Después de medio año al frente de la cartera que gestiona la industria vasca, ¿qué conclusiones se pueden extraer?
Partimos de la base de que la situación en Euskadi es buena en este momento. Contamos con los niveles de renta per cápita y de bienestar social más elevados que jamás hemos tenido, y el desempleo sigue en porcentajes mínimos. Además, tenemos la suerte de que la política industrial ha seguido una línea de consenso muy positiva desde hace muchos años. Esto no implica que debamos caer en la autocomplacencia, al contrario. En Euskadi tenemos claro desde hace décadas que la mejor política social es la política industrial, y es por ello que apostamos por una industria que hace posible el alto nivel de bienestar del que disfrutamos en nuestro país. Pero debemos ser conscientes de que a pesar de este alto nivel de bienestar que hemos conseguido gracias a la industria, debemos enfrentarnos o sólo desde Euskadi, sino a nivel europeo, a riesgos reales que ponen en serio peligro la calidad de vida de Europa.
¿Cuáles son los principales retos?
Aunque la foto fija es de un momento de bonanza económica, la foto dinámica es más compleja, como nos recuerda Mario Draghi en su informe. El crecimiento de la economía europea ha ido disminuyendo durante décadas. La renta disponible real por persona ha crecido el doble en Estados Unidos comparado con Europa en los últimos 25 años, especialmente por su liderazgo en la transformación digital. Esta brecha digital entre Europa y Estados Unidos es cada vez mayor, sobre todo en el ámbito de la Inteligencia Artificial.
Y, por otro lado, aunque mantenemos posiciones de liderazgo en tecnología y excelencia manufacturera en sectores tradicionales, también aquí estamos perdiendo terreno ante China.
A esto hay que sumar que el retroceso en el consumo de los grandes motores de Europa, Alemania y Francia, tiene una repercusión directa en nuestra economía, ya que son los principales países hacia los que exportan nuestras empresas.
Además, esta pérdida de competitividad se da en un contexto de incertidumbre internacional. Somos testigos de un cambio de paradigma en el orden mundial. Desde la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría, se extendió una visión y orden multilateral y globalizadora de las relaciones políticas y comerciales entre naciones. Una visión que ya no existe. Tenemos grandes transformaciones por delante y no podemos quedarnos atrás. Debemos aprovechar este buen momento a nivel macroeconómico para impulsar la industria del futuro. Por eso planteamos que Euskadi, desde su fortaleza industrial ya consolidada, pueda ejercer de punta de lanza de la reindustrialización en Europa. Tenemos la ilusión necesaria y somos optimistas. Nuestras prioridades las tenemos claras: queremos más industria, mejor industria y menos emisiones.
¿Cómo se plasman esas prioridades en las acciones que emprenderá el Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad en los próximos meses?
Contamos para 2025 con un presupuesto ambicioso, que ha aumentado en más de 5% con respecto al año anterior. Para dar el salto cualitativo que queremos, vamos a potenciar varias áreas y por eso pondremos en marcha un nuevo Plan Estratégico de Desarrollo Industrial 2028. Teniendo en cuenta que la mayor parte de nuestro tejido industrial procede de las pequeñas y medianas empresas, dedicamos una parte importante del presupuesto a ellas, con un nuevo Plan de Ayudas a PYMEs financiado por el Departamento y las distintas sociedades públicas, dotado de más de 500 millones de euros. Por supuesto, se mantienen los principales programas industriales del Grupo SPRI, como INDARTU, destinado a zonas desfavorecidas, que contará con 20 millones; GAUZATU, dedicado a apoyar el trabajo de las pymes de base tecnológica e innovadora, tendrá 28 millones; otros 8 millones para la industria 4.0; o la apuesta constante por la política de clústeres industriales, algo en lo que somos pioneros y uno de los estandartes de nuestro sector industrial.
En el Gobierno estamos trabajando bajo el paradigma de más y mejor Industria, y para lograrlo, además de los programas de ayudas, contamos con la Sociedad de Capital Riesgo de Euskadi como herramienta de inversión para la creación de nuevas industrias y empresas, y la creación de nuevas cadenas de valor, tanto en la parte de puesta en marcha y lanzamiento de nuevas compañías, como en el escalado de las mismas
Es necesario desarrollar el suelo industrial para que esté a disposición de las empresas…
Sí. Cuando hablamos de «más industria», nos referimos a poner a disposición de las empresas tanto suelo como los servicios que requieren. Desde SPRILUR destinaremos 49,3 millones en 2025 para habilitar para la nueva industria 325.000 m² de parcelas industriales provenientes de recuperaciones de activos en desuso. Para toda la legislatura tenemos un objetivo de llegar a los 1.250.000 m2. Como ejemplo tenemos a Sidenor, con 99.000 m2 en proceso de licitación de obras para la segunda fase. Pondremos suelos en marcha en lugares como Larrin, en Azpeitia, o Eskusaitzeta, en Donostia.
La internacionalización sigue siendo una de las señas de identidad de la industria vasca. ¿Cómo se seguirá reforzando?
Efectivamente, la internacionalización de la empresa vasca es un factor esencial para ganar competitividad en un mundo globalizado. Es por ello que aumentaremos un 10% el presupuesto en este capítulo para apoyar a las pequeñas y medianas empresas y fortalecer la Red Exterior de Euskadi, con 34,8 millones de euros. Basque Trade & Investment – Agencia Vasca de Internacionalización acaba de sumar en Australia la 23ª oficina comercial. No nos olvidamos tampoco del talento, seguimos formando a jóvenes en el área internacional con las Becas BEINT o las Global Training, y también se mantienen programas de emprendimiento innovador y, algunos como BIND 4.0, para la aceleración de startups.
¿Qué peso tiene la I+D+i?
Si nuestra industria está en la cabeza de la UE es gracias a la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológicos. Así nos lo reconoce la propia Comisión Europea, que en 2024 ha vuelto a reconocer a Euskadi como país «fuertemente innovador». La I+D es la palancas que mueve la competitividad de las empresas vascas, y es algo que nunca debe frenarse, y cuando planteamos que queremos «más industria» hablamos precisamente de apostar por una innovación que hay que acompañar con inversiones público-privadas sostenidas en el tiempo. Para hacerlo posible el presupuesto en esta materia cuenta con un aumento del 6% y la vista puesta en alcanzar una inversión en I+D+i del 3% de nuestro PIB para 2030. Para este 2025 contamos con 285 millones para seguir desarrollando nuestros programas ya conocidos como HAZITEK, ELKARTEK o EMAITEK+ y de Innovación. Además, vamos a reforzar el programa ‘Innobideak Fast Track’, para acelerar el escalado industrial y la llegada al mercado de los proyectos de I+D. Vamos a seguir el camino de la transformación digital, con áreas importantes como la inteligencia artificial, la ciberseguridad o la Smart Industry y las Tecnologías Cuánticas. La Red de Parques seguirá también con un papel destacado, con nuevas inversiones.
Uno de los pilares del nuevo presupuesto pone el acento en reducir las emisiones. ¿Qué acciones se llevarán a cabo?
Este Gobierno quiere liderar la transición energética y la descarbonización inteligente de la economía. Apostar por «menos emisiones» implica que hay que hacerlo de forma ordenada y de la mano de nuestra industria. Es necesario desarrollar nuevas infraestructuras, sobre todo de generación eléctrica renovable, con plantas eólicas y fotovoltaicas solares. En total, tenemos un compromiso de legislatura para invertir 260 millones de euros de fondos propios en la descarbonización industrial, eficiencia energética y autoconsumo, de modo que tenemos importantes retos por delante.
Además, recientemente presentamos las deducciones fiscales del 30% sobre la inversión en tecnologías limpias de nuestras empresas, duplicando el nivel más alto de deducciones fiscales del país más avanzado en esta materia en la Unión Europea, que es Países Bajos. Euskadi es también punta de lanza de Europa en el impulso de las tecnologías limpias. En su conjunto, estimamos que estas tres iniciativas – ayudas a la eficiencia energética, ayudas al autoconsumo, y deducciones fiscales – van a impulsar inversiones de nuestra industria superiores a los 1.000 millones de euros en los próximos cuatro años.
Esta colaboración público-privada es clave para la descarbonización de nuestro sector industrial, de forma que las inversiones que realizamos las administraciones van acompañadas por apuestas inversoras de las empresas. Otro buen ejemplo de ello, es el Basque Net Zero Industrial Super Cluster. Un gran cluster que reúne a toda nuestra industria y al Gobierno Vasco, y que bajo el liderazgo del grupo SPRI trabaja con el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas en 2030. Queremos convertir este objetivo de descarbonización inteligente en una oportunidad de desarrollo tecnológico e industrial en Euskadi.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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