Hace más de 30 años, en 1991, se fundó Buruplast, empresa alavesa dedicada, principalmente, a la elaboración de componentes plásticos para automoción: desde grandes revestimientos de pilares, asientos o salpicaderos, hasta un pequeño soporte para una electrónica.
La apuesta por centrarse en el mercado de la automoción llegó tras la crisis de 2011. Esta decisión le permitió crecer significativamente hasta llegar a su situación actual, en la que el 90% de su producción son componentes plásticos para ese sector, “sobre todo piezas estéticas y técnicas para el interior del vehículo, aunque también realizamos productos para cualquier zona del coche”, apunta el responsable comercial, Koldo Martinez. El proceso principal de fabricación es la inyección de plástico, “a la que añadimos procesos secundarios como soldadura por ultrasonidos, montajes manuales o automatizados, o decoración de piezas”.
Buruplast tiene la capacidad de fabricar piezas de cualquier dimensión debido a que tiene un amplio abanico de tamaños de máquinas. Hoy en día, apuesta por la iluminación interior del vehículo, “un mercado que está en crecimiento”, según el responsable comercial. Estos productos demandan calidad debido a que son más complicados de producir que los tradicionales, “porque hay que cambiar los procesos y la maquinaria de fabricación para poder realizarlos adecuadamente”. Asimismo, se enfoca en la producción de piezas en dos materiales al mismo tiempo o ‘inyección 2K’.
Casi la totalidad de sus ventas las obtiene en el mercado de la automoción, aunque también trabaja con el sector de la energía, y “algún otro que nos hace algunas compras residuales”, elabora Koldo Martinez. Su principal cliente es Mercedes-Benz, pero también trabaja para los principales fabricantes de componentes de la industria del automóvil, como pueden ser Antolín, Forvia, o Lear, “que hacen llegar los productos fabricados por Buruplast a otros constructores de coches como Volkswagen, Porsche, Audi, Ford o Renault”. A nivel internacional, comercializa sus productos en otros países europeos como Francia, República Checa, Alemania, Austria o Rumanía.
Su objetivo a corto plazo es “conseguir la mayor cantidad de productos posible para la ‘Mercedes-Benz VAN.EA’. Este proyecto nos asegura trabajo para los próximos 10 años”, explica el responsable comercial. A pesar de que considera que es un sector “en crisis” a nivel europeo, debido a la competencia de los coches eléctricos chinos, destaca que gracias a su estructura y procesos “somos competitivos en sectores exigentes como la industria automotriz, pero no lo somos tanto en sectores donde la exigencia de calidad o el trabajo de ingeniería es menor”. Por eso, opta por seguir trabajando en este sector.
Por otro lado, desarrolla productos que se fabricarán con maquinaria más grande de la que actualmente dispone y con un mayor grado de automatización. La automatización ha sido “clave” en la designación de ciertos proyectos a Buruplast, “ya que competimos con países con costes laborales sensiblemente más bajos que los del País Vasco, como son Polonia y República Checa”, concluye Koldo Martinez.
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