Turquía es el 14º mayor productor de vehículos del mundo, con una producción total cerca de 1,3 millones de vehículos en 2022. Ford Otosan es el mayor productor local, seguido de Oyak Renault, Toyota Turquía, Tofas y Hyundai. La mayoría de las instalaciones productivas se concentran en la región del Mármara Oriental, particularmente en Kocaeli, Bursa y Estambul.
Aunque a 2030 no se espera alcanzar las cifras de producción de vehículos registrada en 2018, y a pesar de los riesgos políticos y económicos, dada su ubicación estratégica (proximidad a Europa, el norte de África y Oriente Medio), costes laborales relativamente más bajos y el acuerdo comercial con la UE, se espera que Turquía seguirá manteniendo su posición y atrayendo inversiones.
El país se ha convertido en un centro de exportación dirigido principalmente a Europa. Alrededor del 72% de la producción de vehículos por volumen se exporta y a pesar de los esfuerzos por diversificar los mercados de exportación, la UE es el mayor mercado de exportación, representando alrededor del 80% del valor de las exportaciones de automóviles.
En cuanto al mercado interno, Turquía es un mercado emergente con un importante potencial de crecimiento. Registró un rápido aumento en las matriculaciones de vehículos nuevos en 2020, a pesar de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, el alto efecto de base y la escasez mundial de semiconductores provocaron que las ventas disminuyeran en 2021. La tendencia a la baja continuó en 2022, exacerbada por las interrupciones en la cadena de suministro causadas por la guerra entre Rusia y Ucrania y los riesgos para la estabilidad financiera. Las ventas de vehículos nuevos deberían comenzar a recuperarse nuevamente a partir de 2023.
El sector de automoción es un aspecto crítico de la historia de crecimiento de Turquía. El país ha acogido con satisfacción la inversión de las empresas automovilísticas en diversas etapas de la cadena de valor. Recientemente, muchas de las inversiones relacionadas con los vehículos híbridos y eléctricos. Asimismo, en un intento de impulsar la fabricación “nacional” de coches se ha creado la marca Togg, fruto de un ambicioso plan del gobierno turco y varias empresas energéticas del país.
Las empresas internacionales pueden seguir considerando a Turquía como un centro de producción. Las tecnologías eléctrica e híbrida tienen las mayores posibilidades en el mercado. En concreto, componentes como el sistema de refrigeración de la batería, unidad de control electrónico y de la carrocería, y los motores eléctricos se importan y es necesario que se produzcan localmente. Además, áreas de alto valor añadido, como los vehículos autónomos (piloto automático, sensores de cámara), las estaciones de recarga, la electrónica de potencia o el servicio posventa, pueden tener potencial.
Aunque el país carece por ahora de componentes con tecnología superior demandados, la base de suministro ha ido creciendo junto con el desarrollo de OEM y no hay que subestimar el dinamismo de la competencia local. Estos avances locales y el aumento de la competencia podrían considerarse una barrera, pero también pueden verse como una oportunidad de cooperación.
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