Teniendo en cuenta los problemas que se ciernen en estos momentos en torno a la falta de talento en no pocas profesiones y ámbitos y los que se presume que vendrán en los próximos años por esta misma cuestión, Esther Tamayo se presenta como una voz autorizada en este campo merced a su propia formación profesional y una dilatada trayectoria donde ha tocado prácticamente todos los ámbitos profesionales, desde el ámbito cooperativo, la empresa pública, la privada y el campo autónomo. Comenzó en el Ayuntamiento de Zigoitia para ir completando después una aventura profesional con escalas en ULMA, Ros Casares, Alumafel, Tecnoaranda, Eulen y, desde hace un año, el grupo francés CRIT, una de las primeras ETT del mundo.
¿Cómo de preocupante diría que es este asunto de la falta de talento para la empresa vasca?
La pregunta la diferenciaría en dos partes. Por un lado están las personas con talento, que en muchos casos no son suficientes para la necesidad existente por lo que hay que empezar concienciando de esta necesidad desde que nuestros jóvenes están formándose. Pero si una vez que están formados nos pasa que hay empresas que en muchas ocasiones dejan escapar ese talento provocando una guerra entre empresas no solo por el salario, sino también por la valoración, la formación continua, el ambiente laboral o los horarios, nos encontramos en una situación en la que nadie gana. Hay que tener en cuenta que la mayoría valora su calidad de vida frente al tiempo por encima de otros factores. Las necesidades personales se han variado con los años. Y no nos podemos olvidar del talento que se va fuera de nuestras fronteras. Hay que estudiar a fondo la repatriación de todas estas personas y volver a tener empresas con talento valorado en su justa medida. Y en segundo lugar tenemos un porcentaje importante de personas en edad de trabajar con una formación muy básica que podrían tener cabida para otro tipo de candidaturas, siempre y cuando exista actitud, que es diferente al abuso.
¿Qué demandan actualmente las empresas vascas?
Nuestro territorio, industrial y logístico por naturaleza, hace que necesitemos perfiles con Ingeniería Mecánica, TICs, Calidad y también formaciones de grado superior y medio en Mecánica o Electricidad, pero siempre complementado con cursos más específicos para necesidades de las empresas industriales manufactureras, programadores de CNC, maquinas tridimensionales, soldadura o calderería. Son lo que llamábamos antiguamente oficios de toda la vida. Antes se empezaba como peón-ayudante e ibas aprendiendo el oficio, pero hoy las empresas solicitan que todos estén formados y tengan experiencia. Hay que nivelar esta situación y saber encontrarse en la mitad del camino.
¿Y qué ofrece el mercado?
No estamos en un momento de crecimiento industrial como años atrás, pero sí que nos vamos moviendo poco a poco. Sin embargo, la planificación es muy complicada. Los empresarios muchas veces no saben lo que van a necesitar de hoy para mañana ya que un proyecto se les puede caer o llegar en el último segundo. De ahí que las incorporaciones tengan que ser rápidas, lo cual genera fricciones. Los candidatos, como solemos decir. “también tienen vida”. Empresas como la nuestra, expertos en recursos humanos, tratamos de acompañar a los candidatos y posicionarlos en las empresas de la mejor manera, como si fuera un puzle. Lo intentamos hacer en el tiempo y la forma, aunque no siempre es posible, como en todas las cosas. Pero sí puedo asegurar que cuando una empresa repite con nosotros será por algo, porque tenemos un equipo humano que conjugan todas las variables y eso genera el éxito de todos. Además, la base más importante es asesorar a los empresarios grandes o pequeños en función de sus necesidades, pero teniendo en cuenta la Reforma Laboral.
Muy a menudo se tiende a cargar contra las nuevas generaciones y a ésta se la considera acomodada, con amplios conocimientos académicos e idiomas, pero carente de actitud o capacidad de esfuerzo… ¿Está de acuerdo?
Hay de todo, pero la mayoría de nuestros clientes nos dicen que prefieren alguien con actitud, con ganas de salir adelante, con ganas de progresar, o simplemente con ganas de trabajar y que no me deje en la estacada…. No se puede generalizar, pero estamos empezamos a ver una generación de cristal en la que el esfuerzo y la constancia es difícil de encontrar. Nos debiéramos preguntar por qué y qué hemos hecho mal para llegar a esta situación.
Un informe reciente de Confebask alertaba recientemente que en diez años se jubilarán en Euskadi 225.800 personas, lo que representa un desafío demográfico tremendo al tiempo que deja entrever la necesidad de atraer talento… ¿Cómo, con qué políticas?
Al talento hay que atraerlo, cuidarlo y hacerle participe en las empresas sin olvidarnos de un compromiso por todas las partes. Hay que aplicar la filosofía wind to wind. Y a la inmigración se la debe formar para que se adapte a los requisitos que pide la ley y, por ende, las empresas, si no, nos encontraremos con que no tenemos cómo cubrir las vacantes que se generan. Hasta que no comprendamos que todos somos uno, que no se puede vivir sin todas las partes, no entenderemos nada y no progresaremos. Hay que trabajar en equipo, no en grupos independientes.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?