Alerion, ubicada en San Sebastián, diseña un producto que no depende de las señales GPS, lo que aporta mayor precisión y abarata costes
La compañía ofrece preferentemente sus servicios al sector eólico pero también tiene proyectos en el ferroviario y el petrolífero para la inspección de estructuras
“No creo que veamos las ciudades infestadas de drones. Los veo como una herramienta más para las empresas grandes”, afirma su fundador Oier Peñagaricano
La empresa ha recibido ayudas del Grupo SPRI, a través del programa Hazitek, para desarrollar un proyecto de visión artificial para navegación de drones
El sector de los drones evoluciona sin parar y en Euskadi está una de las empresas más innovadoras. Alerion puede presumir de ofrecer los únicos drones en el mundo con una navegación autónoma con un sistema láser, sin depender de las señales GPS, lo que permite mayor precisión y abaratamiento de costes.
Oier Peñagaricano (San Sebastian, 1983) es el fundador, junto a Pablo Ghiglino, de esta empresa ubicada en San Sebastián. “Siempre he estado trabajando en tecnologías de navegación para misiones espaciales alrededor de asteroides. En el espacio no hay GPS ni otras ayudas para poder localizarte bien. Tienes que navegar sin saber tu posición absoluta”, comenta. Peñagaricano ideó un proyecto para enviar drones a los tornados, con el que en 2011 montó una empresa en Estados Unidos con otro grupo de jóvenes, llamada Blackswift. “A los pocos meses conseguimos contratos con la NASA, como mandar un dron a Venus”.
En 2014, Oier Peñagaricano se desplazó a Inglaterra para realizar un postdoctorado y allí conoció a Pablo Ghiglino, quien también cursaba un doctorado en navegación espacial y estaba trabajando con drones para aterrizar en la Luna. Se enteraron que la Agencia Espacial Europea subvencionaba a startups que transfirieran tecnología espacial para aplicarla en otros usos, como la industria 4.0 o la salud. “Vimos una oportunidad de llevar nuestra tecnología de drones para una navegación más precisa”. Abandonó la empresa americana y fundó Alerion en 2015.
En la gestación se implantaron en Munich, en una incubadora de la Agencia Espacial Europea, y empezaron a buscar dónde se podía aplicar su tecnología. Una reunión con responsables de Gamesa les sirvió para cerciorarse de las grandes posibilidades de sus drones en la inspección de los generadores de los parques eólicos por sus características autónomas, sin depender del GPS. “Desarrollamos un dron para inspección autónoma de aerogeneradores: el usuario da un botón y hace todo. La ventaja es que, frente a un dron convencional, la precisión de navegación es muy alta. Te asegura datos de alta precisión y a tiempo real. No hay que introducir los datos en la nube y eso te permite abaratar costes, al tiempo que ofreces una información más rápida y eficiente”.
Producto patentado
El producto de Alerion, ya patentado y sin competidor en el mercado mundial, navega sobre la estructura que analiza. “Cuando inspeccionas unos aerogeneradores, en un 20% de los casos hay que repetir inspecciones y eso lo eliminamos con nuestro sistema de navegación láser. Hay otras empresas que usan el láser para algunas correcciones pero somos la única empresa que lo hace íntegramente”.
Alerion trabaja para empresas españolas y también en el extranjero y en 2017 logró una ayuda de 1,1 millones de euros de la Comisión Europea, a través del programa Horizon 2020, por un proyecto de drones en el sector eólico marino. Actualmente, trabajan también en otros sectores como el ferroviario o el petrolífero. “Tenemos un proyecto con Ferrovial para inspeccionar los viaductos con el fin de detectar grietas en las columnas y el tablero; otros de inspección de refinerías y submarinos; de drones con un brazo robótico para hacer arreglos en un aerogenerador o de digitalización de plataformas de oil&gas, que en este caso es sin drones. Es la versatilidad de nuestra tecnología, que no se dirige solo a los drones. También sirve para la sensorización de plataformas en entornos hostiles”.
El foco de su negocio está, en cualquier caso, en el sector eólico y en su internacionalización, aunque ya trabajan en EE UU, Mexico, Uruguay y China. “Pero queremos un despliegue más amplio y estamos ya en la vía de la implantación comercial en otros países”.
A medio plazo, apuestan por los drones manipuladores por brazos robóticos, con aplicaciones en la agricultura para la toma de muestras de árboles. “Nos sirve también para ensayos no destructivos o comprobar si hay daños en una estructura. Para esto hoy en día se utilizan ultrasonidos o rayos x pero tienes que estar ubicado a milímetros para detectar los daños. Con el brazo robótico eso lo solucionamos. Estamos todavía en el nivel de desarrollo. Pero nos gustan los retos no solucionados usando tecnologías sofisticadas”.
Alerion tiene una máxima: pensar ahora en el producto que tendrá disponible en dos o tres años. “A medio y largo plazo, en el sector eólico tenemos mucho recorrido con el brazo robótico; estamos entrando en el oil&gas, donde el entorno es muy hostil, y en soluciones que necesiten automatización y que tengan costes grandes”.
Captación de inversores
La empresa, que maneja ya un presupuesto que ronda los 600.000 euros anuales, tiene ocho trabajadores y se encuentra en plena ronda de captación de inversores para implementar un equipo comercial y aumentar sus ingenieros. “A medio plazo queremos implantarnos en Estados Unidos, Alemania, China, Latinoamérica. Hay un plan ambicioso de expansión, de internacionalización”. Mantienen una relación estrecha con la anterior empresa del fundador, la compañía americana Blackswift “y las cosas que hacemos en EE UU las hacemos con ellos”.
Peñagaricano resalta las ayudas recibidas por el Grupo SPRI, a través del programa Hazitek, que ha posibilitado desarrollar un proyecto con la empresa Vicomtech para usar la visión artificial para navegación de drones. Además tienen ayudas para otros proyectos europeos, junto a otras empresas, para optimizar el desarrollo de software y la implantación de brazos robóticos en drones.
“Nuestro know how”, enfatiza Peñagaricano “no está en construir drones sino en el software de navegación autónoma, la automatización del proceso y en el software computacional: que el ordenador pequeño que llevan sea lo más completo posible”.
Sobre el futuro de los drones, tiene claro que tendrá su nicho de mercado pero “no creo que veamos las ciudades infestadas de drones. Los veo como una herramienta más para las empresas grandes: su gran ventaja es que pueden acceder a sitios pocos accesibles de manera rápida y barata”.
Y está convencido de que es un sector aún “con mucho recorrido. Pueden solucionar gran cantidad de problemas. Pero para que sean autónomos y fiables, queda mucho aún, como ahora pasa con los coches autónomos”.
Para pymes, para diversificar mercados, becas en el extranjero, licitaciones internacionales, subvenciones a fondo perdido para afianzar la exportación, ayudas para implantaciones o formación específica en internacionalización.
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