Alicia Gómez Legorburu es, por capacidad, currículum y trayectoria, no solo una de las referentes tecnológicas en el tejido empresarial vasco sino un ejemplo para las futuras generaciones a la hora de comprobar que a pesar de los tópicos, las limitaciones y los estereotipos en detrimento de la mujer, sí es posible alcanzar puestos directivos de relevancia “si una se lo propone”. Su trayectoria, al menos, así lo demuestra; pues ha ejercido y liderado con éxito proyectos y equipos en compañías como ITP Aero, Precicast Bilbao, Incoesa, Grupo Egile o Macarbox. Toda esa experiencia acumulada la acaba de volcar ahora en su último proyecto, DIDEA Dirección Delegada, una “consultoría” que ha impulsado por iniciativa propia y con la que trata de implantar “soluciones diferentes” cargadas de valor para que las empresas puedan seguir mejorando.
¿Una termina cansándose de liderar proyectos durante tantos años?
Cansada no, en absoluto; más bien todo lo contrario. Estoy llena de energía y esa fue una de las claves para decidirnos hace ahora un año a lanzar DIDEA con el propósito de acompañar a las empresas en el ámbito de la dirección y en la profesionalización de su gestión. Todo ello con el objetivo de acompañar su mejora, su crecimiento o en algunos casos, su sostenibilidad.
¿A qué se dedica realmente su empresa?
Solemos decir que no somos consultores, aunque evidentemente cuando hablamos con la empresa lo hacemos poniendo el foco en el acompañamiento (tradicionalmente llamado asesoría o consultoría), pero trabajamos desde dentro, con un rol ejecutivo de acción junto al equipo de la empresa. En este sentido tenemos una frase que yo creo que nos representa muy bien: “Decir lo que hay que hacer es valioso; hacerlo no tiene precio”. Así que actuamos de una manera ejecutiva, digamos práctica, como Interim Management (dirección delegada), como profesionales que somos con dilatada experiencia en dirección y gestión que ejecutan una misión concreta durante un tiempo determinado y en función de los objetivos que se determinen.
De empleada durante casi treinta años a impulsora de su propia empresa… ¿Ha cambiado mucho su perspectiva del concepto empresa?
Pues diría que no, que trabajando por cuenta ajena o propia, los valores de responsabilidad o compromiso están dentro de la persona. Siempre he sentido como propias las empresas en las que he trabajado a lo largo de mi trayectoria profesional y he actuado en consecuencia. El concepto de empresa para mí sigue siendo el de un proyecto compartido, que se enfoca en crear y aportar valor a sus accionistas, empleados, sociedad, en definitiva a todos sus agentes de interés.
¿Qué recorrido tiene esta herramienta de Interim Management entre las empresas vascas?
Digamos que el Interim Management es ampliamente utilizado desde hace años en el panorama internacional, sin embargo aquí, en Euskadi, muchas empresas ni lo conocen y es una pena que puede conllevar pérdida de competitividad, porque las bondades y beneficios de su utilización son muchos. Por eso, desde el inicio de DIDEA, nos asociamos a la Asociación de Interim Management AIME y desde la presidencia del Foro Norte nos focalizamos en ayudar a divulgar esta herramienta, explicando su influencia estratégica para las empresas. Poder acceder a personal ejecutivo sénior de manera ágil y segura en el momento que lo necesiten para la ejecución de aquellos proyectos claves; es una aportación de valor clara y muy útil.
Cuando una empresa contacta con ustedes ¿lo hace porque realmente tiene un problema y busca una suerte de salvavidas, o porque quiere seguir creciendo y hacer las cosas de una forma diferente?
Llevamos un año de vida y ya podemos asegurar que hay de todo en este sentido. La casuística es muy variada. Hay empresas, por ejemplo, que quieren llevar a cabo una transformación digital y nos presentan esa necesidad. Las hay también con problemas graves desde un plano económico o de mercado, y ahí les acompañamos para intentar revertir esa situación. Siempre desde dentro, insisto. Y hay un tercer grupo que podríamos contextualizar en el momento en que se produce el relevo generacional en una empresa, con el necesario cambio en su dirección y gestión. Y ahí resulta de gran ayuda la figura del Interim Management como ejecutivos experimentados que somos para llevar a cabo ese cambio y para acompañarles durante un tiempo, formando el equipo desde dentro para después dejarles volar solos. Porque se trata de eso, se trata de crear, implantar y enseñar las herramientas precisas para que luego el equipo de personas de la empresa pueda funcionar con total autonomía.
Suponiendo que esta herramienta tiene encaje en pymes y grandes compañías, ¿podría servir también para startups?
Claro que sí, la herramienta es completamente transversal. En este caso, con empresas de reciente creación, acompañamos a definir y profesionalizar toda su gestión, pues su día a día, normalmente, suele estar más centrado en la creatividad y el desarrollo del producto que en la gestión. Y ahí estamos para focalizar en la sistemática de gestión de la empresa, estableciendo las bases necesarias que permitan orientar la empresa a su futuro de crecimiento y sostenibilidad.
Quizá por la bisoñez de quien está empezando trabajar junto a jóvenes emprendedores pueda resultar más cómodo que hacerlo con el perfil de un gerente o director en una compañía más madura, ¿esto es así?
Entrar en los equipos humanos no es nada fácil, por eso cada proyecto es un reto. Lo primero es entender con visión sistémica la cultura de esa empresa en concreto y empatizar con sus personas. Es como cuando entras a trabajar a una empresa nueva, entender la cultura, las relaciones entre las personas, encajar en el equipo… En nuestro caso, como interim managers con mucha experiencia en culturas y equipos, el hecho de llegar desde fuera aporta algunas ventajas como el hecho de tener esa visión limpia que ayuda a ver las cosas de otra manera y también a que no te visualicen desde dentro como una amenaza, como alguien que quizá quiera ocupar un sillón de poder en esa empresa…
El valor de la independencia…
Esa visión externa para nosotros es muy valiosa, efectivamente, pues nos da la autonomía o independencia de poder plantear las recomendaciones o decisiones libremente y sin dependencias internas. Y si bien es cierto que todo este proceso no es sencillo, al final se acaban consiguiendo resultados trabajando sobre las sistemáticas de gestión y la gestión con personas.
Hablando de personas e igualdad. Que hoy estemos aquí hablando con una mujer con un marcado acento técnico como el suyo no es lamentablemente muy habitual… ¿Cómo ve el papel de la mujer en la empresa del siglo XXI?
Un papel aún escaso pero un papel clave, sin lugar a dudas. Y no solo en la empresa. Somos muchas y además mayoría en los entornos universitarios, pero nos queda aún mucho recorrido por delante, sobre todo en las carreras más técnicas… Eso sí, avanzamos sin descanso porque estamos muy formadas y porque tenemos talento, ganas y actitud. Hay docenas de estudios, como ejemplo uno de la universidad de Harvard, que defiende que los resultados financieros de las empresas mejoran con la presencia de mujeres en sus consejos de administración.
Y si esto es así, ¿qué falta entonces para romper definitivamente los techos de cristal?
Recientemente leía que ninguna de las 18 empresas con sede en Euskadi que cotiza en Bolsa tiene una mujer al frente de la misma. Es una pena. Y queda mucho camino por recorrer a todos los niveles… A las empresas les lanzo un mensaje de cambio de antiguos paradigmas, que se animen a contar con mujeres en sus puestos de máxima responsabilidad; y a la administración pública, que siga marcando políticas de corresponsabilidad que garanticen la igualdad de oportunidades, reducir la brecha salarial…
¿Y a las propias mujeres?
¡Que fortalezcan su confianza! Y que apuesten por su camino profesional sin miedo. Hay muchas oportunidades, y debemos saber apoyarnos mutuamente, con programas de mentoring o charlas en las que compartimos nuestros éxitos y nuestras dificultades. Al final, todo este cambio forma parte de un cambio cultural y sabemos que el camino es largo; pero soy optimista y quiero creer que las nuevas generaciones tienen bastantes menos paradigmas instalados en la cabeza con estas creencias históricas y limitantes que las que tenemos en nuestra generación y en las anteriores.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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