Presenta el tamaño de una habitación y podría llegar a ‘fundir’ 260 coches al día
Es la mejor versión de hornos de la empresa, más eficiente, automático y digital que nunca
La historia de GHI Hornos Industriales se remonta a 1937 y a Galdakao, localidad vizcaína donde esta ingeniería familiar nació con vocación de diseño, fabricación y puesta en marcha de instalaciones para fusión, tratamiento térmico y calentamiento de todo tipo de metales. En todo este tiempo, la firma se ha convertido en un referente incontestable de su sector, como lo demuestra el último de sus proyectos: acaba de construir el mayor horno del mundo para producir aluminio.
Un desarrollo imponente de última generación, más automático, eficiente y digital que nunca, que podría reciclar este mineral a razón de 260 toneladas al día (el equivalente a 260 vehículos). Un salto cualitativo tan grande como las propias dimensiones de su último desarrollo. Un horno inteligente de 150 toneladas de peso, ocho metros de longitud y casi seis metros de altura fabricado al 100% en Euskadi y que sus responsables, Iñigo Guinea y José Berasategui, CEO y director general, respectivamente, confían en poder exportar ahora al mercado asiático, especialmente a países como Egipto, Irán, India, China y Japón.
81 años en la brecha y, según reconocen, con muy buena salud…
Es cierto que estamos en un momento muy interesante, tanto en desarrollo de proyectos como en situación financiera (GHI ha duplicado su facturación en los últimos dos años, pasando de 16 a 30 millones de euros). Es un contexto parejo al del sector del metal, el acero y el aluminio, donde la irrupción de la Industria 4.0 nos está permitiendo acceder a mercados donde antes no podíamos llegar y ofrecer un servicio muchísimo más completo a nuestros clientes por todo el mundo. En este sentido, la digitalización está siendo una magnífica oportunidad para que empresas medianas como la nuestra podamos crecer y acceder a todos los mercados del mundo.
¿Cómo se podría definir el mayor horno del mundo?
Por decirlo de alguna manera, podríamos decir que es como el horno que tenemos en casa pero a lo bestia. Un diseño parecido al de una habitación de nuestras casas que funde el aluminio a una temperatura de mil grados y que presenta una capacidad de 65 toneladas por colada (está preparado para realizar cuatro al día). Además, está completamente sensorizado, lo que supone disponer de entre 1.000 y 1.500 valores por segundo.
¿Esto qué significa?
Que podemos sacar el máximo rendimiento a los hornos de todos nuestros clientes y llevar a cabo un mantenimiento predictivo de cada uno, lo que significa un mayor nivel de competencia al evitar paradas innecesarias o averías.
¿Cuánto tiempo y capital han invertido en este desarrollo?
Este horno es la culminación de un proceso que comenzó hace dos años de la mano de Hazitek (programa impulsado por el Gobierno Vasco que está destinado a proyectos estratégicos y de carácter empresarial) y en el que intervinimos junto al grupo Befesa y el centro tecnológico Tecnalia. Básicamente comenzamos planteando las necesidades para mejorar los equipos existentes que teníamos los tres y a partir de ahí fuimos superando barreras y etapas hasta hoy. En cuanto al grupo humano de GHI, podemos hablar de una decena de ingenieros trabajando a tiempo completo en los últimos dos años, además de contar también con toda la red de subcontratistas que tenemos y que está formada por unas 300 personas en distintas empresas de calderería o revestimiento con las que trabajamos.
El resultado, aseguran, es un horno ‘inteligente’ más automático, más eficiente y más 4.0 que nunca. Teniendo en cuenta la velocidad a la que se están produciendo los cambios en el ámbito industrial, ¿cómo se gesta una evolución tan grande en una empresa de su tamaño?
Con mucha ayuda y compromiso por parte de todas las personas que forman esta empresa, no hay otra manera. Como decíamos antes, surgió la oportunidad de la Industria 4.0, decidimos empezar a investigar y creamos un equipo de seis personas exprofeso… Y ahí fue donde se empezaron a ver las oportunidades y la manera de ser más útiles para nuestros clientes, que al final es lo que nos permite generar valor añadido. En el fondo, el objetivo es que nuestros productos sean cada vez mejores.
Desde el plano laboral y esas 140 personas que trabajan en su sede de Galdakao, ¿qué o cuánto hay de esa Nueva Cultura Empresarial cada vez más extendida?
Somos una empresa de ingeniería de 81 años y solo tenemos personas, nada menos que 140 pensando cómo mejorar día a día nuestros productos. No en vano, el 45% de la plantilla son ingenieros, una cifra que vamos a ir incrementando a partir de ahora. En el último año hemos incorporado 50 personas nuevas, gente joven llena de ilusión y talento que nos está dando un potencial increíble. Es cierto que nos cuesta mucho encontrar el talento y la gente que necesitamos pero una vez que damos con ese perfil tan técnico, la implicación y el sentido de permanencia son notables. En ese sentido, somos grandes defensores del talento millennial, defensores de dar confianza y responsabilidad al mismo tiempo a las nuevas generaciones.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
Te interesa ¿verdad?