El sector vasco de la madera se despliega ante el COVID-19 para que las actividades esenciales no paren
Ejercen trabajos que apenas se ven: suministran pellets para calefactar hospitales y residencias, aportan los palés para transportar mercancías, proveen de envoltorios para productos farmacéuticos y alimentarios, abastecen de papel de periódico y del demandado papel higiénico…
Junto con los sectores sanitario y farmacéutico o la distribución de alimentos, hay otros ámbitos decretados como esenciales durante esta situación de confinamiento contra el coronavirus y cuyo trabajo es imprescindible para que la actividad diaria no pare. Uno de ellos es el forestal y maderero, que ejerce un papel poco visible pero necesario. El sector está agrupado en torno a la asociación Baskegur, que estos días ha reforzado las labores de asesoramiento para que todos los agentes del ámbito de la madera conozcan las normativas y ayudas a raíz de la pandemia del Covid–19.
El trabajo de este sector sirve, entre otras utilidades, para suministrar energía a hospitales y residencias de mayores, favorecer el transporte de mercancías gracias a los imprescindibles palés o los cartones para envoltorios y embalajes, garantizar el abastecimiento de papel para la distribución de prensa, o también el muy demandado papel higiénico.
Euskadi se autoabastece de madera casi en su totalidad, de modo que apuesta por el kilómetro cero. Un 70% procede de bosques vascos, gestionados por forestalistas y rematantes locales; un 28% se recoge en comunidades limítrofes; y solo un 2% es importada. Detrás del sector hay toda una cadena de valor: desde la gestión de los bosques, pasando por los transportistas, los aserraderos con la elaboración de serrín y pellets, hasta su consumo final.
Calor para hospitales, residencias e invernaderos
Los hospitales y residencias de mayores, que estos días han tenido que funcionar al límite de sus capacidades, tienen unas altas necesidades en materia de energía. Algunos de ellos se ‘alimentan’ de renovables, de bioenergía forestal, para su calefacción y el agua caliente sanitaria. Es el caso del hospital público de Gorliz, que cada semana recibe una carga de biocombustible cuyo origen son los montes vascos. También la Clínica Asunción de Tolosa, el hospital de Galdakao (que, además de otras energías, también emplea pellets) o el de Santa Marina.
Empresas como Biotermiak son las encargadas de asegurar el suministro a todos ellos. “Y también a residencias de mayores, como la Fundación Miranda en Barakaldo, Aspaldiko en Portugalete o Zorroaga en Gipuzkoa”, puntualiza Mikel Garay, responsable de esta empresa, que también provee de bioenergía a productores hortofrutícolas, otro sector esencial durante esta crisis del Covid-19: “Hay invernaderos, como Hermanos Garitano, en Mungia, a los que suministramos”, añade Garay, que matiza que esa energía se utiliza “para impulsar aire caliente para que la temperatura de los invernaderos no baje”. También usan ese sistema en los centros de Neiker en Zamudio y Arkaute.
Palés y embalajes con destino a los supermercados
Biotermiak recoge la biomasa de las instalaciones de Ebaki. Este aserradero situado en Muxika, el mayor del Estado, está volcado en la industria 4.0. y con las nuevas tecnologías. Su actividad se divide en dos, la primera es la denominada primera transformación, esto es, convertir troncos en tablas de forma que la madera se transforma en todo tipo de productos, desde los más sencillos (embalajes) hasta los más complejos (estructuras para construcción). Y una segunda transformación, que deriva en la producción de palés y embalajes de madera, componentes para carpintería industrial y biomasa (pellets). Una parte importante de sus productos se usan en la gran distribución, en supermercados, para embalar alimentos, bebidas, productos higiénicos…
Solo en palés, entrega “un millón al año”, apunta Eduardo Márquez, el gerente de Ebaki, “pero además vendemos madera equivalente a otros dos millones más que producen otros”. Esto le convierte en uno de los principales productores peninsulares. La mitad de la madera que consume la empresa la recoge con sus propios medios; para el resto recurre a otros proveedores. “En un 70% procede de explotaciones locales certificadas en gestión sostenible”, detalla.
En cuanto a las astillas y pellets para combustible, “es un combustible con un potencial de desarrollo muy alto y fácilmente replicable”, explica Márquez, que defiende la biomasa como “la fuente renovable con más capacidad de producir energía en Euskadi”, por encima de la solar o la eólica.
El cartón, elemento fundamental
En toda la cadena de valor de la madera intervienen múltiples agentes, desde los rematantes que realizan los trabajos forestales, transportistas, aserraderos o empresas especializadas en la valorización energética de estos recursos.
En el camino intermedio entre los bosques y el consumo final, hay elementos cruciales, como el cartón que sirve para embalajes y envoltorios, utilizados con frecuencia por los sectores esenciales (alimentación, farmacias…). Smurfit Kappa Central Forestal, con sede en Iurreta, forma parte de una multinacional del papel con 245 plantas en 35 países, líder mundial en embalajes de cartón ondulado. En las instalaciones vizcaínas están especializados en producir papel de embalaje que el que se hacen sacos para piensos, cemento, alimentos de animales y mascotas… Sus productos se venden en todo el mundo.
Central Forestal adquiere la madera y la clasifica, con la trazabilidad garantizada y con certificado de sostenibilidad. En Iurreta tiene 225 personas empleadas de forma directa y otros tantas indirectamente. A raíz de la pandemia actual, la multinacional ha intensificado la producción en sus plantas para asegurar el flujo de suministro de bienes básicos a la población, aunque en la sede de Bizkaia “ya trabajamos 24 horas al día los 365 días del año”, matiza el responsable, Kepa Albizu, que recalca la importancia del suministro de cartón: “No somos conscientes de la cantidad de veces que usamos productos llegados del monte, desde servilletas, papel para el baño, la mesa donde comemos… Por eso es necesario garantizar el suministro. Si no hay cartón, se paralizan todas las entregas de muchos bienes de primera necesidad”.
Entre los productos que provee, se encuentra todo tipo de packaging para el sector de la alimentación: carnes o pescados, frutas y verduras, lácteos, panadería y pastelería, comida para mascotas, congelados, confitería, conservas, limpieza de hogar. Y también para el ámbito farmacéutico. Por eso, este sector ha sido considerado esencial desde el primer día de la crisis sanitaria. “Estamos haciendo un esfuerzo muy importante y hemos dado la talla. Tenemos que reivindicarlo”, concluye Albizu.
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