Por debajo de las multinacionales y grandes corporaciones de la industria vasca hay un amplio ecosistema de pymes que se han ido adaptando con el paso del tiempo. Así, los avances tecnológicos que han liderado las compañías tractoras han animado a todo su elenco de proveedores a adaptarse, innovar y modernizarse.
Industrias Fapise, cuyo nombre proviene de Fabricación de Piezas en Serie, es una de esas pequeñas empresas, nacida a principios de los años 70 en el polígono de Gamarra, en Vitoria-Gasteiz. Impulsada inicialmente por cuatro socios, este taller de mecanizado quedó un tiempo después en manos de uno de ellos, José Ángel Berasategui. Como su propio nombre indicaba, la empresa se dedicaba al mecanizado de piezas en serie. Sin embargo, este tipo de trabajos -con un pequeño valor añadido- han acabado monopolizados por los países ‘low cost’, sobre todo asiáticos.
Como otras muchas compañías vascas de su sector, Fapise ha optado por una necesaria transición tecnológica. El mayor salto lo dio tras el cambio de siglo, de la mano de la segunda generación de esta empresa familiar, liderada por Eduardo Berasategui. “Seguimos dentro del sector del mecanizado, pero elaborando piezas cada vez más complejas. Es un mecanizado más especial”. Ya apenas se realizan piezas en serie.
Berasategui, ingeniero industrial, apostó por la compra de maquinaria que le permitiera adaptarse a los retos de la industria 4.0: “una fresadora de 10 metros fabricada por Zayer nos permitió especializarnos en piezas de grandes dimensiones. Y con la adquisición de centros de mecanizado de cinco ejes hemos podido acceder a proyectos más complejos y de más valor añadido. Algunas de esas inversiones se pudieron acometer gracias al Plan Renove de Máquina herramienta de la SPRI”, explica, al tiempo que recalca la importancia de adaptarse a la transformación digital con el software y la programación necesaria.
Esto permitió dar “un salto de calidad y tecnológico” a Fapise, que en paralelo pudo diversificar su actividad. La automoción siempre ha sido su principal cliente (sigue representando casi el 50% de sus ventas), pero en la última década también ha trabajado para los sectores aeronáutico, ferroviario, eólico y la máquina herramienta. Los TIER-1 del automóvil y empresas como Fagor Arrasate, Uribesalgo y otros han confiado en la empresa vitoriana.
Este año, poco antes de declararse la pandemia, Fapise comenzó un proceso de modernización de sus instalaciones para “aumentar la productividad” a través de los estándares 5s y el método Lean. Aunque se interrumpió debido a la crisis sanitaria, “continuaremos con el proceso”, aseguran desde la empresa.
Este taller de mecanizado, que da empleo a 14 personas, no piensa tanto en crecer numéricamente sino en mantener sus señas de identidad: “la calidad, el trato cercano con el cliente y ofrecer un servicio apoyados en nuestra maquinaria de altas prestaciones”, concluye Berasategui.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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