Bexen Cardio es el único fabricante nacional de desfibriladores con un amplio mercado a nivel internacional, con más de 40 años de experiencia. Una cooperativa perteneciente al Grupo Mondragón que muestra un continuo desarrollo e innovación como deja patente con el proyecto Bexcom.
Su objetivo es dotar a los desfibriladores Reanibex de la tecnología necesaria para transmitir de forma inalámbrica información sobre paros cardíacos a otros dispositivos, por ejemplo a una tableta o a una plataforma Cloud. “Así los profesionales sanitarios de diferentes ubicaciones pueden acceder a ella de forma inmediata y utilizarla con fines diagnósticos, junto con la información recopilada por cualquier otro dispositivo utilizado para tratar al paciente desde el momento de la parada”, detalla Oxel Etxebarria, gerente de Bexen Cardio.
Con ello, se integra toda esta información en una única ubicación y se poner a disposición de diferentes especialistas, de modo que “contribuyen a una mejor toma de decisiones y permiten brindar el mejor tratamiento a cada paciente con paro cardíaco”, asegura el representante de la firma vasca.
El proyecto se ha beneficiado de las ayudas Hazitek de Grupo SPRI. “La experiencia con el programa ha sido muy positiva. Para una empresa como la nuestra es fundamental contar con apoyos como este para poder seguir innovando y que la empresa vasca siga siendo competitiva en un mundo cada vez más globalizado”, subraya.
La empresa vizcaína se dedica al desarrollo, fabricación y comercialización de desfibriladores. Abarca toda la cadena de valor de un desfibrilador, conceptualizando la solución hasta el servicio post-venta de los equipos ya en el mercado. “Al tratarse de tecnología propia, nos permite adaptarnos continuamente a las necesidades de nuestros clientes y ofrecer soluciones personalizadas en función de área geográfica, características del sistema de salud…”, reconoce Etxebarria.
Entre su oferta está toda la gama de desfibriladores externos: desde los desfibriladores más completos para uso exclusivo de profesional sanitario, hasta los desfibriladores automáticos para uso universal. En este último ámbito, la firma de Ermua está desarrollando un proyecto de cardioprotección en diferentes localidades y empresas. “Además de suministrar los equipos, generamos unas comunidades de voluntarios con formación que aseguran una rápida respuesta en caso de una parada cardíaca extrahospitalaria”, explica el gerente.
Bexen Cardio produce cerca de 8.000 equipos al año, de los cuales “el 75% se destina a mercados exteriores”, concreta. A lo largo de sus cuatro décadas de vida ha estado presente en más de 90 países, tanto Europa, LATAM, Asia, África o el Sudeste Asiático. “En un medio plazo creemos que nuestra presencia internacional se verá aumentada con la colaboración con agentes locales en países como Arabia Saudí o Indonesia”, indica Oxel Etxebarria.
La firma vasca opera en sectores no sanitarios con la cardioprotección, aunque su principal foco está en los servicios sanitarios, como hospitales y servicios de emergencias. “Sistemas públicos de más de 50 países poseen nuestros desfibriladores, incluyendo Osakidetza y Osasunbidea”, apunta.
Actualmente su plantilla está formada por unas 50 personas. “En los últimos años hemos crecido un 30% y el objetivo, de cara a los próximos años, es seguir haciéndolo, con un foco importante en la diversificación hacia otras actividades dentro del ámbito de la salud”, avanza el gerente.
Con una facturación anual de 8 millones de euros, su objetivo es continuar “creciendo, tanto en el mercado de la desfibrilación externa, como en la diversificación hacia otros campos como la telemedicina. En resumen, queremos convertirnos en un actor relevante en el ámbito de la salud de Euskadi”, asegura.
El Grupo SPRI impulsa la I+D de las empresas vascas con herramientas, activos, ayudas, grupos de trabajo y alianzas con el fin de potenciar la investigación y generar nuevas tecnologías. Consulta los programas de ayuda a la I+D como Elkartek, Emaitek o Hazitek.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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