El sector de la Biosalud ha experimentado un significativo incremento tanto en empleo como en facturación durante el año 2020, un año que ha estado caracterizado principalmente por los efectos de la pandemia del Covid 19. En ambos casos, las casi 200 empresas con actividad en el sector en Euskadi, han aumentado un 5%, lo que supone la creación de cerca de 400 nuevos puestos de trabajo y una facturación de casi 1.670 millones de euros, el 2% del PIB vasco.
El Basque Health Cluster -que agrupa a casi un centenar de estas firmas- prevé que el sector continúe con esta progresión y experimente en los próximos 5 años un crecimiento del 50% y alcance el 3% del PIB de Euskadi. Para ello, apuesta por el desarrollo de una “potente industria local” que genere empleo muy especializado y que ofrezca una capacidad de producción ‘kilómetro 0’ ante nuevas alertas sanitarias.
El sector empresarial de la Biosalud en Euskadi da empleo ya a casi 8.100 personas en su mayor parte con un elevado nivel de especialización y profesionalización. “En Euskadi disponemos de grandes profesionales de la ciencia y la ingeniería, señala María Pascual de Zulueta, directora de Basque Health Cluster, que apunta que se trata de un sector “eminentemente femenino, sobre todo en sus áreas de fama, biotech y cuidado de salud, además de en investigación”.
Una de las claves del sector en el último año ha sido el mantenimiento de la línea ascendente en ingresos e inversiones en I+D+i. “Durante el último año se ha seguido creciendo, aunque la pandemia ha ralentizado el buen ritmo del sector”, explica la directora del Basque Health Cluster. Del mismo modo, las exportaciones también se han visto afectadas, “pero a finales del año y principios de 2021 se ha vuelto a retomar la actividad hasta representar el 20% de las ventas”.
En cuanto a inversiones en investigación y desarrollo, son numerosas las pymes que destinan el 100% de sus ingresos a esta partida, aunque la media en los últimos años ha sido del 10%. No obstante, se estima que la pandemia ha ralentizado el ritmo de inversiones hasta los 130 millones de euros, alrededor del 8% de la facturación total. “En 2020 se ha dedicado más intensidad a la I+D, pero se ha resentido la colaboración con los sistemas de salud por la pandemia”, constata María Pascual de Zulueta.
Apuesta por la producción ‘Kilómetro 0’ y la internacionalización
Entre los objetivos del Basque Health Cluster, su directora aspira a que el sector aumente su peso en un 50% sobre los niveles actuales del PIB vasco, hasta alcanzar el 3% en 2025. Para lograr este objetivo se apuesta por el tirón de los sectores más dinámicos como la medicina regenerativa, las terapias génicas, los dispositivos médicos para diagnósticos, así como las empresas de salud digital (e-health).
De igual modo desde el clúster vasco se aboga por reforzar la internacionalización de las empresas vascas: “nuestros productos se miden ya con los desarrollados y producidos en cualquier lugar del mundo”, explica Pascual de Zulueta, “y para ser competitivos, además de cumplir con las regulaciones y los sistemas de calidad más exigentes, tienen que demostrar una relación coste-beneficio mejor que los de la competencia”.
A juicio de esta responsable, el desarrollo de medicamentos y productos sanitarios “son además de bienes de alto valor añadido, productos esenciales, de primera necesidad en una economía del bienestar”. Pascual de Zulueta destaca que crisis como la actual pandemia “traen a un primer plano la necesidad de contar con una producción tipo ‘Kilómetro 0’, que nos dé autonomía, soberanía, e independencia”.
A su juicio, esta estrategia se debería articular teniendo en cuenta capacidades de regiones adyacentes “y, por supuesto, de la eurorregión, buscando complementariedad. Para poder tener una capacidad fabril en Euskadi tenemos que apostar por este sector y, por tanto, por la adquisición de productos de ‘Km 0’”.
La responsable del Biocluster vasco pone como ejemplos en este sentido la parálisis por carencia de mascarillas, los reactivos para hacer más diagnóstico (bastoncillos de toma de muestra nasofaríngea), la falta de paracetamol en algunas regiones, o bien la incapacidad de producir suficientes vacunas o incluso oxígeno medicinal.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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