinto y pasión para sacar adelante un sueño, y después de pasar no pocas dificultades y tener que aprender a reinventarse una y otra vez, evolucionaron hasta convertirse hoy, un siglo largo después y con 26 maestros artesanos en plantilla, en un referente mundial en el diseño y fabricación artesanal de armas de caza y tiro deportivo para el sector del lujo, explica Álex Aranzabal, CEO de la empresa y miembro de su cuarta generación familiar.

La historia de AYA es una historia de superación, por cuanto es una superviviente de un sector que ya agoniza en Éibar, ¿no?

Podría decirse que sí, que somos un superviviente, pues cumplir un siglo en un sector tan especial constituye ya de por sí un desafío… En nuestro caso debemos diferenciar entre dos tipos de fabricación de armas deportivas. La artesanal de la llamada escopeta fina que es la nuestra, y la fabricación seriada de grandes lotes productivos, escopetas sin alma como solemos decir en AYA. La fina ha sido el proceso de fabricación por excelencia en Eibar. Artesanos altamente cualificados trabajando cara a cara y unitariamente con básculas, culatas y cañones, mimando cada detalle de la escopeta. El declive es evidente y a día de hoy podemos decir que somos el único fabricante de este tipo de escopetas que fabrica de principio a fin sus modelos, no solo aquí sino que en todo el Estado.

Hace no tanto eran casi medio centenar las empresas dedicadas a las armas en esta localidad. ¿Cuántas quedan ahora?

No más de seis, diría yo, a las cuales suministramos componentes esenciales. Es una pena porque en su día fuimos, como localidad, referentes en todo el mundo y como empresa, allá por los años 60, llegamos a tener 500 empleados y fabricar 20.000 armas al año, pero los mercados cambian y la necesidad de adaptarte a las circunstancias están ahí…

¿Hasta dónde llegan las escopetas y rifles de lujo de AYA?

El 95% de toda nuestra producción termina en el extranjero y en ese sentido diría que hay escopetas de caza ‘made in AYA’ en todo el mundo salvo en algunos países como China y Japón. Tenemos presencia en mercados como Reino Unido, Estados Unidos y los países del Benelux, y estamos empezando a analizar la apertura de nuevas áreas comerciales en países de gran tradición en el campo de la caza como Rusia o los de Europa del Este.

¿Cuánto se tarda en fabricar uno de sus modelos?

Actualmente estamos dando plazos de once meses para escopetas, digamos, “sencillas”, pero los pedidos continúan entrando y vamos a tener que empezar a dar como poco un año de plazo para poder afrontarlos.

¿Y entre qué precio se mueven?

Suelen rondar entre los 8.000 euros y lo que el cliente quiera gastarse. Todo depende de la customización del arma. Hay que tener en cuenta también que existen clientes que nos piden parejas de escopetas, tríos y hasta algún sexteto incluso… Este tipo de encargos tan personalizados representan un reto continuo para nuestros Maestros Artesanos.

¿Qué diría que hace especial a AYA?

Diría que nuestra forma de hacer y nuestro trato con el cliente. A finales de los 80 tuvimos un proceso de reflexión donde se decidió dar un giro a la empresa para poder ser más competitiva. Y se decidió fabricar menos pero con una mayor calidad, y eso fue lo que nos permitió, y nos permite, ser diferentes y únicos, entre otras cosas porque hemos conseguido además integrar al 100% nuestros procesos productivos. Todas las escopetas finas de AYA las hacemos en casa.

Los clientes que llegan a desprenderse de las armas, ¿las cambian para adquirir  nuevos modelos?

Normalmente una escopeta fabricada exclusivamente para uno mismo goza de un valor sentimental muy alto, por eso la gente que suele desprenderse de estas piezas son herederos de la misma que no tienen afición por la caza o por el tiro deportivo. Normalmente los clientes que han probado cazar con escopetas AYA repiten, y sus familiares y amigos también.

 

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