Waixo es una empresa ubicada en Gordexola (Bizkaia) de apenas 6 años de vida que se dedica a la impresión en tela y busca revolucionar el sector “fabricando lo que se vende, no vendiendo lo que se ha fabricado”. La compañía ha recibido apoyo económico del Grupo SPRI a través del programa BDIH Konexio con el que el Basque Digital Innovation Hub está poniendo a disposición de las pymes la red conectada de activos y servicios de fabricación avanzada para la formación, investigación, testeo y validación.
La empresa surge en agosto de 2016 de una experiencia previa “de una aplicación móvil que personalizabas las prendas de vestir”, explica Adolfo Muguerza, gerente de Waixo. “Somos gente con alta experiencia en consultoría en el ámbito de la producción e innovación, pasamos de asesorar en piel ajena a ejecutar nuestro conocimiento en un proyecto propio, tecnológico e industrial”.
En sus inicios, la compañía subcontrataba la fabricación. A finales de 2016, se incorporan a la aceleradora de empresas, Berriup, que entra en su accionariado posteriormente. “Decidimos integrar el 100% de la fabricación para ofrecer una respuesta rápida a nuestros clientes e innovar en cada proceso de nuestro sistema productivo”.
Waixo desarrolla su acción comercial a través de canales online, apoyándose en el despliegue de acciones recogidas en su estrategia de marketing digital. El producto es tela personalizada. “Es un servicio de estampación en tela dirigido a un cliente B2B y lo hemos evolucionado a la comercialización de producto acabado, tanto telas estampadas como telas de colores lisos. Vendemos telas que no tenemos, pero que las fabricamos y hacemos llegar en 24-48 horas a precios de fabricación en serie, un claro ejemplo de Industria 4.0. fundamentada en conceptos de personalización en masa. Eso lo conseguimos con tecnologías de impresión textil, tanto sublimación como impresión digital directa”.
La empresa recibe los diseños gráficos de sus clientes “y ofrecemos 50 telas personalizables sobre las que se puede imprimir. También nos pueden enviar sus telas base. En el último año hemos entrado en competencia con empresas que tienen 49.000 referencias de tela (telas de raso, paño, pana, popelin, microfibra, satén, crepe, loneta, muselina, tejidos de punto, terciopelo, sarga, viyela, voile, tul, gasa, semisedas, tejidos técnicos…) y esperamos convertirnos en la tienda online de telas más grande del mundo en el próximo año”
Waixo genera productos virtuales con servicios de fabricación en 24-48 horas, “pagando un suplemento. Si no existe esa urgencia, en una semana fabricamos y entregamos el producto”.
Sus clientes van desde iglesias (telas para altares) hasta museos como el Thyssen-Bornemisza. “Tenemos más de 5.000. Nuestro cliente tipo es una empresa con una estructura pequeña, de una persona habitualmente, autónomos, particulares, profesionales que comercializan sus productos en plataformas de terceros y redes sociales. Igualmente contamos con clientes de referencia, grandes marcas que cuentan con nosotros por la agilidad y gestión al tener conectada la demanda directamente con nuestros equipos de impresión digital textil. Hay comercios, mercerías, tiendas de telas, agencia de publicidad que gestionan eventos… Todo lo que es tela”.
Así, la compañía vende telas a clientes que a su vez comercializan el producto a terceros o a un cliente final “para hacer unos cojines en su casa o un póster en su habitación. Donde más vendemos, a quienes nos dirigimos, es a diseñadores y marcas de moda”.
La estrategia de la empresa pasa por revolucionar la manera de fabricar prendas de vestir. “Buscamos integrar todos los procesos que se puedan automatizar y escalar, universalizar el diseño, que cada persona pueda crear su prenda tras la pantalla de un ordenador o móvil”.
Muguerza sostiene que cualquier prenda “de 39 euros hacia arriba se puede fabricar localmente bajo un modelo desintermediado y disruptivo. Es una cuestión de tecnología. Es relocalizar la confección textil bajo un modelo no seriado. En Euskadi hay marcas de moda, pero nunca ha sido un referente en el ámbito textil, siendo la moda el sector de mayor venta a nivel online, buscamos ser un proyecto tractor en este sentido. Buscamos liderar un cambio, que se fabrique en proximidad de forma unitaria, personalizada y a precios de grandes cadenas de moda. Este cambio lo haremos nosotros u otros, pero llegará, para ello hay que quitar “grasa” en toda la cadena de valor”.
La plantilla está conformada actualmente por siete personas y la I+D es clave en su proyecto. “Trabajamos en que no podamos diferenciar productos virtuales de reales. Tenemos actualmente 39.000 referencias, pero vamos a tener millones en los próximos meses”.
La ayuda del programa BDIH Konexio del Grupo SPRI se ha dedicado a la investigación en tintas funcionales. “Mediante la impresión 3D, se trata de dotar de relieve a los tejidos. Ha derivado en el desarrollo de una máquina de impresión 3D específica para esta funcionalidad. Es un tema complejo, dotar de una tercera dimensión a los tejidos que ofertamos actualmente”.
Los retos futuros de la compañía pasan por lograr que “nuestros clientes creen un producto sin levantarse de su ordenador o de camino a casa en el metro con su smartphone. Que sea algo no “estocado”, no fabricado, que no existe. Consumiendo los recursos estrictamente necesarios. Buscamos la sostenibilidad, fabricar lo que se vende, no vender lo que se ha fabricado apostando por tejidos sostenibles, reciclados u orgánicos, con certificaciones GRS, GOTS, OEKOTex y con procesos de impresión textil con tintas ecológicas”.
La empresa está inmersa ahora en la apertura de una ronda de inversión de un millón de euros “para seguir triplicando la facturación, como hemos logrado en los últimos dos años”.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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