Ya casi se ha convertido en un ‘mantra’ en muchos foros económicos: Euskadi pierde peso industrial. Esta misma semana, el Consejo Económico y Social (CES) apuntaba en esa línea en su memoria socioeconómica. Sin embargo, el director general de la SPRI, Aitor Urzelai, señala que debe tenerse en cuenta todo el sector económico que presta servicios a la industria y que eleva el conjunto a cerca del 40% del PIB vasco.
Desde la Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial defiende que hay un «apetito inversor» en las pymes vascas y una «normalización» del crecimiento que convive con problemas como la bajada del margen empresarial y una caída en las exportaciones.
¿Hay un debilitamiento en la industria?
Diría varias cosas porque venimos de unos años muy rocambolescos. El PIB se pegó un trompazo en 2020 del 9,5%, en 2021 creció un 5,6% y en 2022 un 4,4%. Ahora estamos en un 1,6%. Más que de un debilitamiento yo hablaría de una moderación, de una situación más normalizada.
¿Qué le transmiten las empresas?
En la SPRI gestionamos el Observatorio de Coyuntura Industrial, y las empresas nos transmiten un optimismo generalizado con crecimientos en pedidos, facturación y una inversión creciente en I+D. Es verdad que si hablamos de costes de materias primas y energía, todavía están más elevados que antes de la pandemia y eso está apretando la rentabilidad, sobre todo en los sectores que son intensivos en consumo de energía.
Y con unos tipos de interés al 4,25% que encarecen la financiación, ¿no ven un freno a la inversión?
El programa Gauzatu, que apoya la inversión de las pymes, nos sirve de termómetro para ver ese apetito inversor y en la convocatoria de este año el volumen de las solicitudes ha aumentado un 54% respecto a 2022. De verdad, estamos en un escenario de crecimiento,quizá más normalizado, pero sigo viendo una industria vasca fuerte.
Luego, ¿no ve una pérdida de peso industrial en la economía vasca como señalaba el CES esta semana?
Como tal, no. Una cuestión es la industria pura y compararla con el PIB para ver si estamos más o menos cerca del 25%. Pero creo que la concepción moderna de la industria trasciende a la tradicional, la pesada. Están aquellos servicios asociados a ella. En conjunto, nuestro objetivo en el Plan de Industria es llegar al 40%. Creo que describe mejor el concepto para Euskadi de la industria, teniendo en cuenta los servicios vinculados.
Alemania se encuentra en recesión técnica. ¿Puede Euskadi acusar ese parón que vive Europa?
Es evidente que no podemos abstraernos, vivir aislados del mundo. Alemania y Francia concentraron el 30% de los 32.500 millones de las ventas vascas al exterior. Si dejan de traccionar, nuestros sectores exportadores lo van a notar seguro. Por eso es importante diversificar mercados.
Que están en…
Pues según el último informe del Banco Mundial, en Asia. La previsión de crecimiento para este año en Europa y Estados Unidos es en torno al 1%. En cambio, en Asia es del 5,5%. Es el espacio que destacaría como polo de crecimiento para los próximos años. De hecho, no es casualidad que las últimas oficinas que ha abierto la SPRI en su red exterior hayan sido allí, en Japón, Corea del Sur y Turquía. Es una demanda de las empresas.
Parece que Euskadi sí está renovando inversiones en proyectos ya existentes, pero pierde capacidad para atraer nuevas plantas estratégicas, como la fábrica de electrolizadores.
Estamos recibiendo todas las semanas propuestas de inversión directa extranjera, algunas se han materializado y otras se nos han escapado. Yo diría que en esas situaciones se tienen que dar dos cosas: ser capaces de atender y dar respuestas con ubicaciones o infraestructuras; y, por otra parte, ser comparativamente atractivos gracias a un sistema de formación, una fiscalidad propia…
¿Y qué falla?
Creo que tenemos ambas cosas, es verdad que en algunos sectores se genera la pescadilla que se muerde la cola. Hace falta generar un ecosistema para atraer inversiones y estas son necesarias para crearlo. No sabes qué es primero. Pero estamos trabajando bien con diferentes proyectos como el Corredor Vasco del Hidrógeno que aúna a cerca de 80 organizaciones desarrollando iniciativas en colaboración sobre el hidrógeno. O la fábrica de baterías de Basquevolt. Son líneas muy interesantes para crear un ecosistema sólido que puede atraer inversiones.
¿Hay un problema grave con la falta de suelo industrial?
No sé si llamarlo problema grave, pero sí estamos trabajando intensamente porque tenemos más demanda que oferta de suelo. No siempre somos capaces de ofrecer espacio con las especificidades que nos piden. Es una cuestión estratégica.
¿Una mejora de la fiscalidad de la innovación podría ayudar?
Podría ser, podría ser. Pero me gustaría destacar el esfuerzo en el gasto público que ha hecho el Gobierno. El año pasado creció casi un 10%. Además, en la clasificación europea RIS 2023, Euskadi ha subido 21 posiciones y vuelve a ser ‘polo de excelencia de la innovación’. Sin caer en la complacencia, no estamos mal.
Pero, ¿sería bueno equiparar las deducciones de la inversión en innovación a las de I+D? ¿Subirlas a un 30%?
Jugar con la fiscalidad es buscar equilibrios. Y ahí está incentivar a las empresas y garantizar el gasto público. Lo que sí estamos haciendo en la SPRI son los informes vinculantes para Hacienda sobre las inversiones en I+D de las empresas. Empezamos en 2008 con 2.000 informes y el año pasado hicimos 3.000 por un valor de 145 millones de euros. Además, este año, acabamos de acordar con las diputaciones extender esta labor para certificar también las inversiones en innovación.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?