Polymat es un centro de investigación internacional promovido en 2012 y especializado en polímeros que tiene el foco puesto en algunos de los principales retos del siglo XXI como la energía, la salud y la sostenibilidad. Integrado e impulsado por Ikerbasque y la UPV/EHU (cuenta también con la Diputación Foral de Gipuzkoa en su órgano de Gobierno), tiene sedes en Donosti y Bilbao y está formado por 150 investigadores procedentes de 30 nacionalidades distintas. En este 2022, el año de su décimo aniversario, el centro vasco continúa siendo el número uno en investigación de polímeros. Un liderazgo que ahora está centrado en la llamada química verde, es decir, el desarrollo de nuevos materiales que nada tengan que ver con lo fósil, asegura Idoia Azaldegui, general manager de la Fundación.
¿Cuál es la idea de este Centro?
Forma parte de la red Basque Excellence Research Centres (Berc) y participamos en todas las fases de la cadena de valor de la investigación, desde el origen de la idea hasta la aplicación. Desde la investigación básica al lanzamiento de startups. Nuestro objetivo también es que la investigación llegue a mercado y se produzca una transferencia a las empresas y a la sociedad. Por eso nuestro reto es desarrollar polímeros a medida fomentando el uso de los recursos naturales y con múltiples aplicaciones en el campo de las baterías, la electrónica, implantes (salud), pinturas, adhesivos…
¿Qué son y para qué sirven los polímeros?
El concepto de polímero deriva de las palabras griegas Poly y Mers que, literalmente, quieren decir «muchas partes». Los polímeros se definen como macromoléculas que se obtienen por la unión de una o más moléculas pequeñas repetidas a lo largo de una cadena. La unidad que se repite en el polímero es el monómero y la reacción por la que se forman los polímeros es la reacción de polimerización. Imaginemos, por ejemplo, un collar de perlas. Pues bien, cada una de dichas perlas sería un monómero mientras que el collar entero es lo que se conoce como polímero.
¿Puede establecerse una tipología de polímeros?
Podríamos hablar de polímeros sintéticos como el polietileno, que es un material que encontramos en las botellas de agua o el nylon. Y polímeros naturales, como la celulosa, la lana o el almidón. Los llamados “materiales de los mil usos” o plásticos, jerga coloquial utilizada por la sociedad en general, tienen en la actualidad una reputación negativa, sin embargo no podemos olvidar todas sus aplicaciones que han permitido a lo largo de muchos años la mejora de la calidad de vida de la sociedad actual.
Resulta difícil imaginar la vida personal y profesional sin el plástico…
Son indispensables y contribuyen a la sostenibilidad, ya que son ligeros, duraderos y funcionales en multitud de tecnologías. E incluyen tecnologías sostenibles como, por ejemplo, los paneles solares o el vehículo eléctrico, mientras que en Salud también tiene presencia en las mascarillas anti-COVID o como biomateriales (implantes), entre otros. Nos podemos encontrar polímeros en nuestra vida cotidiana en tal variedad de productos que, en la sociedad moderna, es difícil encontrar una actividad en la que los polímeros no se utilicen. Automóviles, aviones, corazones artificiales, lentes de contacto, televisiones, teléfonos, ordenadores, frigoríficos, pañales, sartenes, prendas deportivas…
Para evitar esa “demonización” del polímero han apostado por un concepto bautizado como química verde. ¿En qué consiste?
Fomentamos la producción de polímeros biobasados a partir de polímeros naturales como, por ejemplo, la lignina (que procede de la madera) o la celulosa para los embalajes. Apostamos por una economía circular de los polímeros a través del reciclaje químico, con un modelo que promueve su reutilización, generando valor a partir de los residuos y evitando enviar los plásticos recuperables a los vertederos y a la naturaleza. Los residuos plásticos son un recurso valioso que puede ser utilizado para producir nuevas materias primas plásticas, fabricar piezas y nuevos productos, o para generar energía cuando el reciclaje no es viable. Se trata de valorar los residuos de plástico como un recurso.
Una década después de su fundación, ¿en qué punto de madurez diría que se encuentra el centro?
Somos un centro de investigación consolidado y nuestros datos nos avalan. Realizamos una investigación básica en los laboratorios con más de mil publicaciones, ocupamos el primer puesto en ciencia de polímeros a nivel estatal, hemos participado en más de 44 proyectos europeos, incluyendo cinco ERC, 14 congresos internacionales organizados, más de 90 tesis dirigidas, hemos prestado servicios a más de 40 empresas y hemos lanzado tres startup. En conclusión, realizamos una investigación que cubre todos los niveles de madurez tecnológica o TRLs, desde la idea hasta llegar a mercado.
A propósito de esas tres spin off que han impulsado desde Polymat. ¿Por qué de esta acción y en qué sectores van a desarrollar su actividad?
En nuestro adn está el compromiso y la apuesta por el emprendimiento, y por eso hemos apoyado el lanzamiento de estas tres startup surgidas de sus grupos de investigación. En dos de ellas estamos además participando en su capital y en sus consejos de administración.
¿A qué se dedican?
Polímerbio desarrolla y comercializa dispositivos médicos bioabsorbibles, como es el caso de la patente de un tubo urólogico bioabsorbible que no requiere de segunda intervención para tratar la estenosis uretral. En el caso de Polykey, proporciona servicios de I+D bajo demanda y productos innovadores para la industria de los plásticos y de su reciclaje. Gracias a tecnologías innovadores protegidas bajo patente, actúa como proveedor de productos en tres de las líneas establecidas como objetivos para una transición hacia un futuro sostenible: producción de polímeros bio-basados; desarrollo de estrategias de reciclaje químico y diseño de polímeros innovadores para baterías más eficiente y seguro.
¿Y Surphase?
En este caso ha desarrollado un dispositivo para la monitorización en fase temprana del ensuciamiento en los procesos de desalinización por membranas y de tratamiento de aguas de petróleo y gas.
Más allá de su responsabilidad diaria en Polymat, es una gran defensora y referente de la puesta en marcha de programas y políticas para ponderar a la mujer en los mundos de la Ciencia y el Liderazgo. A su juicio, ¿cuánto queda para normalizar este escenario de desigualdad?
La ciencia y la igualdad de género son fundamentales para el desarrollo sostenible. Aun así, menos del 30% de investigadoras científicas en el mundo son mujeres, según la Organización de Naciones Unidas (ONU). El equilibrio de género se hace patente hasta las etapas post-doctorales y luego se produce un estancamiento, lo que hace que el liderazgo femenino no termine de consolidarse en los ámbitos académicos-científicos. En POLYMAT tenemos un plan de igualdad y a nivel de estudiantes de doctorado y Postdocs existe una paridad de género. En cambio, no ocurre así a nivel de líderes de grupo. Para revertir esta situación, en 2018 lanzamos una beca llamada Emakiker (que obtuvo el Premio Mutualia Igualdad), dirigida exclusivamente a mujeres científicas senior en polímeros. Gracias a este programa tenemos a dos mujeres científicas que están liderando sus proyectos de investigación. Además, coordinamos junto con Nanogune el programa Emakumeak Zientzian, en el que participan 17 centros de investigación de Euskadi, organizando actividades para dar a conocer el trabajo de las investigadoras a la sociedad en general. Fomentando las vocaciones científico técnicas en niñas y adolescentes.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?