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Entrevistas 9 julio, 2020 Emprendimiento Internacionalización Invest in Basque Country Invest in Basque Country UP Euskadi

Dos generaciones, una misma pasión

Jesús Guibelalde, fundador de IMAT, y Miguel Ángel Carrera, impulsor de AVS, encarnan los valores de la empresa vasca a pesar de pertenecer a dos generaciones distintas y liderar negocios antagónicos

Jesús Guibelalde, fundador de IMAT, y Miguel Ángel Carrera, impulsor de AVS, encarnan los valores de la empresa vasca a pesar de pertenecer a dos generaciones distintas y liderar negocios antagónicos

 

Uno fabrica bancadas de diseño para aeropuertos de medio mundo. El otro, idea artefactos imposibles para entornos tremendamente complejos como la Luna o Marte. Son Jesús Guibelalde (Legazpia, 1946) y Miguel Ángel Carrera (Vitoria,1974). Pasado y presente de la empresa vasca. Catalizadores, a pesar de no ser contemporáneos, de los valores que históricamente han definido a esa forma de hacer empresa en Euskadi: la de la palabra, el esfuerzo y el talento para salir a competir en el mundo. “Por muy lejos que éste se encuentre”, ironiza el más veterano, Guibelalde, el hombre que a mediados de los años 70 ideó un negocio vanguardista a partir del endiablado stock de 25.000 cunas que había heredado de una empresa que adquirió en aquella Vitoria de militares, curas y modestillas. Solo el ingenio impidió que aquello acabara en ruina.

Las mismas máquinas que fabricaban cilindros de hierro para alumbrar aquellas cunas infantiles pronto mutaron hacia otra utilidad, también doméstica, pero mucho más próspera, el mobiliario de diseño que ya triunfaba en los países del norte de Europa. Ahí se sitúa el germen de IMAT, convertida con el tiempo en una de las principales referencias mundiales del sector de las bancadas para aeropuertos. A día de hoy son casi 140 los países donde esta firma alavesa ha exportado su diseño y talento. “Desde México, donde hemos equipado sus 34 aeropuertos, hasta Bangkok, al que acabamos de enviar 8.400 asientos, pasando por toda la red de AENA en el Estado, Sudamérica o Egipto”, enumera el empresario.

Su colega Carrera, que bien podría ser su hijo, comparte su mismo entusiasmo y pasión. Es la “gasolina”, dice, para poder arrancar  cualquier proyecto. Ambos se conocieron recientemente en el programa Made in Basque Country (Radio Euskadi), donde compartieron micrófono, confidencias, anécdotas y proyectos de vanguardia como el envío por parte de la NASA de un vehículo robotizado a Marte donde AVS, acrónimo de Added Value Solutions y sede en Elgoibar, participa en dos elementos críticos. “El Mars Rovers lleva siete instrumentos y nosotros participamos en dos: uno que compara muestras geológicas y otro que mide el ambiente en este planeta a partir de un sensor de viento. Este desarrollo tiene una influencia crítica, pues determinará las condiciones climatológicas que posteriormente permitirán llevar a cabo nuevas misiones de aterrizaje en este planeta”, sostiene Miguel Ángel con la vista puesta en el próximo mes de agosto, cuando está previsto el despegue desde California de esta nueva aventura espacial que durará siete meses. “Espero que gracias a las 23 cámaras del rover, que tomarán imágenes por primera vez en color y en 3D, el año que viene podamos ver cómo estos mecanismos se desplegan y funcionan en Marte”, advierte el vitoriano.

Será una muesca más del llamado New Space. Una nueva era espacial desconocida desde los tiempos del programa Apolo que ahora ha vuelto a cobrar especial relevancia, y donde AVS cuenta con una envidiable tarjeta de embarque después de catorce años de solvente experiencia. ¿Pero qué hace exactamente esta pyme vasca? Responde certero su CEO: “Damos respuesta a los requisitos que demanda la comunidad científica a muy largo plazo, es decir, a 30, 40 ó 50 años…”, resuelve Carrera, responsable junto a Jon Osorio y Ricardo Diego de una criatura que lo mismo trabaja para la NASA que para el acelerador de partículas CERN o la Agencia Espacial Europea y que estos momentos se afana, entre otros muchos proyectos, en seguir construyendo propulsores espaciales en su sede de Oxford (Reino Unido) o aportar su granito de arena al futuro energético del planeta a partir de la fusión. “Es algo ya generalizado e interiorizado por todos los países del mundo y donde podremos ver resultados en unos 25 años”, advierte. Lo dicho, largo plazo. Y paciencia. “La industria científica es maravillosa, pero hay que tener mucha paciencia”, acostumbra a decir a quien quiera escucharle.

Su colega Guibelalde lo hace con esmero. Primero porque el aprendizaje continuo forma parte de su adn. Y segundo, porque necesita, y quiere, empaparse de ese nuevo carburante que Miguel Ángel y sus contemporáneos utilizan hoy en día para mover el mundo. “Es fantástico comprobar el nivel tecnológico y humanístico que esta generación trae en la maleta; para mi generación es una suerte de reconocimiento y tranquilidad”, se sincera el de Legazpia.

En una economía de carácter global como la presente, AVS es un referente claro de lo que Euskadi ha venido a denominar en los últimos años un Campeón Oculto, es decir, empresas de tamaño mediano que actúan en nichos muy definidos, donde son líderes europeos o mundiales en cuota de mercado. “Lo que hacemos es tratar de encontrar respuestas a los problemas más complejos que nos plantean los científicos, un escenario que nos permite mantener nuestro nicho de mercado, que es muy poco escalable y, por tanto, nos beneficia”, reconoce Carrera que, llegados a este punto, introduce en el debate a un país como Estados Unidos. Y afloran las curiosidades. Pues mientras que para IMAT es un mercado “más”, por momentos, incluso, a la baja –“Nos nos preocupa no estar allí porque estamos más cómodos en mercados más pequeños y fraccionados donde existen mejores condiciones  para lograr los objetivos”, reconoce Guibelalde, para AVS es absolutamente determinante.

Tal es así que el pasado año absorbió en Nueva York al que era hasta entonces su principal competidor y rival, ADC (Advanced Design Consulting), una operación con la que esta firma ha pasado a duplicar su facturación y multiplicar por seis su número de clientes. Carrera reconoce que el paso de gigante fue, sencillamente, extraordinario, pues la operación ha ampliado la calidad de su portfolio de clientes de una manera exponencial. A día de hoy, AVS trabaja para laboratorios de renombre mundial como los de las universidades de Berkley, Cornell o el Laboratorio Europeo de Radiación Sincotrón. “Por historia y liderazgo geopolítico, este país necesita ser independiente tecnológicamente y punta de lanza, necesita ser el primero en todo y mantener su posición de liderazgo. Y eso es algo que nos beneficia, por cuanto las apuestas que viene realizando en los últimos años en el campo de la Ciencia y la Tecnología (su programa espacial, por ejemplo, plantea poner una pareja de astronautas en la Luna en 2024) nos permite estar muy presentes allí. Por eso para nosotros este mercado es prioritario. Es un sí o sí porque no tenemos más remedio”, reflexiona Carrera.

Ciencia y tecnología; Innovación y desarrollo; Talento y trabajo… ¿Y la Covid? ¿Qué lección han aprendido de toda esta situación?, se les interpela. “Un montón de cosas”, comenta el ingeniero vitoriano. “Ha sido un período de introspectiva para todos nosotros donde hemos tenido mucho tiempo para pensar y aprender, por ejemplo, que habrá que racionalizar los viajes con respecto a cómo lo hacíamos antes, y que el propio concepto del trabajo ha cambiado y ha llegado para quedarse. Las miras se han ampliado por completo y en ese sentido todos tenemos muchas más oportunidades”, abunda el ingeniero.

A Guibelalde, la experiencia le lleva a compartir el diagnóstico de su joven colega pero sin perder de vista el foco de lo que considera uno de los valores fundamentales de su generación, las relaciones personales. “Las buenas cosas de la vieja escuela no se tienen que olvidar nunca por el mero hecho de considerarlas ya obsoletas o desfasadas. Hay que seguir aprovechando estas claves acoplándolas, eso sí, a los nuevos tiempos, a las nuevas tecnologías, que van a permitir consolidar esos acuerdos y contactos. Se quiera o no, el contacto humano no se puede perder porque eso significaría echar por la borda muchas posibilidades de hacer un negocio”, advierte.

En el tramo final de la charla, y a modo casi de consejo paternal, el fundador de IMAT sugiere a su joven colega, al que aventaja en casi tres décadas de carrera, que nunca se olvide de aquellos impulsos que en 2006 le animaron a crear AVS. “Habréis tenido en este tiempo momentos buenos, momentos menos buenos y momentos malos, y es posible que se vuelvan a repetir en el futuro,  pero si continuáis manteniendo el mismo espíritu, la misma ilusión y la misma capacidad que entonces, es probable que en el horizonte siempre os espere luz”. Y Carrera asiente. Dos generaciones, una misma pasión.

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