Hablar de Ciencia e Investigación, y hacerlo con mayúsculas, significa que Euskadi cuenta con referentes de talla internacional en no pocas disciplinas médicas. En una de ellas, concretamente en la de Odontología, uno de los investigadores más influyentes del mundo lleva el sello Made in Basque Country. Es alavés y se llama Eduardo Anitua, y según el último ranking de la Universidad de Stanford, lidera en estos momentos la lista de los siete investigadores españoles de este sector médico que han sido incluidos en la clasificación de los científicos más relevantes del planeta. Un reconocimiento más para una carrera brillante, desarrollada, por cierto, íntegramente en la capital alavesa desde hace más de dos décadas, que ha situado a su laboratorio, BTI Biotechnology Institute, como una firma de prestigio internacional por su dedicación e implicación con la I+D. Con sede en la capital alavesa y 400 personas en plantilla, BTI cuenta con oficinas propias en diez países y presencia en otros 30.
Con la resolución del ‘caso Astra Zeneca’ todavía reciente, ¿qué opinión tiene al respecto como científico?
Que tenemos que dejar opinar a los técnicos, que son los que han de dar las explicaciones precisas. Hoy en día todos los medicamentos están sujetos a control y cuando hay algún efecto indeseable en alguno, lo lógico y prudente es parar y que se tomen las decisiones que se han de tomar.
¿Cree que la burocracia está impidiendo a la Ciencia ganar este partido?
Desde luego no ayuda, no ayuda… Hay un exceso de burocracia y una coordinación a nivel nacional y entre países que no es para destacar.
Que esta crisis nos ha puesto a todos a prueba es una realidad. Se ha demostrado de lo que somos capaces, pues en un tiempo récord y luego de una implicación brutal tanto en términos humanos como económicos se han desarrollado vacunas que parecían imposibles… ¿Cree que vamos a escarmentar esta vez en lo referente a situar a la Ciencia en el lugar que merece?
Creo que debiéramos aprender todos respecto a lo que nos ha sucedido porque de esta situación no nos sacan los políticos, ni las tertulias, sino los científicos y la Ciencia, con mayúsculas. Y si todas estas vacunas que afortunadamente ahora tenemos a mano se han podido desarrollar en un tiempo récord es porque antes había una base muy sólida para poder instrumentalizar a partir de ahí una vacuna. Por lo tanto, todos debemos hacer el esfuerzo de mirar hacia la Ciencia, pues creo que no está al nivel de reconocimiento ni social ni incluso intelectual. La sociedad tiene que ser muy consciente de que, por un lado, la Ciencia es importante pero también de que la salud es el verdadero patrimonio de cada persona y que o nos hacemos responsables de nuestra salud o es muy difícil que un sistema sanitario nos pueda ayudar.
En más de una ocasión ha solicitado a las administraciones “más sensibilidad” y “agilidad” para defender los proyectos innovadores… ¿Considera que esto ha cambiado en algo?
Desafortunadamente debo decir que son situaciones que no solo no cambian sino que diría que se cronifican. Siempre he defendido que para que en este País puedan desarrollarse proyectos innovadores es fundamental que se les proteja. Hay muchas veces, hace años sobre todo, donde era habitual escuchar aquello de “¡Que investiguen los americanos!”… Bueno pues ahora se está demostrando que también en es posible investigar en un País tan pequeño como el nuestro. Pero insisto, considero que es fundamental que las administraciones tomen conciencia de la importancia de proteger todos estos avances y patentes, y de la importancia de reforzar y empoderar nuestra Ciencia para que en un futuro no muy lejano verdaderamente tengamos en el País Vasco un polo innovador verdaderamente potente.
De los 1.237 investigadores de todo el mundo analizados en el ranking de Stanford, el resultado final le ha aupado a usted al lugar más alto del Estado y le coloca como el número 62 en todo el mundo. ¿En lo personal y en lo profesional, qué ha supuesto este reconocimiento?
Es la confirmación de que en su día elegimos un camino correcto y de que el tiempo nos va dando la razón. Es cierto que en el mismo nos hemos encontrado con muchísimas piedras, eso nadie lo va a negar, y es cierto también que siempre supimos que no iba a ser fácil, pero así y todo persistimos, aguantamos y salimos adelante. Y eso para todo el equipo que conforma BTI tiene un valor impagable. Haber sido capaces de conseguir que aquí en el País Vasco y en Vitoria hayamos conformado un equipo de investigación puntero, que en áreas en las que trabajamos como la terapia regenerativa o la implantología oral sea un referente en el mundo, supone un motivo de orgullo extraordinario.
¿Qué está aprendiendo Eduardo Anitua de toda esta crisis como empresario?
Que es la capacidad de innovar lo que nos ha permitido y nos permitirá adaptarnos a situaciones terriblemente complejas y a imprevistos de la magnitud global de esta pandemia. De lo contrario fue y será imposible, no tengo ninguna duda. Esta certeza es algo que en BTI llevamos aplicando desde hace ya muchos años, prácticamente diría que desde el comienzo, cuando asumimos el compromiso de ligar la I+D a nuestro propio AND. Imposible disociarlos.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?