La nueva movilidad impulsa a Teknia, que prevé cerrar 2022 con una facturación de más 350 millones de euros

Hablar de Teknia es hablar de una empresa familiar con fuerte arraigo en Elorrio (Bizkaia) pero visión internacional. Una compañía que inició su actividad en 1992 con un capital inicial de 300 millones de las antiguas pesetas y, sobre todo, la inquietud, curiosidad y compromiso de un pequeño grupo de empleados. De su constancia a lo largo del tiempo derivó el actual perfil de esta empresa, una multinacional dedicada a proveer de soluciones a la industria del automóvil que da empleo a 3.200 profesionales repartidos en 22 plantas de producción que están ubicadas en 12 países diferentes. Un negocio familiar, en definitiva, que tres décadas después de su fundación continúa mirando al futuro con optimismo. Sin ir más lejos, sostiene Michel Peña, director Técnico y de Ingeniería de Teknia, esperan alcanzar una facturación de 400 millones de euros para a 2025.

Teknia como proveedor de soluciones para el sector de automoción parece un tanto ambiguo… ¿De qué estamos hablando exactamente?

Tradicionalmente nos podríamos definir como una multinacional especializada en la fabricación de componentes metálicos y plásticos para el sector de la automoción, con tecnologías como estampación, tubo conformado, plástico inyectado, mecanizado de barra e inyección de aluminio a alta presión y siendo nuestros clientes los grandes OEMs y Tiers 1. En estos treinta años de carrera hemos pasado de ser un pequeño taller en Zaldibar con unos dos millones de euros de facturación a ser un grupo global multitecnológico y multinacional, de lo cual estamos muy orgullosos.

¿Las demandas por parte de los clientes han cambiado mucho en este tiempo?

En la nueva movilidad nuestros clientes nos piden soluciones completas que combinen materiales como el plástico, el metal o el aluminio con tecnologías (estampación, tubo conformado, plástico inyectado, mecanizado de barra e inyección de aluminio a alta presión) con un cierto grado de innovación en los procesos por tratarse de productos muy nuevos en el mercado.

¿Cómo se sostienen en el tiempo proyectos que requieren de tanta precisión?

Para estas soluciones completas no solo en la parte tecnológica sino incluso en la parte de localización nos viene muy bien contar con las 22 plantas de las que disponemos en estos momentos en 12 países y en las que trabajan más de 3.300 empleados.

¿Cómo afecta eso a Euskadi?

En Euskadi contamos con dos plantas que dan empleo a 230 personas con cerca de 32 millones de facturación.

¿Qué valores explicarían el gran salto que ha protagonizado la empresa desde su fundación en 1992 hasta hoy?

Creo que lo principal para llegar hasta donde hemos llegado es el esfuerzo, el trabajo y la dedicación. Y, por supuesto y en el caso de pymes como la nuestra, el riesgo y la valentía. Hay que arriesgar mucho con inversiones que, muchas veces, no cuentan con la garantía suficiente por parte de los clientes en cuanto a volúmenes mínimos de trabajo, y eso es muy complejo.

En alguna ocasión han señalado que “somos buenos en muchas cosas, pero no los mejores en todas”… ¿Esto significa que su apuesta está enfocada más hacia la diversificación que a la especialización?

No son términos incompatibles, todo lo contrario. Tenemos una diversificación de tecnologías y productos, e incluso de localización, que permiten a nuestro cliente buscar en Teknia soluciones completas a sus necesidades de suministro centralizándolas en un solo proveedor. Por otro lado,  tenemos una altísima especialización en componentes muy técnicos y complejos que nos permite darle al cliente una capacidad de diseño y desarrollo que él necesita, garantizando el mejor proceso y calidad a precios competitivos.

¿Por lo tanto?…

Nuestra experiencia y dominio multitecnológico combinado con una alta especialización en ciertos componentes complejos nos facilita el anticiparnos a las necesidades de mercado y ser capaces de dar a nuestros clientes soluciones adecuadas diseñando procesos globales para fabricación en serie especialmente en volúmenes altos y medianos.

¿Cuál es su valor diferencial?

Nuestro planteamiento es ofrecer un trato diferencial y personalizado a cada uno de los clientes. Siempre lo hemos hecho así desde que nacimos en 1992, por eso colaborar como socios a largo plazo y responder a las necesidades que nos planteen, además de innovar juntos, es una opción que siempre ponemos encima de la mesa.

¿Y al margen de esa fase más, digamos humanística…?

También nos adaptamos y contamos con una amplia experiencia en toda la cadena de valor de la fabricación. Contamos con plantas por todo el mundo en localizaciones que son clave para el sector, y además contamos con una cartera de productos que abarca una amplia variedad de categorías de componentes para vehículos.

En muchas ocasiones actúan como mano derecha de los grandes fabricantes de automoción, lo cual les permite tener una visión privilegiada del sector. ¿En qué momento diría que se encuentra ahora mismo el campo de la automoción?

Podemos decir que el momento es fascinante, con grandes oportunidades pero con altos riesgos también. La evolución de la industria hacia una movilidad más sostenible está cambiando el sector de una manera que puede llegar a ser dramática. Fabricar un coche 100% eléctrico puede necesitar entre un 30% a un 40% menos de mano de obra, y los plazos que se están marcando para esta transición verde (en 2035 ya no se podrán vender coches de combustión ni híbridos en Europa) están motivando una aceleración de cambios de estrategia en la cadena de valor del automóvil que necesita adaptarse a las nuevas necesidades del mercado.

¿Cree que Europa tiene la capacidad de posicionarse como líder en esta transición hacia una nueva movilidad?

Lo creemos firmemente y trabajamos para ello, pero ojalá entre todos se puedan ir adecuando estos plazos a la realidad económico-social del tejido productivo. La industria tiene mucho que decir al respecto, pues somos parte fundamental para alcanzar los objetivos que se persiguen, y no se le ha escuchado.

 ¿Cuál es el objetivo a corto plazo al que aspira Teknia?

Afortunadamente y a pesar de las enormes dificultades de los últimos años, tenemos una sólida posición financiera gracias a un desarrollo adecuado del negocio con una prudente gestión y control de la empresa en tiempos de tanta incertidumbre. Lo que nos mantiene con capacidad de crecimiento, que es un pilar de nuestro grupo desde sus orígenes. Adicionalmente y como un objetivo a destacar, queremos centrar parte de nuestros esfuerzos en la fabricación avanzada. Y ahí hablamos de digitalización y gestión de datos para mejorar nuestra excelencia en la manufactura y nuestra posición como proveedor socio referente y aliado de nuestros clientes. Para ello el grupo se ha reforzado tanto en la parte de manufactura avanzada como de estrategia corporativa, creando en este último caso un departamento especializado que tendrá la misión de analizar y aprovechar las oportunidades y examinar y superar los desafíos.

El de la nueva movilidad podría ser uno de ellos. ¿Con qué espíritu lo están abordando?

Afrontamos retos como el de la nueva movilidad con optimismo, pues esta evolución ofrece inmensas oportunidades para una empresa con la capacidad multitecnológica y la experiencia necesaria en el sector para satisfacer las necesidades que demandan los clientes en este nuevo escenario. En este sentido, mantenemos nuestra hoja de ruta en torno a esta nueva movilidad en diversas líneas, como desarrollar componentes gracias a nuestras capacidades globales, con tecnologías como la inyección en aluminio de alta presión  o los mecanizados de gran complejidad. Y no solo para el vehículo tradicional, sino para todo tipo de soluciones de movilidad, lo que incluye motos o bicis, entre otros.

Usted comparte la afirmación de que esta Euskadi industrial tiene un problema de falta de dimensión, de tamaño…?

En el pasado esa afirmación tenía bastante sentido. Para ser competitivo y poder hacer frente a los retos de futuro, especialmente en el sector de automoción, el tamaño es clave. Por eso creo que muchas empresas, y entre ellas la nuestra, llevamos tiempo entendiéndolo y, por tanto, siguiendo estrategias de crecimiento y de consolidación de tamaños que nos permiten ver con optimismo nuestra posición en el mercado. Por supuesto mencionar que Euskadi tiene una base industrial sólida, con ventajas competitivas en nuestra cadena de suministro, con proveedores cercanos, expertos y con un saber industrial muy valorado en el mercado. Además, a nivel institucional y desde el Gobierno Vasco se trabaja bien en política industrial apoyando a las empresas y a la innovación de una manera incluso más decidida y potente que a nivel estatal.