Rikardo Bueno, se sitúa al frente del Basque Researh & Technology Alliance, enfocado a cohesionar y relanzar el conocimiento de los 16 centros científicos y tecnológicos de Euskadi
Innovación y Desarrollo de alto nivel es el que Euskadi desarrolla cada día en sus no pocos núcleos de investigación. Nada menos que 16 centros científicos y tecnológicos y CICs. Para impulsar la colaboración en este entramado investigador, Euskadi alumbró hace unos meses un consorcio científico único que bajo la marca BRTA (Basque Research and Technology Alliance) agrupa en su sede de Mendaro a 3.700 investigadores inmersos en estos momentos en más de 3.000 proyectos estrechamente vinculados a la I+D. Al frente de todos ellos se encuentra Rikardo Bueno.
De modo que le han puesto a usted al frente del BRTA para poner orden en Euskadi en materia de Ciencia y Tecnología…
Digamos más bien para coordinar e impulsar nuestra red de centros con el firme propósito de que hagamos las cosas mejor en todos los sentidos y aportemos el conocimiento necesario para que nuestras empresas sean cada vez más fuertes, eficaces y competitivas.
¿Quién forma este consorcio?
El BRTA está formado por 16 centros de investigación y tecnológicos. Los de carácter más científico son los CIC (Biogune, Biomagune, Nanogune y Energigue), los centros más orientados a un único sector serían Azti y Neiker, y el resto, los más multisectoriales, serían Tecnalia, Tekniker, Azterlan, Ceit, Ikerlan, Lortek, Ideko, Vicomtech, Gaiker y Cidetec.
Más allá de tratar de reordenar el ecosistema innovador vasco y de impulsar políticas de colaboración y cooperación entre los centros, ¿qué retos concretos persigue el BRTA?
Los grandes objetivos del BRTA para este año son tres. Por un lado, desarrollar una serie de agendas de investigación y de transferencia que nos permitan anticiparnos a los retos de futuro que tiene Euskadi y que tienen nuestras empresas. Retos tecnológicos como la digitalización, la demografía o el medio ambiente. Retos muy ligados a las necesidades de nuestros sectores industriales, pues cabe insistir en que la finalidad última de los centros tecnológicos es transferir conocimiento a nuestras empresas.
¿El segundo gran reto?
Proyectar la imagen de la tecnología vasca con un carácter internacional por un lado pero también en nuestra propia sociedad. Queremos que se sepa lo que hacemos aquí y el valor que tienen las cosas. Esa labor de divulgación científica nos parece muy importante. Y finalmente, como tercer reto, apostaríamos por las personas y por lo que podamos ser capaces de hacer para atraer y retener a los mejores investigadores a Euskadi. Reflexionar en este sentido sobre las posibilidades que tenemos para transferir todo este personal tan talentoso y formado a nuestras empresas.
¿Tecnólogos y empresarios hablan el mismo idioma?
Sí, yo creo que sí, y en ese sentido pienso que en Euskadi estamos haciendo las cosas bien. Es cierto que se podrían hacer mejor, qué duda cabe, pero estamos satisfechos y mejorando…
¿Cómo?
Midiendo y monitorizando este tipo de indicadores. El año pasado, por ejemplo, las empresas señalaron que gracias a la aportación de los centros tecnológicos incrementaron su facturación en un único año en 800 millones de euros, lo que quiere decir que por cada euro de dinero público destinado por el Gobierno Vasco a financiación de base, se están generando 12 euros extra de ingresos por parte de las empresas. Eso quiere decir que la transferencia está funcionando y que aunque a veces utilicemos diferentes idiomas o dialectos entre el ámbito de la empresa y el ámbito de la ciencia y la tecnología, en el campo más tecnológico creo que sí estamos llegando a las empresas y, además, cada vez de mejor forma.
A estas alturas, ¿podría concluirse que no colaborar ya de forma activa unos con otros ya no es una opción…?
Efectivamente, ya no lo es. Creo que todas las empresas que están trabajando en el ámbito internacional, que están exportando o que tienen un producto innovador ya están colaborando, sin embargo todavía queda bastante por hacer, sobre todo entre las empresas más pequeñas, donde quizás por desconocimiento o falta de recursos no se han lanzado. En ese sentido tenemos que ayudarlas, estar cerca de ellas y animarlas a que entren en la rueda de la innovación.
¿A qué está prestando Euskadi más atención en estos momentos en el ámbito de I+D?
El BRTA es un reflejo de nuestro tejido empresarial y ahí la Industria tiene un peso determinante, de ahí que ámbitos como la manufactura, la fabricación avanzada, la fabricación inteligente, la digitalización o la robótica están perfectamente detectados en nuestro radar. Imposible escapar a estas alturas de esa ola imparable que es la Industria 4.0.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?