En 2015 nace Grunver Sostenibilidad en Bilbao con el objetivo de acelerar y facilitar la mejora ambiental en el tejido industrial vasco, promoviendo la transparencia y la competitividad. En sus casi 10 años de vida ha evolucionado de la mano de los retos y oportunidades que ha generado la transición hacia una economía circular y descarbonizada. Ahora, con un equipo multidisciplinar comprometido con el desarrollo sostenible, ofrece servicios de evaluación ambiental, vigilancia ambiental estratégica, ambientalización de eventos y formación especializada.
El despliegue de nuevas normativas sobre sostenibilidad y los requisitos ambientales del mercado suponen un reto para todo tipo de organizaciones, desde pymes hasta grandes empresas privadas, así como el sector público. “En los últimos años, hemos ido apreciando cómo las organizaciones han ido evolucionando en su manera de entender los aspectos ambientales”, asegura Antton Sala, socio de Grunver. “Lo que inicialmente era una posición reactiva ante las nuevas obligaciones, ha ido transformándose en una actitud proactiva en entender que la sostenibilidad puede ser un factor más de competitividad que les ayuda a diferenciarse y a ser más eficientes”.
En ese proceso de integración de la sostenibilidad entra Grunver, acompañando a las organizaciones con una vigilancia ambiental estratégica que permite “no sólo afrontar estos retos del entorno, sino generar también oportunidades de valor añadido”, explica Elisa Toscano, socia y directora del área de Vigilancia Ambiental Estratégica. “Estos servicios permiten identificar los vectores clave para las organizaciones, valorando los desarrollos de los competidores (vigilancia competitiva), analizando las tendencias de los mercados y los requisitos de clientes (vigilancia comercial), anticipando los retos del marco legislativo y normativo (vigilancia del entorno), y evaluando las tecnologías más actuales (vigilancia tecnológica)”.
Del mismo modo, desde Grunver se apuesta por el cálculo, comunicación y reporte ambiental gracias a instrumentos y mecanismos de evaluación ambiental con perspectiva de ciclo de vida, donde la sistematización ambiental resulta elemento vertebrador de las acciones en materia de sostenibilidad. “Conocer los retos y oportunidades futuros permite determinar la información ambiental necesaria para dar respuesta a los mismos”, asegura Roberto Campo, socio y director del área de Economía Circular. Así pues, trabaja desde un enfoque integrado hacia la sostenibilidad, es decir, el viaje comienza desde los aspectos más sencillos hasta escalar a los más complejos. Así lo explica Campo: “Se inicia con la evaluación de un perfil ambiental más acotado, como la huella de carbono, brindando una visión univectorial del desempeño de la organización. Posteriormente, se puede progresar hacia un nivel más ambicioso al incorporar la huella ambiental o los indicadores de Economía Circular, entre otros, proporcionando información más detallada al abarcar diversas categorías de impacto y generando así una visión multivectorial”. Para ello, la compañía apuesta por la integración de métricas para que las organizaciones puedan sistematizar la recogida de datos y evaluar su desempeño ambiental y el de sus productos.
Todo esto tiene como fin establecer hojas de rutas y planes de acción para una transición circular y descarbonizada. “Tanto la evaluación ambiental como la vigilancia estratégica ambiental permiten proyectar objetivos y estrategias necesarias en la transición ambiental, como estrategias de economía circular, de cambio climático o de implementación de certificados ambientales”, aseguran los directores, y añaden que, además, “permite activar actuaciones específicas enfocadas en la mejora ambiental, como proyectos de ecodiseño, economía circular, compra verde o compensación de emisiones”.
Con la mirada puesta al futuro, Grunver lo tiene claro: “Los agentes económicos y las regiones deben avanzar hacia una economía más circular y descarbonizada, donde las estrategias que se aplican en favor de la sostenibilidad dispongan de un enfoque de ciclo de vida. Es imperativo que la economía de los territorios se desmaterialice, y que la generación de riqueza se separe del consumo de las materias primas lineales. El papel de agentes y regiones en esta transición es clave, ya que a través de estrategias circulares se disminuirá la presión sobre los recursos, lo cual permitirá mantenerlos el mayor tiempo posible en la cadena de valor. En cualquier caso, para que el cambio a esta nueva economía sea sostenible en el tiempo es necesario aumentar la competitividad de las organizaciones”.
El Grupo SPRI es uno de los agentes que ponen en marcha la estrategia RIS 3 Euskadi para impulsar la especialización inteligente en los ámbitos de la energía, la fabricación avanzada, la biosalud y la nanociencia.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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