Grupo NBI, el imparable ascenso basado en la innovación y la internacionalización
La empresa, cuya sede central está en Okondo (Álava), nació hace 16 años con cuatro empleados y ahora tiene 155, cotiza en Bolsa y factura ya 25 millones de euros anuales
La inversión en I+D es una de sus señas de identidad y del negocio inicial de fabricar rodamientos se ha pasado a aportar “soluciones de productos al cliente mejorando la competitividad y productividad”, afirma el director financiero Javier Raya.
Grupo NBI es un buen ejemplo de una empresa vasca que, basada en la innovación y en la internacionalización, no para de aumentar su negocio. Los cuatro trabajadores con los que hace 16 años arrancó la compañía, cuya sede central está en Okondo (Álava), se han convertido ahora en 155 empleados, distribuidos en cinco plantas productivas. La empresa, especializada en fabricar rodamientos de alta precisión para sectores tan diversos como ferrocarril, eólico, oil&gas, ascensores, papel, minería o agricultura pero que ha ampliado también su negocio a soluciones de ingeniería y diseño para distintos productos industriales, está además en Bolsa desde 2015 y su facturación anual alcanza ya los 25 millones de euros anuales. NBI ha recibido diferentes ayudas del Grupo SPRI para proyectos de I+D, implantaciones digitales y mejora e innovación en procesos. También, a lo largo de los últimos años, ha firmado varios préstamos participativos con los organismos vascos: Seed Capital Bizkaia, Socade SA y Luzaro EFC, con el claro objetivo de afianzar su expansión e internacionalización.
La historia de la empresa arranca en 2002 en el nicho de empresas de Beaz (la sociedad pública de la Diputación de Bizkaia) en Sondika y con el apoyo del Gobierno vasco. Entonces era una comercializadora de rodamientos y elementos de transmisión de potencia. “Aportábamos servicio técnico y comercial. Comercializábamos multimarca y multiproducto, distribuidores y 100% del negocio era en España.”, apunta el director financiero de NBI, Javier Raya.
El primer hito clave fue en 2006, cuando se convierte en fabricante. Constituye una joint venture en China y crea la marca NBI. En 2008 se especializa en fabricar rodamientos de alto valor técnico “Es un producto de nicho: tiradas bajas con un componente técnico muy elevado”.
La inversión en I+D es una de las señas de identidad de la compañía. En 2010 arrancan los primeros proyectos de innovación y desarrollo, en colaboración con varios centros tecnológicos. En es el período 2010-2015, NBI llegó a invertir el 15% de su facturación en I+D, en torno a un millón de euros anuales. “Era un esfuerzo importante, pero era básico para desarrollar la Compañía”, señala el director financiero. Desde entonces se ha colaborado estrechamente con los centros tecnológicos punteros Ceit y Tekniker (ambos en IK4 researchers).
A partir de 2010 es cuando también se acomete el plan de internacionalización y clientes finales (OEM), que conlleva que en 2015 el 90% de su negocio de rodamientos tenga como destino la exportación. Supone un cambio importante, ya que se logra que el 70% de la cartera de pedidos provenga de contratos a largo plazo (incluso renovables), se amplía la gama de productos ofertada a clientes y se desarrolla la ingeniería de aplicaciones. En abril de 2015, la compañía sale a Bolsa para financiar la nueva planta de rodamientos en Álava, ya en período de fabricación de prototipos y que arrancará definitivamente a primeros del siguiente año. Entonces el plan de gestión de la Compañía buscaba una facturación anual de 25 millones de euros para 2019.
“En 2018 ya se va a llegar a esa cifra y se ha puesto el objetivo alcanzar los 50 millones para 2022”, señala Javier Raya, quien destaca que la empresa, desde su nacimiento en 2002, ha cerrado todos sus ejercicios con beneficios.
Evolución imparable
NBI está en un proceso de evolución imparable. De la inicial comercializadora que en 2002 vendía rodamientos, se ha pasado a una empresa que ofrece soluciones de ingeniería, diseño y un subconjunto de productos, desde rodamientos a piezas estampadas, decoletadas, mecanizadas, calderería, armarios industriales, doblados o pinturas especiales. “Somos capaces de fabricar todo eso en varios sitios en el mundo. Nuestro objetivo es vender al cliente una solución completa. Ahora somos aportadores de soluciones”.
Junto a las fábricas de China y la de Okondo, la empresa tiene plantas productivas que ha ido adquiriendo en los últimos años: Egikor (planta de estampación en Ermua), Industrias Betiko (mecanizado y decoletaje en Bergara), Talleres Ermua (mecanizado de precisión en Mallabia) y Aida Ingeniería (calderería fina en Artea). Estas cuatro plantas, “que hemos adquirido y desarrollado entre 2016 y 2018” conforman la llamada división industrial del grupo, mientras que la de China y Okondo integran la unidad de negocio de rodamientos. Pero este número se va a ampliar, porque “tenemos un acuerdo de adquisición de una empresa en Rumanía para continuar potenciando nuestra internacionalización”. Además, NBI dispone también de una ingeniería de aplicaciones en el país rumano.
Tras la salida a Bolsa, donde está el actualmente el 32% del capital, la mayoría del accionariado es vasco, en concreto de los dos socios fundadores (68%). La filosofía de negocio es clara, señala Javier Raya: “Nuestros productos son para proporcionar soluciones mejorando la competitividad y productividad, centrándonos en lotes bajos – medios de fabricación con un componente técnico elevado”. La inversión en I+D es continua “porque creemos en ello”, es necesario para el continuo desarrollo y aporta el servicio técnico pre y postventa individualizado como elemento diferenciador.
La empresa facilita, al cotizar en el mercado bursátil, trimestralmente los datos de negocio. El pasado ejercicio 2017 se cerró con 22 millones de euros de ingresos, un beneficio de explotación de 3 millones y un beneficio neto, de 1,2 millones de euros. Este año 2018, la facturación alcanzará los 25 millones con 155 empleados. Para 2022, el objetivo es duplicar el negocio actual, hasta los 50 millones de euros, un 10% de beneficio neto y continuar con el crecimiento del empleo para llegar a los 220 trabajadores.
“La estrategia de la empresa es invertir en máquinas para desarrollar y complementar nuestro negocio e invertir, cuando el precio sea razonable, en plantas productivas que generen sinergias comerciales, fabriles o técnicas. Pensamos más en comprar fabricar existentes, no montar nuevas desde cero”, dice. Y, junto a ello, proporcionar soluciones al cliente “y así introducirnos en nuevos productos para aportar soluciones más grandes ganado cuota y penetración”.
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