El centro de investigación vasco CIC energiGUNE trabaja en el proyecto BioAirBat, una investigación que pretende desarrollar baterías de metal-aire más económicas y sostenibles. Y lo hace a través de la aplicación de sistemas biológicos, en concreto, imitando el ciclo del oxígeno ligado a la respiración celular, para así desarrollar nuevos cátodos que catalicen de manera más eficiente las reacciones de oxidación que tienen lugar en este tipo de baterías.
Para ello, basándose en una investigación multidisciplinar, BioAirBat propone combinar el potencial de las biomoléculas electrocatalíticas presentes en la naturaleza con las necesidades de una batería de metal-aire, para ofrecer así una solución “radicalmente innovadora, económica y sostenible que supere los desafíos a los que la tecnología se enfrenta hoy en día”, asegura la doctora Nagore Ortiz-Vitoriano, investigadora principal del proyecto en CIC energiGUNE.
Además, desde el punto de vista de la investigación, Ortiz-Vitoriano añade que el resultado del proyecto supondrá “una excelente opción para superar las limitaciones que impiden la comercialización de este tipo de baterías, pues el uso de materiales críticos como son los metales preciosos es mucho menor”. Durante este proceso natural que pretende imitar BioAirBat, “las macromoléculas biológicas y los nucleótidos actúan como catalizadores y reservorios de energía. Por tanto, el uso de moléculas biosintéticas imitando los centros activos de estas grandes moléculas en este tipo de baterías son una excelente opción para conseguir baterías mucho más ecológicas, eficientes y seguras”, detalla la investigadora del centro de investigación vasco.
Específicamente, el trabajo llevado a cabo por CIC energiGUNE, que es miembro de la alianza vasca BRTA junto a otros centros tecnológicos y de investigación de Euskadi, se concretará en la obtención de cátodos que catalicen de manera más eficiente las reacciones del oxígeno que gobiernan las baterías de metal-aire, para adquirir, a partir de esto y según explica Ortiz-Vitoriano “no solo un mejor conocimiento de este mecanismo de reacción, sino una oportunidad para desarrollar la próxima generación de este y otro tipo de baterías, como pueden ser las baterías de flujo. En definitiva, se abre una puerta hacia baterías recargables, más sostenibles y seguras”.
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