Gripado como nunca antes el sector de la automoción, el máximo responsable de la planta alavesa, la más importante del grupo en Europa, pide unión, reflexión estratégica y sentido común para mejorar la competitividad de la industria vasca
Mariano Arconada cumple un año al frente la fábrica de Michelin en Vitoria-Gasteiz, la más importante del grupo francés en Europa, con casi 3.500 personas en plantilla, una extensión equivalente a siete campos de fútbol y una producción especializada en ruedas para turismo, vehículos de minería y obras públicas. Neumáticos adheridos a la excelencia que suministran desde el 5 de enero de 1966 a los principales constructores del sector y que exportan después a todos los continentes. De la situación actual de esta fábrica, inmersa en estos momentos en su segundo ERTE, pero sobre todo de la necesidad urgente de cooperar entre todos para mejorar la competitividad de la industria vasca da cuenta este ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en una entrevista concedida al Boletín Empresarial del Grupo SPRI. Michelin es un buen ejemplo de la estrategia Invest in the Basque Country.
Confirmado el cierre definitivo de la planta de Nissan en Cataluña, ¿les va a afectar de algún modo?
Es una mala noticia, indudablemente. Perder tejido industrial en cualquiera de las zonas de España es un duro golpe, especialmente para los empleos directos e indirectos. En nuestro caso, que no fabricamos directamente neumáticos para la planta de Nissan, no nos va a afectar pero esa sería una visión muy pobre de la situación porque aunque esa producción se vaya a llevar a otras plantas del grupo japonés, al final de una manera u otra nos acabará viniendo la vuelta. Insisto, por tanto, en que se trata de una muy mala noticia que creo que refuerza el trabajo que tenemos que hacer a partir de ahora todos los agentes implicados, desde el Gobierno y los sindicatos hasta los directivos y los trabajadores, para que la competitividad de nuestras plantas continúe siendo Top. Sin competitividad, está claro que no hay futuro.
¿Cómo cree que va a ser la transición de un sector tan castigado como el de la automoción (en Euskadi apenas se vendieron 60 coches en abril) hacia un escenario no tan gripado?
Tenemos la suerte en Vitoria, y que nos dure, de ser una fábrica multiactividad. El hecho de fabricar neumáticos de turismo, de obra civil e ingeniería, y el hecho de exportar más del 80 % de nuestra producción hace que seamos menos dependientes de un tipo de producto o de una zona geográfica muy concreta. Así y todo, la situación de gripado que tenemos ahora mismo en el consumo y en el mercado es evidente, y ahí van algunos datos: en neumático de turismo cerramos el pasado mes de abril con un 30% menos de producción respecto al mismo mes del año anterior, y eso que tuvimos la suerte de tener que atender pedidos de clientes como uno de Hyundai en Corea. Desde el primer momento quisimos ser ejemplo en la parada pero ahora queremos ser ejemplo también en el arranque y en formar parte de la solución.
¿Cómo ha sido la fotografía de mayo?
Si ponemos el foco en la actividad de turismo, estamos al 40%. Es evidente que mientras no se vendan coches, mientras que la gente no empiece a moverse por las carreteras y empiece a recuperar un modus vivendi, estas cifras no van a ir subiendo. ¿Quién tira de nosotros? Pues los fabricantes de coches, el consumo, la venta, el transporte de viajeros… Si hablamos de los neumáticos para obra pública hay que advertir que están mucho más indexados a periodos de inversiones, con lo cual, sigue el mismo patrón: si no hay inversión, difícilmente habrá demanda… Y por último están los neumáticos de obra civil, las grandes ruedas que se utilizan en minas de cielo abierto de América y Sudamérica, donde tenemos la suerte de que el mercado sigue boyante. De hecho, estamos prácticamente en los mismos registros que el año pasado… Por lo tanto, y en términos de balance global, podríamos decir que la fábrica de Vitoria está a un 40 % de su régimen habitual de producción con la gran duda de la incertidumbre que tenemos por delante. ¿Quién vaticina cómo va a evolucionar esto?, ¿quién se va a mojar?, ¿cuáles son los elementos clave…? Tenemos que seguir pilotando con mucha precaución y evidentemente la evolución de los próximos meses va a ser clave.
La excepcionalidad del actual escenario les ha llevado hasta la fecha a negociar dos ERTE, el último con una duración hasta el próximo 15 de septiembre. En todo este proceso, ¿ha encontrado más oposición por parte de la representación sindical de la que esperaba?
Hicimos un primer ERTE de fuerza mayor cuando empezamos a tener problemas con las materias primas, sobre todo las que procedían de la zona más castigada en Italia, y ahora estamos inmersos en un segundo expediente hasta el 15 de septiembre, una medida de carácter organizativo y productivo para sobrevivir en estos momentos, mantener el empleo, colaborar en la recuperación y ganar tiempo. Porque ahora mismo de lo que se trata es de eso, de ganar tiempo. Está claro que el ERTE no es suficiente pero ante la pregunta de cuál ha sido el comportamiento de los diferentes agentes sindicales en este tiempo, quiero agradecer que hayamos encontrado una mayoría de sindicatos dialogantes que entienden el contexto y que quieren ser parte de todo. Porque aquí la solución es de todas y de todos, desde el Gobierno en sus diferentes niveles hasta los empresarios, trabajadores, sociedad y sindicatos. Por eso me satisface ver que mayoritariamente ese diálogo es fluido y que hemos llegado a encontrar soluciones en pos de un mismo objetivo: preservar el futuro y el empleo.
¿Dificultan mucho el trabajo las medidas de protección individual (EPIs) y los protocolos de seguridad que los trabajadores deben llevar y cumplir en la fábrica?
La respuesta es no. El protocolo que hemos impuesto y que ha sido avalado por todos es el resultado de un trabajo que comenzó al principio del cierre con los delegados de prevención y nuestros técnicos, y que ha dado lugar a una serie de normas que podemos llegar a pensar que pueden ser un hándicap a la hora de desarrollar la actividad de cada trabajador… Pero siendo honestos, no considero que deba existir una pérdida de productividad asociada al cumplimiento de los protocolos de seguridad. Cuanto antes asumamos que esto forma parte ya de nuestro actual modus operativo, mejor para todos.
¿Les han realizado test a los trabajadores?
No. Entre los protocolos vigentes en Michelin tenemos una serie de medidas ya establecidas y cuando una persona presenta algún síntoma, se dirige a su médico de salud o a nuestro médico en la empresa y se le orienta de acuerdo a las consignas de Osalan para que sea tratado. Como grupo Michelin debo reconocerle que sí hemos pensado en realizar o no test a nuestros trabajadores, pero el problema es que los test están siendo en las últimas semanas un elemento de mucha polémica por sus resultados, cuando menos dudosos en muchas ocasiones. Por tanto, hemos preferido que esta gestión la lleve a cabo la entidad sanitaria competente, que nos merece todo el respeto.
Lo ocurrido en los últimos días en cuanto a la posible derogación de la Reforma Laboral, ¿a qué le suena?
Mire, la propia vicepresidenta tercera del Gobierno, Nadia Calviño, ha dicho literalmente que ese proyecto es absurdo y contraproducente. La patronal CEOE señaló en la misma línea que no salía de su asombro, y la propia Calviño de nuevo insistió en que no se puede plantear la derogación de la Reforma Laboral cuando estamos sumidos en la mayor recesión de nuestra historia. Por eso yo, humildemente y a mi nivel, no puedo más que estar de acuerdo con todas estas apreciaciones y con todas aquellas personas que han dicho que es un despropósito y un sainete. No podemos olvidar, o no debemos olvidar, mejor dicho, que es esta Reforma Laboral la que soporta el modelo de ERTE que estamos aplicando hoy en día en nuestras empresas y que es este modelo el que permite sobrevivir a buena parte de ellas en esta fase de recuperación.
Sin ERTE… ¿el abismo?
La muerte súbita, sin duda. Sin ERTE nos veríamos abocados a hacer frente a una recuperación que va a ser mucho más complicada de lo que habíamos imaginado inicialmente. Y si no, ahí están los continuos cambios de criterio o las previsiones que a cada día que pasa se quedan obsoletas por parte del Banco de España, el Banco Central europeo, el FMI o las principales agencias internacionales… En este contexto, creo que es más necesario que nunca saber muy bien dónde debemos actuar y, sobre todo, qué no debemos tocar. Es necesario un ejercicio de sentido común máxime por parte de todos los actores concernidos.
¿Cuál es su receta para acelerar la recuperación? Más planes renove, más gasto público, ayudas directas, subsidios…
Apliquemos sentido común. Usted habla de medidas que se están tomando como las de la Unión Europea, que ha anunciado un borrador de cerca de 750.000 millones de euros en ayudas y préstamos. De ese paquete parece que a España le podrían corresponder 140.000 millones de euros en formato de ayudas (pongamos que 70.000 millones) y préstamos (otros 70.000 millones). Todo esto, insisto, pendiente de aprobar, aunque la medida va en la buena línea, evidentemente. Pero creo que a nadie se le escapa que el dinero no es gratis y que todo lo que nos llegue vendrá con condiciones. Y ese escenario de choque estará supeditado a un plan del control de ese gasto, que yo creo que es la clave de todo.
¿A qué se refiere?
A que debemos ser capaces de responder a una pregunta muy simple: ¿cómo y en qué debemos meter el dinero? Ahí, insisto, echaría mano del sentido común, del mismo que aplicamos cada uno en nuestra economía doméstica. Todos sabemos en estos momentos qué es lo prioritario y qué es lo superfluo, y esa misma apreciación debería poder aplicarse a todos los niveles (individuo, familia, empresa, Estado…) para conseguir con eficacia y eficiencia que ese dinero llegue rápido a los sectores pertinentes y no se despilfarre ni un euro. De lo contrario sería como si un empresario pidiera un préstamo industrial para irse de vacaciones.
¿Qué considera usted que es lo superfluo en estos momentos?
Creo que hay que intentar fomentar el consumo y facilitar programas de ayuda para los sectores más concernidos por ese consumo. Además, pienso que como sociedad debemos ser generosos en este momento e intentar colaborar en esa recuperación del consumo. Para eso, obviamente, hay que invertir en todo lo que tenga valor añadido. Fíjese, en Michelin hemos establecido a raíz del virus un control exhaustivo de cualquier gasto superior a los mil euros. O bien el director financiero o yo mismo somos quienes debemos analizar el interés y la oportunidad de gastar ese dinero en estos momentos. Siempre es interesante gastar dinero, ¿pero es oportuno ahora, es ahora cuando hay que gastarlo…? ¿Qué pasa si no lo gasto?, ¿qué pierdo si no genero ese valor añadido…? Sin pretender dar lecciones a nadie, haría una aportación muy simple: cada vez que intentemos gastar, preguntémonos si es interesante y oportuno; y cada vez que intentemos invertir o dar dinero a un entorno, preguntémonos si es interesante y oportuno.
Su primer año al frente de la planta de Michelin en Vitoria ha coincidido en el tiempo con el estallido de la peor crisis que se recuerda. Si lo llega a saber antes, igual hasta se hubiera planteado no aceptar el reto…
Yo tengo como defecto que soy una persona muy de empresa y si la empresa me pide que me haga cargo de una responsabilidad nueva, la voy a hacer. Dese cuenta que son ya 13 las mudanzas que llevo a lo largo de mi vida profesional, con lo cual no me hubiese negado en rotundo. Pero además hay que separar el contexto COVID con el diagnóstico industrial de nuestra fábrica. El escenario del coronavirus viene a polucionarlo todo, a sacar de contexto el trabajo a medio plazo que estábamos desarrollando; ha venido con sus protocolos y nos está obligando a revisar un montón de cosas, pero algún día pasará, pasará… Y evidentemente que no volveremos al mismo punto de hace dos años porque la vida evoluciona, pero volveremos a otro contexto al que nos tendremos que adaptar y además de manera muy rápida.
Comandar la ‘joya’ del grupo ayudará a que la transición sea más favorable…, ¿o no?
Vine a la fábrica de Vitoria hace un año como buen soldado de esta empresa y con un objetivo fundamental: trabajar con todos para luchar por la mejora de la competitividad industrial de esta fábrica. Se dice que somos la ‘joya ‘del Grupo Michelin y no puedo por menos que esbozar una sonrisa, pero yo le digo que vamos a seguir con humildad, no creyéndonos más que nadie y trabajando sobre todo por querer ser algo. Ustedes no se pueden imaginar cómo trabajan nuestros competidores y las otras fábricas hermanas del grupo por ganar en competitividad, por lo tanto, el objetivo antes del COVID era, es y será continuar trabajando con todos para mejorar la competitividad. Y créame que Vitoria debe mejorar, y mucho, su competitividad industrial.
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