Según datos ofrecidos por Greenpeace, cada año se arrojan al mar hasta 12 millones toneladas de plástico. Entre esos vertidos, los microplásticos son particularmente perjudiciales para el mar, fragmentos no superiores a 5mm, que son ingeridos por los animales. Ya hay evidencias de que esos microplásticos se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y llegan hasta nuestros platos. Uno de los causantes del vertido de microplásticos es el sector de la acuicultura, debido a los materiales que se usan en esta industria. Las cuerdas que habitualmente se utilizan para amarrar los diferentes cubículos en los que se crían las especies no están hechas de plástico fácilmente reutilizable, y además tienen el riesgo de perderse en el océano.
Por este motivo ya se están implementando alternativas para utilizar nuevos materiales más resistentes, duraderos y biodegradables en la fabricación de estas cuerdas. Una de esas alternativas se está dando en el proyecto europeo BIOGEARS, en el que Gaiker participa. Este centro tecnológico, situado en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia, se dedica a la investigación y prestación de servicios tecnológicos e innovadores para las empresas desde su fundación en 1985. Es miembro de la Basque Research & Technology Alliance (BRTA), y hoy en día cuenta con 84 profesionales.
El proyecto europeo BIOGEARS tiene una duración de tres años (2019-2022), y busca desarrollar alternativas sostenibles utilizando materiales biodegradables y compostables. Durante el proyecto se fabricarán tres prototipos de cuerdas de acuicultura mediante nuevos materiales de origen biológico, basados en polímeros de fuentes renovables. Los biopolímeros de fuentes renovables son aquellos que no proceden del petróleo, fabricados mediante procesos químicos y biológicos a partir de sustancias de origen natural. “Estas fuentes renovables pueden ser la celulosa, el almidón y los azúcares, pero también residuos de distintos tipos como lignocelulósicos, grados o residuos orgánicos, a partir de los cuales se obtiene esa sustancia”, precisan desde el proyecto.
Las cuerdas se utilizarán en la producción de mejillones y algas, y serán monitorizadas para evaluar su rendimiento y su durabilidad en el mar. Estos elementos de sujeción se emplean durante al menos un año para realizar los cultivos y, una vez alcancen su cometido, el objetivo es lograr que, en seis meses en condiciones de compostaje, se degrade al menos el 90% del material, siguiendo la normativa vigente.
La función de Gaiker en este proyecto es la de servir de refuerzo en varias fases, como en el desarrollo de los nuevos materiales y en la monitorización de los prototipos. Según los responsables del centro, Gaiker impulsa la transferencia de nuevos materiales para fomentar la economía circular, con soluciones que ayuden a que el mercado los utilice y que activen “cadenas de valor entre productores de biomasa, de residuos, desarrollos de materiales y usuarios finales”. En definitiva, Gaiker es “un facilitador para los usuarios finales en la implantación de estas soluciones”. “Tenemos como líneas estratégicas conseguir la sostenibilidad en el desarrollo de nuevos materiales, y este proyecto tiene como objetivo utilizar materiales de procedencia natural y biodegradables”, subrayan.
Gaiker participa también en otros proyectos europeos similares a este. Entre ellos está el proyecto USABLE, que tiene como objetivo desarrollar envases y otros artículos de menaje en base a polímeros desarrollados a partir de residuos alimentarios, y el proyecto YPACK, que genera soluciones de envases con prestaciones mejoradas para usos alimentarios biodegradables. Ambos proyectos están liderados por el CSIC.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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